El ITESO conmemoró con una misa los 458 años del fallecimiento de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, un par de días antes de la fecha en que se celebrarán los 200 años de la restauración de esta orden religiosa.

En lugar de vivir con triunfalismos el Bicentenario de la Restauración de la Compañía de Jesús, el 7 de agosto, el ITESO, universidad que forma parte de la extensa red global de instituciones educativas confiadas a esta orden, debe ser plenamente consciente de la “gran tarea” que tiene por delante: trabajar por la transformación del mundo.

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El jesuita Luis Octavio Lozano afirmó lo anterior durante la eucaristía en memoria de San Ignacio de Loyola que se celebró al mediodía del martes 5 de agosto en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ del campus ITESO, donde se reunió más de un centenar de universitarios para recordar el fallecimiento del fundador de los jesuitas.

“Si nos dejamos llevar por el espíritu podremos llegar muy lejos; nos necesitan más allá del Periférico [donde se ubica la universidad]. El ITESO va más allá del ITESO”, dijo Lozano, quien recordó que la misa también era la antesala de las celebraciones en torno a la restauración de la Compañía en México y otras partes del mundo, la cual, después de ser disuelta completamente en 1773 por orden del Papa Clemente XIV, fue restituida el 7 de agosto de 1814 por el Papa Pío VII.

Lozano añadió que la universidad y la orden deben preguntarse permanentemente cómo pueden seguir aportando a la mejora de la sociedad, y subrayó que San Ignacio de Loyola sabía que tenía que hacerlo junto a otros, una de sus principales enseñanzas.

A manera de epílogo de la celebración eucarística, el padre Jesús Vergara, SJ se puso de pie para compartir a los presentes una de las frases de San Ignacio que más le gustan y que considera reflejan su filosofía: “Pedir conocimiento interno de tanto bien recibido, para que yo enteramente reconociendo, pueda en todo amar y servir”. Texto Enrique González Foto Roberto Ornelas