La videoconferencia “Justicia y esperanza después de Ayotzinapa” presentó, desde la voz de expertos, propuestas para transformar México a partir de la tragedia.
Siete meses han pasado desde que Ayotzinapa volcó los reflectores del mundo sobre México. La desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos agudizó la actual crisis nacional.
La versión oficial de su paradero no termina por convencer a los padres de los normalistas, quienes se han convertido en activistas de su propia causa, y las interrogantes son muchas. Luego de siete meses de búsqueda e indignación, ¿qué sigue?
La videoconferencia “Justicia y esperanza después de Ayotzinapa”, transmitida desde la Ibero de la Ciudad de México a varias universidades jesuitas, entre ellas el ITESO, mostró el pasado miércoles 22 de abril algunas propuestas en voz de dos expertos.
El diálogo entre Raúl Vera, Obispo de la Diócesis de Saltillo, y Juan Luis Hernández, SJ, director del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana de Puebla, planteó la necesidad de visualizar alternativas políticas frente al momento que vive el país. La pregunta fundamental, según Hernández, es: “¿Qué va a pasar en México?”
“Vivimos en México una situación muy grave, la clase política está llena de cínicos y enfermos del poder”, complementó Vera. Experimentado promotor de la defensa de los derechos humanos, aseguró que el Estado mexicano prioriza las políticas de exterminación o eliminación de personas. “El ejército ha creado una dinámica violenta en el país”, afirmó Vera.
Acciones políticas para cambiar el presente de México
Juan Hernández propuso seis pasos que los ciudadanos deben trabajar para alcanzar un cambio político: 1) Que el Presidente de la República sea sujeto a juicio político; 2) Una nueva Constitución, porque la actual es compleja e incluso contradictoria; 3) Una educación con modelo pedagógico de aprendizaje situado, para que se aprenda de la realidad. 4) A partir del caso Ayotzinapa, conseguir la tipificación como delito de la desaparición forzada de personas; 5) Empujar un modelo de política frente a las drogas que se distancie de la política prohibicionista de los Estados Unidos, y 6) Contagiar a ciudadanos para que la sociedad se empodere.
Hernández invitó a quienes vieron la conferencia en los distintos campus a “mantener la esperanza con la memoria”, y Vera a “pensar y enunciar en presente, no en futuro”.
El analista político y el sacerdote coincidieron en la idea de una sociedad civil empoderada y vigilante del estado de derecho.
“Los políticos mexicanos no son más o menos corruptos que los del resto del mundo; la diferencia no son ellos, somos los ciudadanos los que en las sociedades hacemos el cambio. No esperemos que cambie la política partidaria y que cambien los partidos, nosotros somos lo que tenemos que cambiar y cambiarlos; no esperemos que venga un mesías político a salvarnos”, afirmó Hernández.
Texto Octavio Covarrubias Foto Luis Ponciano