El ciclo escolar 2022-2023 quedó formalmente inaugurado con la Lectio Brevis impartida por Juan Carlos Silas. Durante la lección, el académico reflexionó sobre el momento coyuntural que vive la educación tras la pandemia por Covid-19
La injusticia, la violencia y, en general, los problemas de la sociedad son objeto de la universidad tanto como la formación de profesionales. La comunidad universitaria del ITESO está llamada a alzar la voz frente a la injusticia, a ser agente de paz en los contextos de violencia y a construir esperanza ante la desesperanza. Así lo afirmó Alexander Paul Zatyrka Pacheco, SJ, rector del ITESO, durante su mensaje posterior al inicio formal de clases marcado por la Lectio Brevis.
Juan Carlos Silas Casillas, coordinador del Doctorado interinstitucional en Educación del ITESO, impartió la lección inaugural del ciclo escolar Otoño 2022, titulada «Un preludio para la nueva educación», en la que habló acerca de cómo la educación «pospandémica» implicará «dialogar en torno a la resolución de problemas, usando conocimientos sobre los que se reflexionó de manera conjunta para la búsqueda del bienestar común».
Ante ello, Zatyrka conminó a los universitarios a hacerse cargo de la nueva realidad y a no quedar inmovilizados en el dolor, el lamento y la denuncia. «Frente a los problemas, utilicemos el conocimiento, los recursos de la universidad, nuestra creatividad y nuestro compromiso histórico para proponer soluciones. Trabajemos con todo nuestro empeño por la paz con justicia», apuntó.
Ver hacia el pasado para construir el futuro
En su mensaje, Silas Casillas señaló que, a lo largo de la historia, el concepto de escuela ha sido cambiante. Sus raíces etimológicas griegas la atan al tiempo libre, pensado por Aristóteles como un momento del día dedicado al crecimiento espiritual, al ocio creativo y reflexivo y al aprendizaje de cosas relevantes y formativas.
La filosofía alemana retomó este concepto con el Bildung, que se refiere a la formación o el cultivo de uno mismo «para lograr la armonización entre la mente y el corazón del individuo y vincular la identidad individual dentro de la comunidad», dijo el académico del Departamento de Psicología, Educación y Salud (DPES).
Alexander Paul Zatyrka Pacheco, SJ, rector del ITESO.
Ambas acepciones abonan a lo que se entiende por escuela en la actualidad: «El uso reflexivo del tiempo libre que nos ayuda a ser mejores personas, no sólo para nosotros mismos, sino también para los demás», mencionó Silas.
Recordó que en Prusia se gestó, cercano al inicio del siglo XIX, un sistema educativo que ya contemplaba la separación de los niños de acuerdo con su edad, la división de contenidos por años escolares y un intento por la homogeneización de la instrucción en todas las escuelas del territorio. Ese fue el modelo que, con sus virtudes, fallas y evoluciones, permaneció hasta finales de 2019, «cuando un virus vino a trastocar la vida, las naciones y la manera en que vemos a la escuela, el aprendizaje y las comunidades», añadió el académico.
Señaló que la pandemia por Covid-19 obligó al traslado de la escuela a los hogares y trajo consigo tres cambios fundamentales: la relevancia que cobró el contenido por encima de procesos y procedimientos y el auge exponencial de las plataformas de comunicación para la promoción del aprendizaje, son dos de ellos.
El tercer gran cambio fue «valorar la utilidad que tienen los aprendizajes escolares en la vida cotidiana de las personas. Se puso una mirada más minuciosa en lo que se aprendía y la utilidad de esos aprendizajes. Casi como un cálculo de costo/esfuerzo – beneficio», dijo.
A más de dos años de iniciada la contingencia sanitaria, ya es posible reflexionar sobre las acciones emprendidas y evaluar los impactos. Tomó como ejemplo diversos estudios, algunos de ellos trabajados desde la planta académica del ITESO, que apuntan a que el aprendizaje en la pandemia significó el desarrollo de nuevas habilidades para los estudiantes universitarios.
Sin embargo consideró valioso el momento actual para que la escuela construya su futuro, a partir del reconocimiento de su pasado.
Renacimiento 2.0: la nueva universidad
En su mensaje, Silas señaló que el contexto actual presenta dificultades en lo económico, ecológico, sanitario, laboral y en los patrones de convivencia. «Las maneras de relacionarnos se modificaron, las inequidades se exacerbaron y hay sectores de la población que han provocado violencia, misma que parece normalizarse, lo que representa un camino peligroso como comunidad», mencionó.
En ese contexto, el académico propuso que la nueva universidad «deberá caracterizarse por ser lo más incluyente y convivencial posible, en el sentido más amplio posible y lo más pronto posible. Ahora la escuela tiene la necesidad de convertirse en un lugar de encuentro en el que se da una polifonía que dé cabida a más expresiones».
«Tal vez este momento ‘pospandémico’ sea nuestra transición a un Renacimiento 2.0. Tal vez, sólo tal vez, estemos pasando a una nueva manera de existir, de aprender y de relacionarnos. Tomemos este momento para vivir este renacimiento libre de violencia, centrado en la armonía, el cambio propositivo; provocador de reflexiones, de inventos; creador de expresiones artísticas, rescatando nuestras historias y creando nuestra historia», compartió el investigador.
Zatyrka respondió a la disertación de Silas señalando que a las universidades corresponde contribuir a la formación de excelentes profesionistas y de mujeres y hombres para los demás y con los demás, convirtiéndose además «en un ágora que propicie el diálogo sobre los asuntos públicos, particularmente en estos momentos difíciles que sufre el país».
Coincidió con el académico en el sentido de que a las escuelas de todos niveles les corresponde ser lugar de encuentro «donde se respeten, entiendan y convivan las personas, las ideas, las perspectivas, las emociones, las percepciones, las capacidades y las voluntades». Y, en ese sentido, señaló que a la universidad toca propiciar espacios de diálogo, que abonen a la reconstrucción del tejido social.
Juan Carlos Silas, Catalina Morfín, Alexander Zatyrka, SJ, Eneyda Suñer y Paulo Silva.
Recordó que esta visión de la universidad resuena con el enfoque educativo de la Compañía de Jesús, que en sus Preferencias Apostólicas se propone acompañar a la juventud en la creación de un futuro esperanzador.
«Las instituciones de educación superior deben de ser lugares para fortalecer nuestro trabajo de incidencia socioambiental, de construcción de alternativas concretas para hacer frente a las diversas crisis que nos aquejan y, muy especialmente en estos momentos, para buscar la paz con justicia en un país herido como el nuestro», apuntó.
Desde hace siglos, la Lectio Brevis marca el inicio de un nuevo ciclo escolar en las universidades jesuitas de todo el mundo. Traducida como «lección breve», corre a cargo de un integrante de la comunidad académica de la universidad, invitado a compartir una reflexión que hable de los retos presentes y futuros de cualquier aspecto relacionado con el quehacer universitario.
Estuvieron en el presídium Catalina Morfín López, directora general académica; Eneyda Suñer Rivas, como representante de profesores en el Consejo Universitario, y Paulo Silva Tostado, alumno de Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, a nombre de los estudiantes de Licenciatura en el Consejo Universitario.
FOTOS: Luis Ponciano