“Imaginaciones del porvenir: México en sus jóvenes” fue el tema de la Lectio brevis del periodo Otoño 2016.

Para Rossana Reguilo, ver una esperanza en el país de las 27,659 personas desaparecidas, el país con más muertos que Afganistán e Irak, consiste en mirar al México que somos a través de sus jóvenes. Y en ellos imaginar y traer el porvenir.

Lectio

“Ser parte del porcentaje con educación superior, con accesos y con horizontes de futuro (el 30% de los jóvenes mexicanos), no es una suerte. Es una enorme responsabilidad, una oportunidad y un desafío”, afirmó la profesora.

Ella se dirigió a los cerca de 1,800 asistentes a la Lectio Brevis, el martes 23 de agosto en el Auditorio Pedro Arrupe.

El ITESO, como toda universidad jesuita alrededor del mundo (son 228), inicia formalmente sus ciclos educativos desde hace siglos con este discurso, que consiste en una reflexión expuesta por algún integrante de la comunidad académica de la universidad en la que se plantean la filosofía, los retos presentes y futuros y las expectativas ante un nuevo periodo de clases.

Reguillo eligió el tema “Imaginaciones del porvenir: México en sus jóvenes” en la ceremonia presidida por la Directora General Académica Gisel Hernández y José Morales, SJ, Rector del ITESO, quien también dirigió un mensaje.

“Los estudiantes universitarios, y en particular de una universidad jesuita, tienen ante sí una serie de retos que  han de afrontar por medio de la verdad que tratamos de construir en el ITESO cuando adquieren un nuevo aprendizaje”, destacó el jesuita, señalando la pobreza, el aumento de la violencia y la fragilidad del planeta, como los tres más importantes.

Dignidad, diferencia y desigualdad

La sociología del trabajo estadounidense acuñó hace varios años una serie de categorías que los millones de jóvenes en condiciones de precariedad enfrentan en su vida laboral. Trabajos triple D: sucios (dirty); peligrosos (dangerous) y degradantes (demeaning).

En contraposición, Reguillo propuso pensar en otra construcción de una triple D que empata con la propuesta ignaciana que los jóvenes del ITESO viven cada día. Se trata de las D de dignidad, diferencia y desigualdad.

En cuanto a la dignidad, Reguillo invitó a interiorizarla como el valor de la vida humana, el respeto hacia la otra persona y hacia la naturaleza; a hacer del saber que reciben los estudiantes un instrumento de cambio.

“La dignidad es la templanza de quien no cede al chantaje de quienes susurran o gritan que hay vidas desechables. La dignidad escucha, mira y abraza la vida sin reparos”.

La D de diferencia es una disposición abierta al diálogo, para aceptar que lo diferente completa al ser humano. Que no es lo mismo que la tolerancia, advirtió, ya que, no hay interculturalidad en la este valor.

“En el paisaje del México contemporáneo, asumir la diferencia es quizás uno de los mayores desafíos que tenemos”.

La D de desigualdad, reflexionó, es el rompecabezas más complejo al que puede enfrentarse un universitario, y tiene una relación estrecha con la diferencia. “Es tu diferencia la que explica tu muerte, tu desaparición, tu violación, eres pobre, homosexual, migrante”, ejemplificó. “La diferencia se convierte en este y en otros países en la coartada para banalizar la desigualdad”.

La propuesta ante este escenario consiste para Reguillo en trazar otro mapa: el de un México en el que cada joven y la manera en la que se involucra suma una diferencia. Y esta va desde el activismo, el trabajo con migrantes, o el acceder a educación superior.

“Ser universitario es una opción política; esa que entendemos como la práctica cotidiana de interrumpir el orden de la dominación. Y para poder interrumpirlo, hace falta compromiso y deseo. Comprometerse es sentir y actuar con otros”, declaró. Foto Roberto Ornelas