James Cavallaro fundador de la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de Standford las universidades deben ofrecer espacios para que estudiantes trabajen de manera directa en los derechos humanos.

POR COMUNICACIÓN INSTITUCIONAL

Hacer visible, lo que ha sido invisible es el rol de las organizaciones civiles defensoras de Derechos Humanos para intentar resolver la crisis que se vive en la actualidad, considera James Cavallaro.

En entrevista, el ex presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y fundador de la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de Standford, señala que en México lo grave es que la crisis se ha normalizado y considera que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador está más dispuesto a reconocer las violaciones que se han cometido a los derechos humanos.

“El tema es si va a reconocer las que acontecen ahora y si va a tomar medidas para responder a esas dificultades, si va a sostener un diálogo con la sociedad civil y si aceptará la crítica”

Durante la entrevista pública realizada por el profesor Jorge Rocha del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos del ITESO, James Cavallaro opinó sobre la creación de la Guardia Nacional señalando que la militarización es un error que ha dejado miles de personas muertas, casos de tortura, de ejecuciones extrajudiciales y de desapariciones forzadas.

Jalisco es tercer lugar en desapariciones, quinto lugar en homicidios, está en los primeros lugares de feminicidios, ¿qué tienen que hacer los gobiernos para revertir esta situación?

Las respuestas son múltiples, son complicadas y van a exigir el compromiso de diversos sectores de la sociedad, no solo al Estado.

Uno de los problemas más graves en Jalisco y en todo México, cuando se trata de la desaparición forzada es la relación entre policía, autoridades gubernamentales y crimen organizado.

Lo que hay que hacer es entrar en los diversos órganos de gobierno para sacar a los corruptos, reducir y eliminar la influencia de los grupos criminales, eso es muy difícil y debe haber la voluntad política para poder acabar con esa relación tan estrecha entre la criminalidad y el Estado.

Ahí se requieren compromisos serios en otras materias como los derechos de las mujeres, ya que no solo es el feminicidio el tema de la condición de la mujer en México, hay que trabajar los temas desde las bases y las causas como el machismo y el sexismo. El primer paso es de reconocer la gravedad de la situación y después hay que articular a diversos sectores de la sociedad entre los cuales la universidad tiene un papel fundamental.

¿Cuál es el rol que deben asumir las universidades mexicanas ante esta crisis de derechos humanos?

No solo las de México sino en el mundo. Las y los jóvenes entran a las universidades con ideales, con ese deseo de luchar por la justicia, de un mundo mejor y la universidad les brinda la posibilidad de reflexionar, de estudiar, pero no suele darles la posibilidad de trabajar de forma supervisada para promover la justicia social y los derechos humanos.

Y la universidad tiene una función social importantísima, no basta formar profesionales para seguir trabajando, viviendo en nuestra sociedad terriblemente injusta. Eso tiene que ser de todos los campos de la universidad, no solo los abogados, los que trabajan en comunicación, sociología, antropología, porque cada disciplina tiene algo que aportar.

La paradoja de la formación universitaria frente a la lucha por la justicia

James Cavallaro, fundador de la Clínica de Derechos Humanos y Resolución de Conflictos de la escuela de Derecho de la Universidad de Standford, señala que los estudiantes inician su licenciatura con deseos de trabajar por un mundo mejor y que muchas veces los procesos universitarios les prueban que eso no es posible, y los orillan a inclinarse por un trabajo que siga reproduciendo el sistema social y económico que les heredamos, que recrea injusticia.

En cambio, si las y los estudiantes trabajan en asuntos relacionados con derechos humanos, la experiencia de acercarse a las problemáticas, acompañados por la universidad, les confirma que sí pueden cumplir lo que querían hacer cuando soñaron con su profesión, cualquiera que esta fuera.

Para quienes trabajan en la formación universitaria, “nos toca crear espacios para facilitar y posibilitar el trabajo social de los estudiantes, de forma supervisada. Personalmente le digo a mi hija, que les hemos dejado un buen desafío a su generación: les destruimos el planeta. Ahora, ustedes tienen la oportunidad de deshacer lo que hemos hecho en los últimos 40 años en temas de medio ambiente, derechos humanos y desigualdad”, comentó.

Por esta función universitaria de formación en derechos humanos es que creó la Red Universitaria por los Derechos Humanos, una organización internacional sin fines de lucro que capacita a estudiantes para que apoyen movimientos de justicia social en su país o en el extranjero (encuéntralos en Twitter como @unitedforrights). En esta red, el Rector del ITESO, Luis Arriaga, SJ, es integrante del consejo.

James Cavallaro explica que esta entidad “pretende trabajar en el mundo facilitando la actuación de los estudiantes de diversas universidades en los derechos humanos de forma concreta, es decir, ir más allá del estudio de los derechos humanos y trabajar en el espacio universitario los derechos humanos de la comunicación, de la sociología, de la antropología, desde varias disciplinas, porque hasta la fecha el Derecho ha tenido casi un monopolio de lo que es el activismo en los derechos humanos y no nos ha ido tan bien, podemos mejorar nuestra actuación”.