José Luis Chávez, el primer doctor en Ciencias de la Ingenieria del ITESO, desarrolló una técnica de diseño en los circuitos electrónicos, basada en modelos polinominales, que es menos costosa que la de redes neuronales.
Cuando se abrió la convocatoria en 2013 para el Doctorado en Ciencias de la Ingeniería en el ITESO, José Luis Chávez Hurtado estaba buscando formas de continuar su interés por la investigación, tras su paso por la industria y su nuevo gusto por la enseñanza.
Tras sus estudios de Ingeniería en Electrónica, la Especialidad en Circuitos Integrados y la Maestría en Diseño Electrónico (cursados en el ITESO), había completado su formación con una segunda Maestría en Negocios y Estudios Económicos por la UDG para combatir la falta de oportunidades en la recesión económica, y en el camino, el dar clases le gustó, por la interacción con los alumnos y las posibilidades de profundizar más en sus intereses por medio de la academia.
Una de las líneas de investigación del doctorado que le interesó, y del que ahora es el primer graduado, fue sobre algoritmos computacionales para el diseño de circuitos electrónicos de alta frecuencia.
Él principalmente había trabajado con redes neuronales, una de las técnicas que, por medio de códigos computacionales, representa el funcionamiento del cerebro. De esta manera, el código aprende mejor el comportamiento del circuito. Esto ya lo había aplicado en temas como economía, para tratar de pronosticar el tipo de cambio y la inflación, y en electrónica, lo ha aplicado en circuitos más complejos.
“Hacer simulaciones es muy costoso, y al usar este tipo de técnicas, la red neuronal aprende cómo se comporta el circuito y mucho más rápidamente obtenemos la información necesaria para mejorarlo”, explica el profesor del Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática.
“Estas técnicas se emplean en la industria para acelerar los procesos de diseño, validación y prueba de circuitos electrónicos”.
Tenía clara su línea de investigación, a la cual dedicó cuatro años: una técnica más sencilla que las redes neuronales, basada en modelos polinomiales, que, para las condiciones de los circuitos de alta frecuencia estudiados, era bastante poderosa.
“Esto sirve para que una empresa pueda adoptarla gastando pocos recursos computacionales, y obtener un resultado tan bueno como el de las redes neuronales. Como ingenieros podríamos buscar lo más rimbombante o lo más matemáticamente poderoso, y no siempre es lo mejor para la aplicación. A veces la respuesta es más simple”.
Una parte importante de su investigación se realizó en colaboración con un compañero del doctorado que trabaja en Intel. Aplicando estas técnicas, redujeron significativamente el tiempo requerido para optimizar la respuesta del procesador del CPU. “El impacto principal es en la reducción de los tiempos de diseño de la industria electrónica. Esto ayuda a que salga un producto más rápido al mercado con todas las verificaciones necesarias”.
José Luis destaca, dentro de sus buenas experiencias, la colaboración con su asesor de tesis, Ernesto Rayas, coordinador del programa de doctorado. “La calidad de los profesores es algo para destacar. Son investigadores reconocidos, miembros del Sistema Nacional de Investigadores y con apoyo por parte del Conacyt. Esto da mucha confianza a la hora de ver temas de relevancia y con información de punta”.
“Algo que me ha marcado mucho —y en parte porque aquí he estudiado la carrera, la maestría y el doctorado— es que quizás el conocimiento lo podríamos obtener de otras universidades, pero una parte importante es la formación humana. En ese sentido, lo he visto muy marcado aquí y me gusta; los profesores se manejan con mucha ética, respeto entre alumnos, y eso se permea entre nosotros cuando salimos a la industria, damos clases o ejercemos en otras instituciones”.
El programa del Doctorado en Ciencias de la Ingeniería visualiza la investigación en ingeniería como una herramienta efectiva de transformación social. Es una plataforma que impulsa a que los investigadores sean sensibles a la problemática social de su entorno, realicen avances en la frontera del conocimiento y desarrollen perspectivas teóricas y metodológicas innovadoras y de alto valor agregado que repercuten positivamente en la sociedad.
La convocatoria para el periodo Otoño 2018 tiene como fecha límite de solicitudes el viernes 30 de junio, y el inicio de clases será el 13 de agosto. Para mayores informes, escribe a posgrados@iteso.mx.