Con el objetivo de profundizar en la práctica del derecho, en el ciclo escolar Otoño 2023 comenzará a impartirse este programa de estudios que tiene como objetivo que las y los estudiantes «aprendan cómo desde el derecho y desde la técnica pueden transformar el propio derecho y la realidad», dice su coordinador, Juan Carlos de Obeso

«Nos dimos cuenta de que había una importante área de oportunidad: lograr una maestría que materializara la apuesta que, en términos constitucionales y de derechos humanos, ha hecho el ITESO en los últimos años». Así responde Juan Carlos de Obeso cuando se le pregunta cómo surgió la Maestría en Derecho, nuevo programa académico de la universidad que está listo para comenzar a impartirse en Otoño 2023. Y continúa diciendo que la idea es formar abogados que busquen «ejercer la profesión con una apuesta clara, itesiana, jesuita, que es buscar la justicia, la equidad y el respeto de los derechos, desde la Constitución entendida como norma fundamental».

Más que una propuesta teórica, dice el coordinador de la nueva maestría, lo que se busca es empujar la práctica. «Ya dimos muchos años de teoría constitucional, muy valiosa, ahora tenemos que transitar y llevarla a un ejercicio práctico en el que las y los abogados puedan sentir lo que es el derecho constitucional, sentir nuestra propuesta como ITESO y llevarla a la práctica».

La preparación de la maestría comenzó hace dos años, durante los cuales se trabajó en la búsqueda de un diferenciador para el plan de estudios. En la última etapa trabajaron De Obeso, Édgar Ayón y Marcos del Rosario, académicos del ITESO, además de que se contó con los aportes de un comité en el que participaron Margarita Luna Ramos y José Ramón Cossío Díaz, ambos ministros en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), así como Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Sergio García Ramírez, quienes han sido jueces en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH).

De Obeso señala que quienes estudian Derecho en el ITESO aprenden las teorías y las prácticas tradicionales del derecho con una visión jesuita. «Lo que queremos con la maestría es llevar a las y los estudiantes a un segundo nivel para que aprendan cómo, desde el derecho y desde la técnica, pueden transformar el propio derecho y la realidad», dice el coordinador y añade que hay conceptos como los de familia, equidad de género o paz que pueden modificarse con el ejercicio del derecho con herramientas como una asesoría jurídica, una sentencia, una propuesta de reforma, litigios. «Cuando logras ese cambio, que es nuestro objetivo como maestría, cambias la realidad en los hechos, y eso es complejo, se requiere una técnica muy compleja», dice De Obeso.

En tiempos en los que pareciera haber una crisis de constitucionalidad alimentada desde la Presidencia de la República, el coordinador de la Maestría en Derecho afirma que «lo único que ha contenido al autoritarismo oficial es el derecho; lo único que ha detenido al oficialismo es la Constitución. El único poder que da sentido y recuerda el objetivo del texto constitucional es el Poder Judicial». Para ejemplificar, menciona la avalancha de reformas que se buscó empujar desde el Congreso de la Unión. «Todo eso va a pasar por un foco constitucional, y es el foco constitucional el que lo armoniza o lo elimina. Eso es lo que genera molestia. Aunque el decreto presidencial o la reforma digan tal cosa, sí hay herramientas para cuestionarlo, confrontarlo incluso, o darle un sentido interpretativo de justicia y de derechos. Eso es lo que hace que nuestra maestría sea valiosa y toma como referencia la construcción, optimización y saneamiento del Estado de Derecho, entendido como un ejercicio que tiene como base fundamental la Constitución y los tratados internacionales en materia de derechos humanos».

La hoja de ruta de la maestría contempla cinco periodos (cuatro semestres y un verano). La modalidad es mixta, es decir, con clases presenciales y en línea, y está dirigida, apunta la descripción del programa, «a profesionales egresados de la Licenciatura en Derecho o programas afines que cuenten con una formación integral y sólida en el ámbito jurídico; que muestren compromiso e interés por transformar e incidir en el medio en el que se desarrollan a través de la implementación de estrategias corporativas, litigiosas, legislativas y de cumplimiento voluntario tendientes al respeto, garantía y reparación de las prerrogativas que el orden constitucional y convencional prevén».

Juan Carlos de Obeso agrega que buscan «abogadas y abogados que tengan ejercicio profesional y que hayan vivido la frustración de nuestro sistema jurídico —no desde la teoría, sino desde el que se levanta todos los días y se frustra por el modelo jurídico que tenemos—, y que quieran conocer mecanismos para mejorar el ejercicio profesional».

Ayón explica que los tres grandes ejes del programa son protección del Estado de Derecho, protección constitucional y protección de derechos humanos. Añade que se trata de un programa centrado en lo jurídico y tiene un enfoque cien por ciento especializante.

FOTO: Luis Ponciano