En el primer ciclo de estas charlas destinadas a conocer más a fondo la obra jesuítica, David Fernández, SJ relató su experiencia como miembro de la Congregación General 36.

David Fernández SJ, Rector de la Ibero Ciudad de México, cuenta que en la Congregación General 36, durante los cuatro días de las murmuraciones para elegir al nuevo Padre General, solo alimentaron a los 215 jesuitas de los cinco continentes con sándwiches y agua; no más.

No sabe si es intencional, pero es una de las tantas particularidades que, relata, encontró en la reunión más importante que puede tener la Compañía de Jesús. También recuerda que había que oficiar misas en cuatro idiomas (español, inglés, francés e italiano) y en capillas distintas y que, para conocerse entre sí, solían preguntarse sobre su libro favorito.

Solo han existido 36 de estas en los 476 años de la congregación, y él fue convocado a asistir en la que se llevó a cabo en Roma del 3 de octubre al 12 de noviembre de 2016.

Durante la primera sesión de Pensamiento jesuita sobre la actualidad, realizada el 16 de marzo en el Auditorio W, el también ex Rector del ITESO relató todo aquello que aconteció a puerta cerrada para compartir a los asistentes un poco sobre los quehaceres más complejos de la Compañía.

Esta congregación en particular se realizó por petición de Adolfo Nicolás Pachón, SJ, en ese entonces aún Padre General, para presentar su renuncia y votar por su sucesor, el cual resultó ser el venezolano Arturo Sosa, SJ.

Tras la aceptación de la renuncia de Adolfo Nicolás Pachón, SJ, había que dedicar los primeros días a conocerse entre sí; juntar a más de 200 jesuitas de las seis regiones, de diferentes experiencias y lenguas distintas, suponía un reto de comunicación extraordinario. Y además, participar en las mencionadas murmuraciones para elegir sucesor.

“Es un proceso de elección peculiar que no tiene paralelo en otra congregación o sociedad, inventado por San Ignacio. Es conversar entre nosotros, pero uno a uno, sobre posibles candidatos, pero nadie puede ofrecer información que no ha sido pedida. Solo puedo decir aquello que se me pregunte. No se vale promover a nadie, no hay candidatos previos”.

Uno de los mayores retos fue el de coincidir en la elaboración de los documentos de la Congregación General, los cuales contienen la postura que la Compañía de Jesús tiene con respecto a las problemáticas del mundo y su línea de trabajo de los siguientes 10 o 15 años.

“Hasta ahí íbamos bien. Pero tras esa conversación, fue evidente la dureza de la disparidad entre nosotros. Nos debemos a distintos contextos culturales y eclesiales. No fue fácil encontrar puntos de vista convergentes”.

Por ello, afirma, lograr 20 páginas en seis días parece poco, pero fue un reto de voluntad, apertura y discernimiento. Los decretos elaborados fueron dos. “Compañeros en una misión de reconciliación y justicia” y “Un gobierno renovado para una misión renovada” (pueden consultarse aquí: http://bit.ly/ CG36SJ).

¿Cómo interpela esto a las universidades confiadas a la Compañía de Jesús? En su misión de discernir, colaborar y trabajar en red.

“Existe una tensión entre lo que pide el mercado y lo que nosotros queremos ofrecer. Pero estoy convencido de que lo que nosotros ofrecemos tiene mercado. Las universidades pueden cumplir su misión animándose a vivirla. Y no es voluntarismo, nos toca poner las condiciones para que ello funcione”.