Durante la Cátedra Pablo Latapí, cuya sede en esta ocasión fue el ITESO, especialistas coincidieron en que el fin de la investigación educativa es la transformación de la realidad mediante la creación de políticas públicas y la participación ciudadana.

POR GUSTAVO ABARCA

La investigación educativa tiene dentro de sus pilares aportar a la construcción de una sociedad informada y, sobre todo, transformar la sociedad en la que se vive, coincidieron especialistas en el marco de la Cátedra Pablo Latapí.

Durante el panel “La relación de la investigación educativa y la política pública a la luz de la obra de Pablo Latapí”, celebrado el pasado 30 de agosto, Sylvia Schmelkes, consejera de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), destacó que uno de los aportes de la obra de Pablo Latapí Sarre es que “nos enseñó a hacer investigación educativa”.

En este sentido, la consejera del INEE destacó que “el investigador educativo debe estar comprometido con la sociedad en la que vive”, y agregó que ese compromiso debe ser “una motivación transformadora”.

De esta manera, Sylvia Schmelkes destacó que la “investigación educativa es un instrumento para llegar a la justicia social”, y que una de las aplicaciones más visibles de esta labor es la creación y la subsecuente aplicación de políticas públicas que tengan como intención la mejora de la calidad de vida de las personas.

Schmelkes señaló que hay avances en este tenor, ya que la sociedad “es menos engañable”, y cada vez más organizada, a pesar de que la participación de académicos se da más de manera individual que de manera colectiva.

Gloria del Castillo, directora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en México, destacó la importancia del cambio de políticas públicas en materia educativa.

Sin embargo, enfatizó que antes de pensar en crear una nueva política pública, es necesario “conocer el pasado y la trayectoria que han tenido las políticas públicas para poder construir una decisión”, lo que lleva al cambio en lo que se ha llevado a cabo.

Este cambio o modificación, tiene que ver, desde el punto de vista de la investigación educativa o de la creación de políticas públicas, “no casarnos con una ruta de investigación”.

Del Castillo planteó que si se tiene la intención de que la investigación y las políticas públicas ofrezcan elementos para la toma de decisiones, “se requiere de una mirada analítica, puesto que un cambio abona a visibilizar, conceptualizar y operacionalizar el cambio de políticas. Sin embargo, una de sus limitantes es que este cambio no siempre distingue los cambios políticos”.

De este modo, “estamos en un momento para valorar la reforma educativa, en el que es necesario revisar lo que podría continuar y qué debe sustituirse, en función de los resultados que ya se tengan. Para esto, se requiere producción de conocimiento e información muy pertinente”.

Arcelia Martínez Bordón, académica de la Universidad Iberoamericana (Ibero) Ciudad de México, expuso sobre la relación entre investigación educativa y generación de políticas que debe partir de las características de la investigación, su difusión, los usuarios potenciales y el contexto en el que fue desarrollada.

Sin embargo, hay un gran reto que radica en que “no siempre es suficiente producir un dato, sino que es necesario saber qué hacemos con ese dato”.

En la actividad también participó Roberto Rodríguez, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien abordó su experiencia en la divulgación de investigación educativa y su trabajo con Pablo Latapí.