Estudiantes y egresados del ITESO pusieron su “granito de arena” en el FICG para que la industria cinematográfica nacional encuentre y pueda contar más historias.


“En la primera Muestra [de Cine Mexicano en Guadalajara] los fundadores éramos fundadores, boleteros, cácaros y choferes. Todos hacíamos de todo”.

Una presentadora del FICG, Jorge Bidault, Octavio Olivares (fotografía), Alfredo Sánchez y Andrés Haro (exintegrantes de El Personal), durante la presentación del documental

Una presentadora del FICG, Jorge Bidault, Octavio Olivares (fotografía), Alfredo Sánchez y Andrés Haro (exintegrantes de El Personal), durante la presentación del documental

Lo cuenta Guillermo del Toro, cineasta tapatío reconocido internacionalmente, ante decenas de periodistas, estudiantes, curiosos y aspirantes a directores que convergen en la rueda de prensa que ofreció en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (ficg.mx) en su edición número 30.

Desde 1986, gente del cine consolidada como él ha pisado el FICG con distintas camisetas: voluntario, organizador, prensa, espectador o director en búsqueda de fondos.

Celso García, quien este año compite por el Premio Mezcal con su largometraje La delgada línea amarilla, ya ni recuerda los títulos de las tantas y tantas películas que ha visto en el festival. Durante la carrera de Ciencias de la Comunicación en el ITESO, que cursó a finales de los 90, comenzó a hacer sus primeros cortometrajes hasta que, años después, La leche y el agua ganó el Mayahuel a Mejor cortometraje en el FICG de 2007.

Ese día, los actores Joaquín Cosío y Silverio Palacios coincidieron en lo difícil que fue para ellos el guion escrito por Celso en cuanto a técnica actoral.
“Hay una poética en la historia que, al ver el resultado ahora, la acabamos de descubrir”, dijo Cosío.

“El público mexicano cada vez está abierto a nuevas historias, y cada vez hay directores con temas más diversos”, afirmó Celso.

El Personal, a escena
Rescatar ese tipo de historias es algo que también emociona a Jorge Bidault, otro egresado de Ciencias de la Comunicación del ITESO que este 2015 también compite en el FICG con el documental Con el alma en una pieza: La leyenda de El Personal, el cual se presentó con un lleno total el domingo 8 de marzo. Cuenta que ya le han pedido llevarlo a Monterrey y a Mérida y ya se proyectó en Chapala y Lagos de Moreno como parte de Documentarte, brazo del FICG.

“El documental está moviendo a la gente, que es lo que más me inquietaba a mí, que se rían, que lloren, que discutan, que le agarren la manita al de al lado”, mencionó Bidault a la puerta del Salón México del Hotel Hilton, en la que sería la función para los jurados del premio Mezcal.

El jurado que esta edición elegiría la película galardonada (hasta el cierre de esta edición no había anuncio) está conformado por estudiantes de universidades de México, Italia (país invitado de este año al festival), Inglaterra, Estados Unidos, Costa Rica, Guatemala y Cuba.

Del ITESO, Mara Álvarez, de Comunicación, y Édgar Domínguez, de Diseño, se recluyeron del viernes 6 al sábado 14 de marzo en un hotel cercano a Expo Guadalajara y no salieron de dos manzanas a la redonda. La dinámica consistió en ver las 21 películas en competencia —en promedio tres al día—y discutir con los otros 28 miembros del jurado.

“Nos sorprende como diferimos y complementamos diferentes puntos de vista críticos; hemos llegado a entendernos bastante bien”, explica Mara en medio de su descanso de menos de una hora entre las proyecciones del miércoles 11. Ese día vieron cuatro películas.

Ellos no se consideran todavía realizadores, pero sí entusiastas del cine, gracias a materias que han tomado en el ITESO como “Cine documental” o “Cine mexicano”, además de las facilidades que brinda el recientemente inaugurado Laboratorio de Comunicación y Artes Audiovisuales.

“Poder encaminar tu carrera a través de estas materias y convivir con un grupo de personas que también están interesadas te proporciona otro lenguaje y otras perspectivas cinematográficas. Tener a maestros como buenos guías es muy importante”, añade Mara.

“No es excusable que las personas que tenemos un pulso y latido del corazón no hagamos algo de lo que se necesita hacer por el cine”, asegura Del Toro. Contó que él contrata mexicanos en puestos clave: a Joaquín Cosío en la serie The Strain; a Francisco Ruiz como diseñador principal de los jaegers de Pacific Rim, o al animador Pablo Ángeles en Hellboy 2, quien en 2013 ganó el premio Rigo Mora y coprodujo La delgada línea amarilla, de Celso.

“Es labor hormiga, pero hay que hacerla. ¿Por qué produzco primeras películas? Porque hubo mucha gente que no me ayudó, pero hubo quien sí me ayudó. Cuando ayudas a alguien, te ayudas tú; eso es una realidad espiritual absoluta”. Lo dice Guillermo del Toro.

Para Del Toro, la única forma de hacer cine mexicano es contra de la estadística, en contra de los malos deseos de muchas personas. Cambiar el modelo. Ayudar a quien puedas produciéndole, cooperando económica o moralmente con sus cortos. Dijo que hay una ética mínima de hacer todos —cineastas, productores, fondeadores, espectadores— un frente común.

“El hacer narrativa audiovisual —videojuegos, películas— es una actividad absolutamente darwiniana, y si te quieres rendir al cinco para las doce, no puedes, no te puedes rendir. Pase lo que pase, que le dedicas media hora en la tarde, una hora en la mañana a pensarle, cuando estás viendo una película o comentándola, nunca dejes de ser cineasta, aunque sea en teoría todavía”. Foto FICG