Hablar de la empresaria Marisa Lazo, cuyo negocio no es solamente una cadena de pastelerías, sino un lugar donde los empleados y los proveedores pueden crecer fue uno de los temas de investigación del PAP Mirar la ciudad con otros ojos

Por Annie Natalia Martínez Luna y David Ricardo Flores González 

A veces parecería que crecer es sinónimo de temer. Los adultos tienen miedo de dar y perder. Parecería que el modus operandi de nuestra sociedad es producir, ganar y poseer. Un sistema que nutre a pocos y se alimenta de muchos. Sin embargo, en este articulo hablaremos de un perfil que desafía el estatus quo y está redefiniendo el poder de compartir. 

La empresaria Marisa Lazo Corvera, más que una pastelera se define como una líder, aliada y agente de cambio con una filosofía desafiante: “La generosidad crea abundancia”. Dar enriquece. Dar a quien te da, a quien te podría dar y a quien jamás te regresará, pero que algún día beneficiará a alguien más.   

Nació y creció en Guadalajara, Jalisco. Marisa fue la hija mayor en una familia de seis hijos, y se refiere a sus padres como ejemplos generosos y filantrópicos. Recuerda a su padre como un penalista exitoso, quien respetaba a las personas por igual y disfrutaba de su profesión todos los días. Por su parte, la madre de Lazo no se queda atrás, pues ha atendido durante años un expendio de medicamentos en una zona vulnerable de la ciudad. 

Frente al hogar donde creció Marisa vivía Ana, su prima por el lado de los Corvera. Juntas compartieron hobbies desde pequeñas, y una pasión mutua era el gusto por los postres. Ana se fue a estudiar repostería a Francia y a su regreso instaló un horno en su cochera y comenzó a cocinar lo que había aprendido. Ella fue quien le enseñó a Lazo la receta del primer pay que vendería. 

Lazo era aclamada entre sus amistades por los postres que solía llevar a las reuniones —sin la intención de venderlos. Un día una amiga la convenció de que le vendiera un pastel. Ella accedió, con cierta pena de cobrarlo, pero su amiga no lo aceptaría como regalo, ya que deseaba regalárselo a alguien más. Pocos días después recibió una llamada para pedirle más de sus deliciosos pays de pera con almendras. Con estas primeras transacciones empezó la cadena de recomendaciones que fueron el comienzo de la primera Pastelería Marisa. 

Durante cinco años esta pastelería creció con recetas y procesos de la mejor calidad. Cerniendo tres veces la harina para lograr una mejor textura, tostando almendras para conseguir una textura crocante y batiendo dos horas la salsa de frutos rojos para la gelatina de yogurt. Procesos que conserva hasta hoy, elementos esenciales para el sabor de sus recetas que, según los clientes de antaño, nunca han cambiado. 

Al ganar entre 20 y 30 pesos por sus productos Marisa podía venderlos a cualquier persona. Mantenía un rango justo y accesible para diversos clientes, como las conocidas de la escuela de sus hijas hasta el chofer que pasaba por el pastel. Buscaba siempre que todas las partes se beneficiaran y tuvieran ganas de volver a comprar una de sus creaciones. Aquí comenzaron a florecer los principios y los ideales que hoy la caracterizan. 

 Cuando Marisa nos contó en una entrevista la evolución de sus pastelerías, lo hizo contándonos también sobre el crecimiento de sus colaboradores. Para esta empresaria, las verdaderas ganancias de su negocio son el número de personas a las que logra impactar positivamente. Por ello aquí también hablaremos de las historias de Zoraida, Gustavo y Teresa. 

Zoraida comenzó a trabajar como niñera de las hijas de Lazo cuando ellas eran pequeñas. Conforme el negocio crecía ayudó en la venta de los pasteles y pronto empezó a apoyar a Marisa como ayudante de cocina. Hoy es gerente de más de 500 colaboradores en la empresa. Cuando ambas se conocieron, Zor, como le dicen, no había terminado sus estudios, pero Marisa la animó a terminarlos y a profesionalizarse. 

Gustavo, por su parte, es un productor de huevos. Al comienzo surtía a Marisa con 360 huevos diarios, y hoy lleva a las puertas de su fábrica hasta 700 mil (Lazo, 2022). Agradecido por su relación de 30 años, Gus, como le llaman de cariño, cuenta que pudo mandar a sus hijas a estudiar al extranjero gracias a su relación de trabajo con Marisa. 

Aunado a la historia de este perfil entra Teresa, quien ingresó como cajera en una de las tiendas y hoy es la gerente de compras. En las pastelerías todas las personas tienen oportunidades de crecer, desde que ingresan saben que también hay facilidades para estudiar y prepararse en otras áreas. Eso sí, siguiendo la filosofía y los principios de la empresa. 

Lazo cuenta que hace un par de años Tere tuvo que defender a Gustavo cuando un asesor financiero le recomendó pedirle que bajara sus precios. Para Gus esto no era posible, y la solución del asesor fue pedir que cambiara de proveedor. Sin embargo, Tere actuó en contra de esa recomendación. Tere y Marisa acordaron que preferían seguir colaborando con Gustavo, aunque eso significara menos ganancias. Se mantuvieron firmes en esta postura y eventualmente el asesor comprendió que en Marisa la ganancia se mide de maneras que a veces poco tienen que ver con el dinero. 

Hasta hoy, las pastelerías colaboran con 80% de los establecimientos con los que empezaron esta cadena, apoyándose y teniendo confianza en que uno de los pilares más fuertes e importantes para la empresa es la unión. 

Vender productos que te dan un poco más de lo que esperabas. Proporcionar empleos dignos, esperanzadores, así como participar de manera activa en el empoderamiento de grupos vulnerables. Éstos son algunos de los estandartes que hacen destacar a Marisa Lazo. Incluyendo, desde luego, sus pasteles, galletas y gelatinas. 

Hoy los productos de Marisa son un referente para regalos, celebraciones y hasta la gastronomía jalisciense, pues sus recetas recuperan procesos artesanales de antaño y productos naturales de la región. Un modelo de negocios digno de estudiar y replicar. Hay infinitas posibilidades de éxito para quien busca no solamente su bienestar, sino la prosperidad colectiva. 

Annie Natalia Martínez Luna es estudiante de la Licenciatura en Gestión Cultural en el ITESO. David Ricardo Flores González es estudiante de la Licenciatura en Gestión Pública y Políticas Globales, igualmente en el ITESO. Este artículo es parte de la investigación “Marisa: la democratización del pastel” que se llevó a cabo en el PAP “Mirar la ciudad con otros ojos. Memorias e Identidades”, en el verano de 2022. 

Referencias 

Barrazas, Diego (2021). Nunca dejes de disfrutar tu empresa – Marisa Lazo. Podcasts Dementes. Consultado el 20 de junio de 2022 en dementes.mx/marisalazo/ 

Trava, Osvaldo (2021). # 126. Marisa Lazo – Shark Tank, Equidad de Género, Crecer sin Inversión y Cómo Callar Opiniones – Cracks. Consultado el 20 de junio de 2022 en cracks.la/episode/126/ 

Lazo Corvera, Marisa (24 de junio de 2022). Entrevista personal. Puede consultarse en drive.google.com/file/d/1dkWRgPzbfGRQL4L7wiLXrX_5ddR-44Ea/view?usp=sharing