Son cineastas y egresados del ITESO. Cinco integrantes de la unidad Guadalajara del equipo que trabajó en la más reciente película de Guillermo del Toro se dieron cita en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ, para compartir sus experiencias en la cinta y recordar su paso por la universidad
En un principio René Castillo quiso estudiar Administración de Empresas, pero terminó estudiando Ciencias de la Comunicación. David Mancillas pensó toda la vida que iba a estudiar Medicina, se matriculó en Periodismo y a los tres días se pasó a Comunicación y Artes Audiovisuales. Michel Amado cursó un semestre de Contabilidad en la Universidad Panamericana y luego se cambió a Ciencias de la Comunicación. Los tres cambiaron de planes casi como le pasó a Pinocho, que un día salió de su casa para ir a la escuela y terminó en la feria del Conde Volpe y el chango Spazzatura actuando para Mussolini. A diferencia del niño de madera, Castillo, Mancillas y Amado sí terminaron sus estudios y regresaron al ITESO junto con Vanesa Romo y Cecilia Lagos para compartir con la comunidad universitaria su experiencia en la producción de Pinocchio, la más reciente película de Guillermo del Toro.
Una parte de la cinta fue filmada en Guadalajara, en las instalaciones de El Taller del Chucho, espacio fundado por Del Toro para impulsar la animación en la ciudad. Ahí se organizó un equipo de poco más de cuarenta personas, del que formaron parte los cinco egresados y Karla Castañeda, quien no pudo estar presente en la charla titulada «Ecos con egresados: Pinocho y nuestra madera itesiana».
Para comenzar la charla, cada participante tomó de un tazón una pregunta al azar. La primera en hacer uso de la palabra fue Cecilia Lagos, egresada de Ciencias de la Comunicación y especialista en la construcción de sets, quien respondió un cuestionamiento sobre el futuro de la animación en Guadalajara. «Esta pregunta debería responderla René», dijo, y luego señaló que el futuro «es prometedor, cada vez hay más gente interesada en incursionar en la animación y ahora tenemos un lugar para hacer muchas cosas como es El Taller del Chucho». Castillo tomó la estafeta cedida por Lagos para señalar que «Pinocho de Guillermo del Toro es un parteaguas, porque además quedó el espacio [El Taller], que es el sueño de todo animador: son 7 mil metros cuadrados con espacios para trabajar, hacer títeres, tramoya, lo dejó para que lo usemos. Es un buen momento para la animación en todos los formatos».
Ya encarrerado en el uso de la palabra, Castillo leyó su papeleta, con una pregunta sobre cómo los aprendizajes recibidos en el ITESO habían marcado su trabajo. «Aquí aprendí animación», dijo el director de Sin sostén (1998) y Hasta los huesos (2002), y contó cómo decidió cambiar de carrera luego de escuchar el anuncio de un taller de animación con plastilina. «Yo sabía lo que quería aprender, entonces todos los semestres yo encontraba oportunidades para aprender animación», compartió.
A Vanessa Romo le tocó responder sobre qué era lo más significativo de haber estudiado en el ITESO. «Sobre todo, las personas», dijo la egresada de Ciencias de la Comunicación, quien compartió que si bien los jardines y «el país de las maravillas» que es el campus eran significativos, lo más importante fue coincidir con gente a la que admira y con la que compartió pasillos. En ese sentido, añadió que más allá de «cámaras, luces y cosas [para producir], lo importante siempre van a ser las personas y la historia que quieran contar. Si no tienen historias, no hay cosas que los salven». Para cerrar su intervención, dijo que terminó trabajando como productora «gracias a la generosidad de los grandes. Por lo general, los grandes son generosos».
David Mancillas, egresado de la Licenciatura en Comunicación y Artes Audiovisuales, respondió una pregunta sobre ese momento crucial que definió el rumbo de su formación. Relató cómo cambió de carrera y cuando, durante un rally universitario del Festival de Cine de Guanajuato, mientras detenía el tráfico para grabar un material sobre los normalistas de Ayotzinapa, pensó: «Quiero hacer esto siempre».
Finalmente, Michel Amado respondió una pregunta sobre las mejores prácticas para abrirse camino dentro del mundo de la animación. «Primero, contacten a gente que admiren; segundo, escuchen experiencias y busquen conocer a sus colegas, en México y en el extranjero; tercero, conozcan a personas que buscan hacer las cosas de manera diferente», dijo, y Mancillas completó: «Aprendan a no tener miedo a decir que no saben hacer algo, tengan disposición a aprender».
Vanessa Romo, Cecilia Lagos, René Castillo, Michel Amado Carpio y David Mancillas.
Después de atender las papeletas del tazón, se abrió el diálogo con la audiencia. Mientras las y los egresados respondían las preguntas, en el fondo del Auditorio Pedro Arrupe, SJ, se proyectaban fotografías del detrás de cámaras de Pinocho en la unidad Guadalajara. Los cineastas contaron anécdotas de su trato con Guillermo del Toro —«es súper disciplinado, tiene sus reglas y no hay que saltárselas», dijo Amado—; del trabajo que consistió en animar la marioneta de Pinocho —«es un Rolls Royce», compartió, emocionado, Castillo—; de cómo subsisten en la industria —«con mucho trabajo, no esperen a que las cosas les lleguen», recomendó Romo—; de la importancia de seguir preparándose. Hablaron de la complicidad que se requiere para dejar el ego a un lado y sumarse a un equipo tan grande; compartieron recomendaciones de materiales para trabajar, y aconsejaron a la audiencia tener paciencia, disciplina, curiosidad y persistencia.
Para concluir, recibieron un reconocimiento de la Oficina de Egresados del ITESO y la ovación de parte de la comunidad universitaria.
La grabación de la charla se puede ver en el Facebook de Egresados ITESO, en https://ite.so/charlapinocho
FOTOS: Luis Ponciano