Ariel Campos, secretario técnico del Consejo Estatal para la Prevención del SIDA (Coesida Jalisco), planteó en el Café Scientifique ITESO los avances y enormes retos que tienen el país y el mundo para estabilizar las consecuencias del VIH.

Ni la vacuna, ni mucho menos la cura, están a la vista. El trabajo que queda por hacer es monumental. Cientos de miles de personas fallecen cada día a causa de complicaciones derivadas del VIH, entre ellas el SIDA.

Ariel Campos

Ariel Campos

A pesar de todo esto, expertos a nivel global son optimistas e incluso están los que afirman que vivimos en la “edad de oro del desarrollo de los medicamentos antirretrovirales”, es decir, los medicamentos capaces de controlar su multiplicación hasta en el 99.9% de las personas infectadas.

El autor de la anterior frase es Ariel Campos, responsable del Programa VIH-SIDA de la Secretaría de Salud Jalisco y secretario técnico del Coesida, invitado a la sesión del Café Scientifique la noche del martes 2 de junio, en la Casa ITESO Clavigero.

Espectaculares avances científicos en los poco más de 30 años desde que se registró el inicio de esta epidemia, movilizaciones y presión ciudadanas, medidas gubernamentales oportunas (por ejemplo controlar las transfusiones o tratar a las madres para que no infecten a sus bebés) permiten hablar de una “estabilización” del VIH y sus consecuencias, las cuales en los 80 y principios de los 90 eran una sentencia de muerte y hoy están muy lejos de aquella época, ya que las tasas de morbilidad y mortalidad se han mantenido estables en México y buena parte del planeta.

“No es azar. Es producto de un extenso trabajo de investigación de científica, de desarrollo tecnológico y, sobre todo, de una movilización social, local, nacional e internacional sin precedentes”, aseguró el maestro en Salud Pública por la Universidad de Guadalajara ante cerca de 100 personas.

Entre 1984 y 1996, recordó Campos, se descubrieron y fueron descritas las células receptoras CD4 y los correceptores CCR5 (la perilla y la llave maestra con las que el virus entra al organismo, a las células de defensa).

“Esto representó el faro que guía a los marineros a buen puerto; permitió a los médicos –y nos sigue permitiendo– monitorear el curso natural de la infección, calcular el riesgo de desarrollar complicaciones y decidir el mejor momento para instaurar las mejores intervenciones preventivas y terapéuticas anti VIH”.

Los peores tiempos ya se han ido, subrayó.

“Afortunadamente esta edad oscura comenzó su fin con el descubrimiento de las propiedades anti VIH de una sustancia que en los años 60 se usó como medicamento para ciertos tipos de leucemia: la azidotimidina, pero como los norteamericanos son muy propensos a las abreviaturas, simplemente se le llamó AZT, [un antirretroviral] que actualmente conocemos como zidovudina”.

Campos aseveró, basándose en numerosos datos, estadísticas y casos concretos, que “hoy sabemos que el SIDA solo es una fase tardía de una infección muy crónica de la infección por VIH y es prevenible, con posibilidades incluso de ser revertido. Es posible evitar la infección… E incluso curarla en algún grupo muy selecto de personas, al bloquear la puerta de entrada de la célula, o al menos en prácticamente en el 99.9% de las personas controlar la multiplicación del virus en sus cuerpos al impedir su entrada, su integración al código genético, al entorpecer la multiplicación viral dentro de las células, al bloquear la salida del virus de sus células o al dar de plano al traste a su proceso de maduración”.

¿Cómo? Prevención, detección temprana, educación sexual e inversiones
“En México podemos tener la oportunidad histórica de controlar por primera vez esta epidemia”, subrayó Campos, quien tiene una especialidad en infectología por la UNAM, pero para lograrlo se tienen que seguir implementando y robusteciendo con inversión en lugar de los recortes gubernamentales que se han registrado recientemente (Jalisco invierte unos 260 millones de pesos en el tratamiento y monitoreo de la enfermedad, pero falta la prevención), una serie de pasos que han comprobado su efectividad en lugares como la Columbia Británica canadiense, modelo de combate al VIH-SIDA.

Promover la educación sexual integral en los distintos niveles educativos (sobre todo cuando se sabe que el 92% de las infecciones se da por la vía sexual); incentivar el uso continuo y correcto de condones; detectar lo antes posible a todos aquellos que porten el virus sin saberlo; respetar los derechos humanos de los pacientes; contar con servicios de salud amigables y que no discriminen a grupos vulnerables; garantizar el acceso universal, gratuito e ininterrumpido a los fármacos antirretrovirales (son altamente eficaces, pueden ofrecer una esperanza de vida de hasta 50 años) e invertir en la investigación científica interdisciplinaria, son algunos de los pasos que enumeró Campos.

Otro ejemplo de prevención y tratamiento: la profilaxis pre y post exposición (consumir antirretrovirales antes y e inmediatamente después de tener relaciones sexuales), reduce en más de un 90% la posibilidad de contagio.

Según datos oficiales, en México había en 2014 unos 170 mil casos detectados de pacientes con VIH o que ya desarrollaron SIDA; a nivel global, 19 de los 35 millones de personas que ONUSIDA calcula que viven con el virus no lo saben, un problema que urge resolver.

En México los tratamientos son gratuitos y universales, pero hay importantes sectores de la población que no llegan a ellos. A decir de Campos, solo del 26 al 32% de las personas con VIH se encuentra dentro de las metas de tratamiento del sistema de salud. El resto no, y puede perder la vida o ser fuente de futuras infecciones.

Cura, todavía no; esperanzas de vacuna y vida, sí
Saber que el uso ininterrumpido de antirretrovirales puede impedir hasta en un 96% que una persona enferma infecte a una sana incluso sin usar condón o que el estadounidense Timothy Brown oficialmente se curó del VIH después de recibir un trasplante de médula ósea, son datos esperanzadores. Actualmente no se vislumbra ninguna cura, ni a largo plazo, pero sí vidas plenas y duraderas para los pacientes, así como una posible vacuna, mencionó Campos.

“La primera luz de una vacuna eficaz se ha encendido en 2009 desde Tailandia, y esperemos mejores resultados en los años venideros”, dijo el especialista, quien reconoció que los recortes federales y estatales impiden la implementación de nuevas intervenciones, estrategias y medidas para atajar esta enfermedad. En Jalisco, solamente a través del seguro Popular se atiende a 4 mil 500 pacientes, con una inversión gubernamental de poco más de 200 millones de pesos anuales.

Otro dato significativo que alimenta el moderado optimismo de Campos ante los años venideros para los enfermos de VIH-SIDA es la inmensa cantidad de artículos científicos que se producen cada año, incluso por encima de enfermedades que afectan a más seres humanos.

Al inicio de la sesión, puso el ejemplo de la base de datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de los EEUU, todo un referente para la medicina occidental. El año pasado se publicaron 11 mil artículos sobre el VIH-SIDA; 9 mil sobre el infarto cardíaco (primera causa de muerte en el mundo); 8 mil sobre la diabetes (sexta causa); 5 mil sobre el cáncer de pulmón o 400 artículos sobre diarreas e infecciones respiratorias, las cuales matan juntas a más personas que el VIH.

o como ejemplo a la tuberculosis, la cual ha matado seres humanos desde hace 2 o 3 mil años y hoy en día cuenta con una docena de medicamentos, sobre todo después de que en el Siglo XIX Roberto Koch logró “pintar” e identificar en 1882 al agente causal de la tuberculosis (el bacilo de Koch), mientras que en 35 años hay unos 30 fármacos que controlan los efectos del VIH. Texto Enrique González Foto Roberto Ornelas