Durante mucho tiempo, la enseñanza del Derecho consistió en memorizar máximas. Aprenderse leyes, incisos, jurisprudencias. Y aunque sigue siendo importante manejar toda esa información, hace un par de décadas el ITESO decidió apostar por otro modelo, uno que ponía a sus estudiantes frente a la realidad para que aprendieran también la cara humanizada de la búsqueda de la justicia. Así nació la Clínica Jurídica Ignacio Ellacuría, SJ, que desde hace 20 años cumple un doble propósito: formar de una manera diferente a los estudiantes del ITESO y, al mismo tiempo, acercar la justicia a personas que, sin este apoyo, están indefensas ante el sistema judicial.
El pasado 4 de octubre acudieron a la Casa ITESO Clavigero autoridades universitarias y quienes fundaron y han coordinado o colaborado con la Clínica Jurídica del ITESO. Para celebrar el proyecto que ha contribuido a la formación de redes para la construcción de una sociedad más justa con tres pilares principales: la defensa de los derechos humanos, la cultura de paz y la perspectiva de género. Claudia Ibette Estrada, actual coordinadora de la clínica, hizo un recuento histórico de las diferentes etapas del proyecto, desde su nacimiento en abril de 1998 en la colonia Echeverría y su paso por la plaza Tapatía, hasta su ubicación en el campus.
Destacó que la clínica ofrece una atención interdisciplinaria que a la par de la asesoría legal, brinda atención psicológica porque el objetivo es “restaurar la vida de las personas y garantizar sus derechos desde los principios de igualdad y no discriminación”. También destacó las certificaciones que han recibido por el Centro de Justicia Alternativa para actuar como mediadores en la resolución de conflictos y el modelo de justicia itinerante que los ha llevado a brindar servicios en diferentes espacios, como Polanco y La Colmena.
El Rector Luis Arriaga, SJ, destacó que la tarea que realiza la clínica es “un trabajo cuyas aportaciones inciden de manera concreta en la experiencia de vida de las familias”. También puso en relieve que desde el bufete se ofrece una enseñanza orientada a la búsqueda de la verdad y que “es una respuesta decidida y pertinente de la universidad” a una realidad que aqueja a la sociedad.
La justicia cotidiana
El festejo incluyó también el panel “La pertinencia del servicio social en la justicia cotidiana”, que convocó a Dosia Calderón, Oficial Senior para América Latina y El Caribe de Girls Not Brides; y las académicas Giovana Ríos y Stephanie Calvillo.
Dosia Calderón, quien fue profesora e integrante de la Comisión para la Atención a la Violencia de Género en el ITESO, señaló que el modelo de la Clínica Ignacio Ellacuría, SJ, se inspira en la enseñanza de la Medicina y fue una manera de poner a prueba en la práctica las teorías jurídicas. Explicó que este modelo propicia el fomento de valores como la ética, los derechos humanos, el acompañamiento de profesionales sensibles y comprometidos y una manera de forzar al derecho a dar respuestas a situaciones muy concretas y en ocasiones extraordinarias “formando defensores de los derechos humanos, formando estudiantes de una manera no convencional”.
Por su parte, Giovana Ríos explicó que el concepto justicia cotidiana se refiere a la solución de conflictos en materia civil, laboral y administrativa, así como la llamada justicia de proximidad. Dijo que de 2014 a la fecha se ha avanzado en proyectos de justicia alternativa que buscan facilitar el acceso a las personas a través de estrategias de mediación y negociación.
Al cierre del panel, Stephanie Calvillo habló de la importancia de la seguridad social y la necesidad de garantizar que el grueso de la población acceda a ella. Puso sobre la mesa la inminente crisis en el tema de pensiones y añadió que es necesaria una reforma laboral y de seguridad social para ampliar el concepto de empleo, que actualmente deja fuera a muchas personas.