En un encuentro con el Papa Francisco, representantes de 58 universidades del continente exploraron alternativas para atender la problemática que enfrentan quienes se ven obligados a abandonar sus países de origen; dos estudiantes del ITESO trabajaron con otros seis jóvenes de las Iberos de León, Puebla, Torreón y CDMX para preparar una intervención sobre el tema 

Por Daniel Medina Jackson

Tanya Machado Alva y Alejandro Morán Rouzaud, estudiantes de Gestión Pública y Políticas Globales y de Ingeniería en Sistema Computacionales, respectivamente, fueron seleccionados por parte del ITESO para participar en el grupo de estudiantes del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) que representaron a México en el Encuentro Sinodal con el Papa Francisco: Construyendo Puentes Norte-Sur, el pasado 24 de febrero, organizado por la Universidad Loyola de Chicago. 

¿Cómo describirían la dinámica de trabajo para integrar el mensaje y las propuestas que le harían al Papa? 

Tanya: Una ventaja enorme de la virtualidad es que no importa en qué parte del mundo estés, te puedes reunir. Se me hizo muy grato ver que andábamos personas de las universidades jesuitas de todos lados. ¡Y había muchísimos temas de qué hablar! Era imposible abordarlos todos, se fueron acotando de manera muy directa, muy concisa y muy amena. 

Alejandro: Hubo mucha flexibilidad, en cuanto a cómo lo abordábamos y también por parte de quienes aportaban ideas. Fue una experiencia nueva para todos; era importante cumplir con los requisitos que se nos estaban pidiendo y, al mismo tiempo, hacerlo de una manera en que todos estuvieran cómodos.  

El requisito era presentar en tres minutos. ¿Cómo fue el reto de sintetizar todo lo que querían decir? 

Tanya: Es muy complejo comunicar de una manera efectiva tantas ideas y tanta información. Fue más una perspectiva sobre el compromiso, para tener acciones más visibles y más tangibles, invitando a una corresponsabilidad de ambas partes: estudiantes y organización jesuita, desde una perspectiva muy humanística, de amor y de promover una cultura de paz.  

Sobre el tema de la migración, ¿cuáles fueron las discusiones que tuvieron? 

Alejandro: A mí me preocupaba el acceso a recursos. No necesariamente las personas están buscando sólo un lugar nuevo; más bien están buscando oportunidades que mejoren su calidad de vida, y creo que sería una mejor estrategia ayudar a las personas que ya están en el proceso de migración. Buscar dónde se están viendo más casos de gente que se retira de los lugares donde nació, y encontrar maneras de que tengan un mejor acceso a recursos como el agua y la comida, la educación, el gas, la televisión, internet y prácticamente todo aquello a lo que estamos acostumbrados nosotros, que estamos en una posición de privilegio.   

En el mensaje al Papa se mencionaron los intereses políticos que subyacen a la falta de acción para atender la problemática migratoria. 

Tanya: Si, es una temática muy amplia. Creo que todos, en algún punto, podemos llegar a ser migrantes. Por ejemplo, en la situación de Ucrania, actualmente el presidente dijo: “Yo creo que esto no va a escalar”, y días después muchísimas personas están emigrando. También en nuestro país, actualmente, por la violencia han emigrado de muchos lugares. No es una decisión sencilla decir “quiero dejarlo todo”. Creo que lo que más me mueve en este aspecto es que muchas veces omitimos esa parte en la que, sin saberlo, algún día también podemos estar en esa situación. Ningún ser humano es ilegal: soy fiel creyente de esa idea. 

¿Qué estamos perdiendo por no atender la problemática de la migración a nivel global? 

Alejandro: Muchas veces acabamos volteando a ver a la gente que marcó historia. Personas que, para bien o para mal, en sus países, fueron parte de una fuga de cerebros. No todas las personas que hacen cambios a gran escala para ayudar a la humanidad van a venir de lugares como la Unión Europea o Estados Unidos o Canadá. Podemos perder el potencial de personas que probablemente el día de mañana encuentren la cura para el cáncer. Me entristece, más que nada, la pérdida de lo que, colectivamente, podrían sumar miles de años de experiencia. 

¿Cuáles fueron las palabras del Papa que más les llegaron? 

Tanya: Cuando dijo que aún está en dispuesto a aprender y a desaprender las cosas. En cierto punto de la vida, uno ya puede estar muy definido. Creo que es importante que, cualquiera que sea la posición de liderazgo que tengas, estés en constante construcción, porque el cambio no viene a partir de lo estático, y creo que lo dijo bastante bien. El simple hecho de no moverte va a hacer que las cosas sigan iguales. Se debe ser estudiante de absolutamente todo, y hay que tener una visión abierta para aprender de acciones pasadas que nos permitan mejorar las situaciones de hoy. 

¿Cómo convertir las expresiones de vida cristiana en políticas públicas y prácticas sociales? 

Tanya: La espiritualidad se puede vivir de muchas maneras, y creo que cada persona va encontrando lo que le sirve porque no hay una receta tal cual. Es el simple hecho de obtener acciones desde el amor, la paz y la empatía por el prójimo. Lo que me han enseñado mis docentes es a separar lo público de lo privado. Hay ciertas acciones muy puntuales: por ejemplo, cómo procuramos la perspectiva de género para asegurar una ciudad más segura aquí en Guadalajara. Darte cuenta de que no solamente está tu burbuja, tu mundo y tu persona, sino que hay mucho más, que estamos en un mismo cosmos. 

Alejandro: Creo que, dentro de las mismas prácticas de una sola religión, cada quien va a tener su propia manera de interpretarlas y ponerlas en práctica. Muchas veces los conflictos no se originan por malas intenciones, sino por malentendidos, y una de las formas más importantes de llegar en la práctica a la comprensión mutua es que la gente esté dispuesta a entender que no son las cosas tan simples como parecen, y así es más sencillo alcanzar el entendimiento con el prójimo.