La alta comisionada de las Naciones Unidas Michelle Bachelet y nuestro Rector Luis Arriaga, SJ, dialogaron sobre cómo la pandemia agrava las desigualdades y la grave la situación de los derechos humanos en América Latina.

Hace casi un año comenzó el brote de la Covid-19 en China. El brote se convirtió en epidemia y luego devino en pandemia. A la fecha, los infectados se cuentan por millones en todo el mundo y el número de muertos alcanza el primer millón. El virus floreció en un terreno fértil y, aunque no discrimina y ha sido contraído por personas de todos los estratos sociales, es una realidad que ha afectado de manera considerable a los grupos más vulnerables de la sociedad. Por eso, es necesario conjuntar todas las voluntades posibles para revertir sus efectos, por ejemplo, en el área de los derechos humanos. Un ejemplo de cómo se pueden sumar esfuerzos desde diferentes vías es el diálogo que sostuvieron Michelle Bachelet, alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y Luis Arriaga, SJ, Rector del ITESO y presidente de la Ausjal (Asociación de Universidades Jesuitas de América Latina), en el que analizaron la situación de los derechos humanos en América Latina en el contexto de la pandemia. 

El diálogo fue conducido por Eduardo Silva, SJ, rector de la Universidad Alberto Hurtado en Santiago de Chile, quien explicó que el objetivo de estos es escuchar las inquietudes de las comunidades universitarias a través de la voz de sus líderes. Así pues, comenzó preguntando a Michelle Bachelet su opinión sobre la situación de los derechos humanos en la región en el contexto de la pandemia y a dos años de su nombramiento como alta comisionada en la materia.  

La expresidenta de Chile señaló que aun cuando ya son más de 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y es evidente el avance en muchas áreas, “ya antes del covid-19 venía habiendo un retroceso en la esencialidad de los derechos humanos. No hay un país perfecto, en todos los países hay diferentes violaciones. Hemos visto restricciones a la libertad de expresión, a la libertad de prensa; hemos visto el asesinato de defensores de derechos y de periodistas”. Explicó que la pandemia agrava las desigualdades “si

El Rector Luis Arriaga, SJ, comenzó resaltando el interés común que tienen la Organización de Naciones Unidas y la Compañía de Jesús por ampliar el ejercicio de los derechos humanos en el mundo, y en particular entre la población más vulnerable. El presidente de la Ausjal describió cómo la pandemia ha implicado restricciones en la movilidad, lo que ocasionó afectaciones en el tema económico, pero también en el acceso a la educación. “América Latina es la región más desigual del mundo, a pesar de los esfuerzos para reducir la pobreza. En una sociedad sin equidad, los avances no alcanzan a todas y todos”. 

Siguiendo en su línea inicial, Bachelet señaló que ya había una serie de desigualdades en diferentes ámbitos, y que los sectores más golpeados a partir de la pandemia y el confinamiento habían sido el de las mujeres y niñas, los adultos mayores, los indígenas y las personas con discapacidad, así como las comunidades LGBTI+, las personas privadas de su libertad y los migrantes. Señaló que se espera que 45 millones de personas se sumen a la población en situación de pobreza y se prevé una caída de 9.1 en el producto interno bruto de los países. “No hemos visto la dimensión completa de la pandemia. Desde la ONU se han venido haciendo recomendaciones sobre diferentes temas. Si bien esta situación ha llevado a los gobiernos a tomar medidas de emergencia, no se pueden limitar la libertad de expresión y de prensa. Por otro lado, hemos visto cómo ha crecido el discurso de odio y la xenofobia. Ya no podemos sólo diagnosticar, debemos proponer soluciones”, dijo Michelle Bachelet. 

Sobre las acciones que realizan las universidades confiadas a la Compañía de Jesús en  esta región del continente, Luis Arriaga, SJ, destacó la labor que realizan los centros universitarios de cada país para trabajar junto con organizaciones que defienden los derechos humanos. Destacó que la Escuela de Derechos Humanos de Ausjal ha colaborado en la formación de más de 1,600 personas y también hizo referencia al trabajo conjunto con la Red Eclesial Panamazónica. Asimismo, reiteró que las universidades jesuitas de América Latina “han emprendido un conjunto muy relevante de acciones coherentes con la Agenda 2030 de la ONU”. 

Al hacer una petición a la Ausjal, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos pidió “más datos de la desigualdad. ¿Cómo saber dónde focalizar los apoyos si no contamos bien?”, dijo Bachelet, y añadió que “las universidades cumplen un rol fundamental, pues acercan la academia con la realidad”.