Representantes de la iniciativa privada, del gobierno y de la academia participaron en el diálogo público titulado «Voces para la resolución de conflictos y paz», convocado por la Maestría en Derechos Humanos y Paz del ITESO
En Méxicola defensa de los derechos humanos puede rastrearse hasta los años ochenta, cuando diferentes centros comenzaron a luchar por ella. Luego, en los noventa, empezaron a crearse las comisiones en la materia, nacional y estatales. Después, en los albores de los dos mil, las universidades abrieron cursos para formar profesionales con enfoque en derechos humanos. Sin embargo, con el tema de la cultura para la paz ha ocurrido otra cosa: la paz se ha dejado de lado. Con esta reflexión, Gerardo Pérez, profesor de la Maestría en Derechos Humanos y Paz del ITESO, abrió el diálogo abierto titulado «Voces para la resolución de conflictos y paz».
La actividad fue organizada por el Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos del ITESO (DSOJ) y la coordinación de la Maestría en Derechos Humanos y Paz. La encargada de dar la bienvenida a los participantes y asistentes fue Catalina Morfín, titular de la Dirección General Académica. En su intervención, calificó la escucha como un «tema medular de la vida», y dijo: «queremos escuchar estas voces, oír cómo nos interpelan a construir la paz que sea la vida entre iguales».
En sus palabras Morfín retomó las ideas del jesuita Franz Jalics, quien señalaba, dijo la académica, que «sin disposición al diálogo no es posible llegar a la verdad. Escuchando al otro es que nos conocemos. Hablar y escuchar no se trata sólo de un intercambio de opiniones, sino de encontrarnos en el otro».
Al diálogo fueron convocados Aurora Hernández, gerente de la Fundación Arriva Hospitality Group; José Mario de la Garza, presidente de la asociación civil Renace, AC; Guillermo Zepeda Lecuona, director del Instituto de Justicia Alternativa de Jalisco, y Giovana Ríos, coordinadora de la Maestría en Derechos Humanos y Paz del ITESO, todos como representantes de la iniciativa privada, el gobierno, la sociedad civil organizada y la academia.
Para la primera ronda de intervenciones, Gerardo Pérez preguntó a las y los participantes qué acciones están realizando en sus diferentes espacios para abonar en la construcción de una cultura de paz. Guillermo Zepeda explicó que están trabajando en la creación de instrumentos que permitan medir la paz positiva, ya que actualmente es más fácil medir la violencia. Señaló que desde el Instituto de Justicia Alternativa trabajan en incidir en las comunidades para generar competencias en mediación de conflictos, apostando «por una visión de derechos humanos que trascienda la seguridad y ponga la vista en la vulnerabilidad».
Aurora Hernández explicó que Arriva Hospitality Group opera en dos líneas: con sus empleados y a través de la fundación, desde donde trabajan tres áreas: salud, educación y medio ambiente. Por su parte, José Mario de la Garza expuso la labor que hacen en Renace, por un lado, para apoyar a personas en prisión en sus procesos legales y, una vez que salen, generando condiciones que faciliten su reinserción laboral, luchando contra el estigma y los prejuicios, y por el otro, brindando orientación para que las comunidades puedan acceder a la justicia y al cumplimiento de sus derechos humanos a través de juicios de amparo.
Para cerrar la primera ronda, Giovana Ríos expuso que en el ITESO todas las licenciaturas tienen en su currícula materias que propician el diálogo y la interacción constructiva para la construcción de la paz. También destacó el trabajo que se realiza desde el Clínica Jurídica Ignacio Ellacuría y el Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ.
Al referirse a los retos que enfrenta cada uno desde sus áreas de acción, Ríos Godínez explicó que, desde la academia, es un desafío lograr que más personas se interesen en generar puentes, así como despertar el interés por formarse en el tema de los derechos humanos. José Mario de la Garza señaló que, en su caso, el reto es encontrar abogados que tengan un perfil de activistas, ya que en muchas ocasiones las universidades forman profesionistas con perfiles más individualistas. Aurora Hernández contó que en su empresa buscan, en primer lugar, el bienestar y la formación de sus trabajadores, mientras que desde la fundación buscan constantemente aliados para conseguir apoyos. Finalmente, Guillermo Zepeda destacó la capacitación en materia de métodos alternativos de justicia impartida a policías y funcionarios públicos.
FOTOS: Luz Estela Álvarez