Daniela Delgadillo, egresada del ITESO, advirtió sobre los riesgos de una relación disfuncional con la comida y propuso nutrir mente, cuerpo y espíritu para alcanzar un bienestar integral

En la superficie, los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se manifiestan con síntomas visibles: atracones, vómitos, ayunos prolongados o conductas compensatorias. Pero lo que yace debajo es mucho más complejo. “El TCA tiene un significado y una función mucho más profunda de lo que se puede ver a simple vista”, explicó la nutrióloga Daniela Delgadillo Ralis, durante la ponencia “La nutrición como un camino para lograr tu bienestar integral”, realizada el miércoles 20 de marzo en el auditorio D1 del campus. 

Organizada por la Licenciatura en Nutrición y la Clínica Nutricia del ITESO, durante la charla se trataron algunos de los factores psicológicos, emocionales y sociales que influyen en la relación comida-percepción corporal.  

La nutrióloga especialista en psiconutrición señaló que, más allá de síntomas como las restricciones o el ejercicio excesivo, se encuentran pensamientos distorsionados: “Si bajo de peso tendré novio” o “cuando sea flaca seré feliz y bonita”. Debajo de estas afirmaciones están las raíces más profundas, como traumas, conflictos familiares, baja autoestima o miedo a decepcionar. 

Delgadillo Ralis lamentó que la sociedad somete a las personas, especialmente a las mujeres, a un contexto de comparación constante, donde las redes sociales, la publicidad y los estándares de belleza influyen fuertemente en la autopercepción. “Estamos constantemente bombardeados por imágenes de cuerpos perfectos, filtros, ediciones y tendencias estéticas que empujan a la persona a buscar una validación externa que, a veces, se vuelve más importante que el cuidado real y genuino de nuestra salud”, mencionó, en tanto que señaló que este fenómeno puede llevar a conductas alimentarias de riesgo que muchas veces se normalizan. 

Nutrir cuerpo, mente y espíritu 

Ante este panorama, la nutrióloga egresada del ITESO propuso una visión integral de la nutrición que va más allá de contar calorías, en la que se consideren diversas esferas de la vida y se busque un equilibrio. “Más allá de buscar que todo sea perfecto, debemos buscar el balance y que lo bueno no sea enemigo de la perfección. Es importante construir hábitos reales, flexibles y sostenibles”, indicó. 

Dos herramientas que consideró valiosas para lograr el balance son la psiconutrición y la alimentación intuitiva. Por ejemplo, en vez de preguntarse qué tiene más calorías a la hora de elegir un alimento, sería más benéfico cuestionarse qué alimento va a nutrir más.  

En tanto, recordó que los alimentos tienen funciones que van más allá de lo nutricional, como la relativa a lo social y a lo emocional. Es importante considerar todos estos componentes y no dar más peso a uno u otro, señaló la nutrióloga. “El pastel en el cumpleaños de tu mamá tal vez no te aportó proteínas, pero vino a nutrir un momento de calidad con tu familia. Es importante pensar en lo que un alimento aporta, además de solo calorías”, compartió. 

La nutrióloga también llamó a cuestionar y cambiar la narrativa social sobre el cuerpo y la belleza. “Un cuerpo no es un tema de conversación ni para dar un cumplido. Si seguimos diciendo que ‘flaca’ es un halago, reforzamos la idea de que estar delgada es sinónimo de verse bonita”, señaló. 

Asimismo, invitó a replantear el valor propio más allá del físico y a ser responsables con las críticas y comentarios negativos hacia sí mismos y a los demás, especialmente las que se refieren a los patrones alimenticios. 

 

FOTO: Zyan André