El documento articulará las acciones de las instancias universitarias para acompañar, asesorar y aportar a la resolución exitosa de desapariciones de integrantes de la comunidad universitaria

Acuatro meses de que el ITESO abrió el Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia (CUDJ) Francisco Suárez, SJ, en agosto de 2019 ocurrió un caso de desaparición de uno de los integrantes de la comunidad universitaria. La situación obligó a varias instancias de la universidad a coordinarse para procurar una comunicación que ayudara la pronta ubicación de la persona, así como un acompañamiento adecuado y respetuoso para la familia y la asesoría legal correspondiente.

Si bien se logró encontrar con bien a la persona, este fue el precedente para que, bajo la coordinación del CUDJ, la universidad desarrollara el Protocolo Institucional de Actuación en Casos de Desaparición de Personas.

Luis Arriaga Valenzuela, SJ, rector del ITESO, dijo que los primeros minutos y horas tras una desaparición son sumamente valiosos y que es fundamental que exista una respuesta articulada para la adecuada coordinación de las áreas y personas involucradas.

«México vive una innegable crisis en materia de derechos humanos, dentro de la cual se encuentra la desaparición de personas y de estudiantes. Posiblemente, el ejemplo más doloroso en términos de su masividad ha sido el de la desaparición de estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa», dijo.

El rector del ITESO confió en que este documento pueda ser referente para el resto de las universidades del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) en México, toda vez que más de un tercio del total de personas desaparecidas en el país provienen de las ocho entidades en las que estas instituciones tienen sus sedes.

Juan Luis Hernández Avendaño, rector de la Universidad Iberoamericana (Ibero) Torreón, añadió que a partir del protocolo propuesto las universidades jesuitas del país podrán ofrecer un mejor acompañamiento en este tipo de casos a integrantes de la comunidad universitaria del SUJ, para hacer frente «a este flagelo que aún no termina». 

Compartió que la comarca lagunera, zona en donde se ubica la Ibero Torreón, ha sido un espacio que durante varios años sufrió de olas de violencia muy marcadas y que dieron como resultado miles de jóvenes desaparecidos.

«Nuestras universidades pueden ser buenas noticias justo ahí donde las anhelan y necesitan. Podemos construir desde nuestras capacidades universitarias una geopolítica de la esperanza, es decir, una incidencia territorial para el cuidado de la comunidad», señaló el Rector.

Alejandra Nuño Ruiz Velasco, directora del CUDJ del ITESO, dijo que al jueves 21 de octubre de 2021, día de la presentación del protocolo, se reportaron 93 mil 404 personas cuyo paradero se desconoce en el país.

El protocolo fue presentado en el marco del XIV Foro de Derechos Humanos del SUJ, con la presencia de representantes de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús; rectores, directores y académicos de las universidades jesuitas.

Una guía para la acción colaborativa

Diana Pérez González, asistente de investigación del CUDJ del ITESO, comentó que desde el nacimiento de la propuesta se buscó desarrollar el protocolo de manera colaborativa, por lo que docentes, personal académico y administrativo de diversas áreas y estudiantes tuvieron espacio para aportar al proyecto a través de consultas y un constante diálogo.

Pérez añadió que, además de la recopilación de material documental clave, el protocolo retoma acciones que colectivos de familias de personas desaparecidas han implementado y sugerido como estrategias de seguridad y cuidado colectivo, así como principios de confidencialidad y no revictimización.

«El protocolo propone el procedimiento interno de actuación frente a un caso de desaparición de personas en una atención por niveles, que responderá de acuerdo con la valoración de cada caso», dijo.

Las primeras acciones, consideradas inmediatas, incluyen estrategias de orientación, contención y difusión. El segundo nivel de atención contempla la intervención de un equipo interdisciplinario extraordinario para llevar a cabo acciones de acompañamiento integral como la asesoría u orientación legal directa, el acompañamiento psicoafectivo, psicosocial y espiritual, y gestiones con instancias internas y externas. El tercer nivel de atención se activará cuando el caso requiera de recursos adicionales para su acompañamiento.

La asistente de investigación informó que habrá un trabajo de socialización y capacitación focalizada de las instancias universitarias, así como de sensibilización de la comunidad universitaria para la reflexión colectiva.

Agregó que es un documento vivo, por lo que dejó la puerta abierta a futuras evaluaciones para mejorar y actualizar el protocolo.

FOTO: Luis Ponciano