Estudiantes de la materia Seminario de Métodos de Investigación II comparten con Cruce los hallazgos más significativos obtenidos al averiguar si el fenómeno del maltrato entre iguales se da en esta casa de estudios 

Por Sabina Valadez, Leslie Gudiño y Ana Karen Alonso

El maltrato entre iguales o bullying es, según lo definía en 1983 el psicólogo e investigador noruego Dan Olweus, una “conducta de persecución física y/o psicológica que realiza el alumno o alumna contra otro(a), a quien elige como víctima de repetidos ataques, situando a esta en posiciones de las que difícilmente puede salir por sus propios medios” (Defensor del Pueblo-UNICEF, 2000) [1]. Cuando pensamos en este fenómeno, propio de la vida escolar, solemos imaginar escenarios en los que están involucradas niñas y niños o adolescentes que por su corta edad carecen de recursos para poner fin al maltrato. Pero ¿es el bullying un fenómeno que se da exclusivamente entre menores? La universidad es otro entorno educativo en el que el alumnado encara un proceso de formación en una etapa vital de mayor madurez. ¿Existe el maltrato entre iguales entre estudiantes de nivel superior?  

Sabina Valadez, Leslie Gudiño y Ana Karen Alonso, estudiantes de segundo semestre de la carrera de Psicología, formaron parte del grupo de investigación que estudió el fenómeno durante el semestre Primavera 2022 en el marco de la asignatura “Seminario de Métodos de Investigación II”. 

«Nos planteamos esta pregunta para averiguar si el fenómeno del maltrato entre iguales se da en nuestra propia casa de estudios: ¿Se presenta el bullying en el ITESO? Y en caso de que así fuera, ¿cuáles son sus características? ¿De qué maneras se manifiesta? Y ¿qué roles adoptan los estudiantes involucrados?».

Como parte del ejercicio de investigación, debíamos integrar en nuestro diseño metodológico herramientas de investigación cuantitativas y cualitativas. Comenzamos explorando el fenómeno en el contexto itesiano con la aplicación de una encuesta. El cuestionario empleado en dicha encuesta se adaptó del «Questionnaire on Harassment among University Students (QAEU)» (Martínez, Méndez, Ruiz y Cerezo, 2020) [2]. Este instrumento está dividido en tres secciones que sirven para identificar distintos tipos de maltrato ejercido, sufrido u observado. Es decir, el cuestionario permite explorar no solo distintas modalidades en las que se presenta el bullying (físico, sexual, social, verbal, cibernético y/o psicológico) sino los roles adoptados por las personas encuestadas. 

En la encuesta participaron 110 estudiantes de licenciatura del ITESO, de los cuales 80 eran mujeres, 29 hombres y una persona que no se identificó como ninguno de los anteriores.  El rango de edad de las personas encuestadas iba de los 18 a 26 años. 

La investigación realizada es apenas una aproximación al fenómeno del bullying en el ITESO; fue un ejercicio exploratorio que introdujo a las estudiantes en el quehacer investigador, pero también en la complejidad y la urgencia de atender un fenómeno indeseable que acontece aparentemente de manera casi natural ante los ojos de la mayoría. 

Cuando se preguntó de manera general si la persona encuestada había sufrido bullying durante su estancia en el ITESO, obtuvimos 13 respuestas afirmativas (11.8%) frente a 97 respuestas negativas (88.18%). Es decir, descubrimos que el fenómeno del maltrato entre iguales sí se da en el ITESO, pero que su presencia es aparentemente poco frecuente, según la experiencia de la población encuestada. Y decimos que aparentemente poco frecuente porque cuando se cuestionó sobre el fenómeno como algo que se observa o que se lleva a cabo, las cifras fueron significativa y asombrosamente distintas. A la pregunta “¿En alguna ocasión he agredido a algún compañero/a/e?”, 21 personas (el 19.1% de la población encuestada) reconocieron haberlo hecho, frente a 89 que declararon lo contrario. Lo más asombroso fue que 61 personas (56% de las encuestadas) declararon haber observado algún tipo de agresión a compañeros en la universidad. Es decir, en este caso más de la mitad de las personas encuestadas dieron cuenta de la presencia del bullying como un fenómeno que si bien posiblemente no han ejercido ni sufrido, sí han observado. 

Esta disparidad en las respuestas obtenidas llamó la atención de las investigadoras. “Se me hizo muy interesante el hecho de que, a pesar de estar en una misma institución, las personas perciben el bullying de manera diferente. Depende mucho la manera de relacionarse el uno con el otro, la manera en la que se percibe algo como una broma a cuando ya se llega a considerar acoso escolar”, señaló Leslie Gudiño. 

Los resultados de la encuesta señalan que el maltrato entre iguales está presente en nuestra universidad, que al parecer hay más personas agresoras que víctimas y que el número de observadores de las agresiones supera claramente a los dos roles anteriores. El hallazgo fue revelador y fuente de nuevas incógnitas: ¿Es posible que haya muchas más personas víctimas y victimarios pero que no se reconozcan en esos roles? ¿Cómo experimentan el maltrato las personas que son víctimas de algún tipo de bullying en el ITESO? Si el número de observadores del fenómeno es tan amplio ¿qué hacen estas personas frente a las situaciones de maltrato? 

Todas estas preguntas fueron la base de la siguiente etapa de la investigación que se valió de un grupo de enfoque para suscitar entre las personas participantes una discusión en torno a la presencia y características del maltrato entre iguales en el ITESO. En el grupo participaron cuatro estudiantes: dos de ingenierías, una de la carrera de psicología y el último de la carrera de negocios. El rango de edad fue de los 18 a los 24 años. 

Los testimonios de las personas que participaron en el grupo de enfoque fueron contundentes, y aportaron información cualitativa que corrobora y complementa los datos de la encuesta. El maltrato verbal -que consiste en agredir con palabras a la víctima, refiriéndose de manera despectiva hacia ella, poniéndole apodos que la hagan sentir incómoda, crear rumores, amenazar o insultar (Universidad Internacional de Valencia, 2022) [3] y el maltrato social -donde los agresores tienen el objetivo de que la víctima no forme relaciones sanas, excluyéndola, ignorándola o poniendo a los demás en su contra (Frías y Santoyo, 2014) [4] son dos formas de bullying presentes en el ITESO. Las investigadoras señalan, con base en los argumentos expresados en el grupo de enfoque, que el maltrato verbal en este contexto incluye además elementos de discriminación por clase social. Participantes del grupo de enfoque señalaron haber sido objeto de reiteradas agresiones verbales por su forma de vestir, su forma de hablar, el color del tinte de su cabello o incluso por tener una edad superior a la de la mayoría. “Hablar de las desigualdades sociales es difícil, se necesita valentía y fuerza para alzar la voz ante las injusticias”, ha dicho Sabina Valadez, recuperando los aprendizajes del proceso de investigación. 

La investigación realizada es apenas una aproximación al fenómeno del bullying en el ITESO; fue un ejercicio exploratorio que introdujo a las estudiantes en el quehacer investigador, pero también en la complejidad y la urgencia de atender un fenómeno indeseable que acontece aparentemente de manera casi natural ante los ojos de la mayoría. 

“Es común que la gente piense que el acoso escolar se vive en los años de primaria, secundaria o incluso bachillerato, pero casi nadie habla de quienes sufren bullying en la universidad. Me parece importante que visibilicemos la existencia de víctimas del acoso escolar universitario. Generalmente no nos animamos a comentar las situaciones difíciles por las que pasamos y menos si son situaciones que involucran humillaciones o algún tipo de acoso. Por eso creo que es importante comenzar a hablar de ello, no solo para que las víctimas de acoso universitario sientan que no están solas sino también para que pueda haber una disminución del fenómeno porque entre más conciencia haya en este tema las víctimas pueden obtener más apoyo y entre más apoyo haya para la víctima menos seguridad va a tener el agresor”, declaró Ana Karen Alonso. 

Agradecemos a la profesora Paloma Paredes Bañuelos su apoyo e inspiración para animarnos a escribir esta nota y acompañarnos durante el proceso de la investigación.

[1] Defensor del Pueblo – UNICEF. Cristina del Barrio, E. Martín, I. Montero, L. Hierro, I. Fernández, H. Gutiérrez y E. Ochaíta. (2000). Violencia escolar: El maltrato entre iguales en la Educación Secundaria Obligatoria. https://www.bienestaryproteccioninfantil.es/imagenes/tablaContenidos03SubSec/2000-01-Violencia-escolar-el-maltrato-entre-iguales-eso(1).pdf 

[2] Martínez Ramón, J. P., Méndez Mateo, I., Ruiz Esteban, C., y Cerezo Ramírez, F. (2020). Validación y fiabilidad del Cuestionario sobre Acoso entre Estudiantes Universitarios (QAEU). Revista Fuentes, 22(1), 88–104. https://doi.org/10.12795/revistafuentes.2020.v22.i1.08 

[3] Universidad Internacional de Valencia. (25 de mayo de 2022). Las diversas formas de bullying: físico, psicológico, verbal, sexual, social y ciberbullying. Universidadviu. https://www.universidadviu.com/es/actualidad/nuestros-expertos/las-diversas-formas-de-bullying-fisico-psicologico-verbal-sexual#bullying-verbal 

[4] Frías Martínez, S. y Santoyo Castillo, D. (2014). Acoso escolar en México: Actores involucrados y sus características. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (México), XLIV (4), 13-41. https://www.redalyc.org/pdf/270/27032872002.pdf 

Leslie Jovana Gudiño Segoviano es alguien que desde pequeña ha disfrutado de la escuela y ahora lo hace aún más porque está estudiando lo que le gusta. Le agrada conocer a otras personas y también permitir que la conozcan, aunque en un principio puede llegar a ser un tanto reservada. Le gusta ver series de misterio, tejer y echar chisme con sus amigos. 

Ana Karen Alonso Bustínzar es una persona tranquila que prefiere quedarse en casa a leer un libro, escuchar un buen podcast que contenga información enriquecedora y reflexionar sobre la vida. Encontró mi pasión en la psicología ya que le gusta cuestionarme sobre las conductas y sentimientos que las personas llegan a tener, por lo que se considera una persona bastante segura de lo que está estudiando y de su capacidad para ejercer la profesión en el futuro. 

Sabina Valadez Espinoza estudia Psicología como segunda carrera, la cual eligió porque es mamá de un niño con autismo y se ha enfrentado ante una sociedad que no es empática con las personas de condiciones y características diferentes a las “normales”. El mundo de la investigación fue su primer punto de interés ya que cuando diagnosticaron a su hijo no había mucha información sobre el tema.