La protección de la zona de recarga acuífera de El Bajío se puso en la mesa de discusión de la Casa ITESO Clavigero, con la participación autoridades estatales, municipales, sociedad civil e investigadores universitarios.
Desde hace unas semanas, una batalla se libra en la zona metropolitana de Guadalajara. En la batalla está en juego un territorio, pero también la forma de concebir el crecimiento urbano, el futuro medioambiental y la manera de fraguar la toma de decisiones del gobierno. Esa batalla comenzó hace diez años y sigue en el terreno de lo incierto: la batalla por la defensa de El Bajío. El tema se puso de nuevo sobre la mesa ante el anuncio del gobierno del estado, hecho hace un par de semanas, de su intención de poner en venta la Villa Panamericana con fines habitacionales, la negativa del gobierno de Zapopan a otorgar la licencia de habitabilidad, la emisión desde el Ejecutivo de un decreto de protección ambiental y las voces que han ido sumándose para señalar todas las consecuencias ambientales que tendría urbanizar El Bajío, voces a las que se han unido profesores del ITESO evidenciando la necesidad de proteger, conservar y restaurar la zona.
Con la intención de abonar en el debate en la búsqueda de una mejor decisión posible para la resolución del conflicto, el ITESO puso la mesa en Casa Clavigero para un diálogo entre el gobierno estatal, el municipal, la academia y la sociedad civil. En palabras de Óscar Castro, director de Departamento de Hábitat y Desarrollo Urbano (DHDU) de la universidad y moderador de la mesa, la pregunta de fondo es cómo se pierde menos, ya que “enfrentamos escenarios no sencillos, todas las opciones son difíciles y por eso el ITESO quiso abrir este espacio para explorar cuáles son las posibilidades y dar con la mejor decisión posible”.
Para Alejandro Mendo, investigador y profesor de las maestrías en Sustentabilidad del ITESO, la situación es más que clara: “Sostengo que conservar la zona al natural es la mejor decisión, con la que gana más la sociedad. No debe priorizarse un edificio, ni los aspectos técnicos y las artimañas jurídicas, sino una visión a largo plazo”. En ese sentido, añadió, la sociedad y el gobierno están en un momento crucial para tomar una decisión histórica para el largo plazo. Pedro Alcocer, presidente de la asociación Anillo Primavera y también profesor del ITESO, señaló que la Villa Panamericana “representa la manera en que hemos crecido como ciudad y cómo la ciudad se vincula con el bosque La Primavera. La Villa tiene ahora el foco mediático de un problema socioambiental más complejo, porque el problema no es específico de El Bajío”.
Los encargados de llevar a la mesa la posición del gobierno del estado fueron Sergio Graf, secretario de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco, y Patricia Martínez, titular de la Coordinación General Estratégica de Gestión del Territorio. La funcionaria lanzó la pregunta “¿cómo armonizamos la protección de El Bajío con la realidad que ya se vive? Es una decisión compleja en la que no hay escenarios perfectos, sino posibles”.
Por su parte Sergio Graf coincidió que “todos estamos de acuerdo en que es necesario proteger El Bajío y mantener su función ecosistémica”. Lo importante es “tomar medidas para no impactar más un espacio que de por sí ya está impactado y trabajar con lo que hay”, dijo.
El último en tomar la palabra durante la primera ronda fue Pablo Lemus, presidente municipal de Zapopan. Destacó la necesidad de continuar recabando más ideas para reforzar el decreto emitido por el gobierno del estado, pues aun cuando fue dado a conocer hace unos días, en realidad el decreto “se viene trabajando desde febrero. Es un gran avance, no es perfecto”.
Después de las primeras intervenciones, se pusieron sobre la mesa algunas cuestiones legales, como la propiedad de los terrenos. Alejandro Mendo se mostró inamovible: “El asunto jurídico no deja ver la foto completa. Si se conserva la zona, Guadalajara manda una señal muy importante. En lo jurídico van a ganar todas, sería meterse a las luchas contra los rudos. La pregunta es, ¿qué ganamos en cien años? No hay comparación”.
Uno de los escenarios que se ha manejado es el de la demolición de la Villa. Al respecto, Patricia Martínez señaló que no hay un estudio que documente qué costo tendría esa demolición, y trajo a colación el tema de los recursos de Pensiones del Estado que están invertidos en el complejo panamericano. “Son cuestiones que abonan a la complejidad del problema”. Pablo Lemus rebatió: “Llevar más infraestructura a la zona sería un error”, mientras que Pedro Alcocer planteó que una propuesta sería desmantelar la infraestructura y venderla para obtener recursos. También señaló que es necesario ir un paso más allá y pensar en un desarrollo regenerativo. “Necesitamos cambiar el paradigma de cómo enfrentamos estas situaciones”. El presidente de Anillo Primavera calificó el decreto como “frágil”, ya que se emitió junto con la decisión de habitar la Villa, y dijo que es necesario blindarlo más. Sergio Graf contraargumentó: “Es una falsa disyuntiva. Con la demolición no gana nadie y todos pierden”, dijo y añadió que la Villa Panamericana se construyó en un tiempo en el que también se edificaron el estadio Omnilife —hoy Akron—, la Ciudad Judicial y el fraccionamiento Ayamonte. “¿Por qué nadie habla de eso?”, remató.
En la primera ronda de preguntas con los asistentes al foro, se pusieron a discusión temas como los posibles amparos de los propietarios de los terrenos, la complacencia de las autoridades para otorgar premisos a fraccionadores y la presunta corrupción que dio pie a la construcción de la Villa. Sobre los posibles amparos, Patricia Martínez señaló que el decreto y los planes parciales de desarrollo deben blindar El Bajío, mientras que Pablo Lemus hizo público el compromiso de que el ayuntamiento tendrá incorporado todo lo estipulado en el decreto a más tardar el próximo 15 de noviembre. Por su parte, Sergio Graf señaló que el gobierno hará su parte de evitar que se siga impermeabilizando la zona, así como mejorar las medidas de captación de agua en lo ya construido.
Para finalizar, también se habló de la necesidad urgente de desarrollar instrumentos de medición de aguas subterráneas, tema fundamental en la discusión sobre el futuro de El Bajío y en el que todos los integrantes de la mesa estuvieron de acuerdo. También hubo acuerdo en la realización del foro, y de otros más, para cambiar la toma de decisiones de interés público. Al final del foro, las posiciones en la batalla permanecieron intactas: Zapopan se mantiene en contra de que la Villa sea habitada, el gobierno del estado se aferra a su decreto y desde el ITESO las voces apuestan por la conservación de una de las pocas zonas de recarga y captación pluvial que le quedan a la zona metropolitana.
Una historia de diez años… y contando
La zona de El Bajío se encuentra al poniente del área metropolitana y separa a la urbe del bosque La Primavera. Es considerada una importante zona de recarga de aguas subterráneas. El terreno se puso en el ojo de la discusión pública cuando en 2009 fue elegido para construir ahí la Villa para albergar a los atletas de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011, luego de que no prosperara el proyecto en el Parque Morelos.
La construcción de la Villa Panamericana requirió mil 200 millones de pesos, aportados por el gobierno del estado a través del Instituto de Pensiones. Recuperar esa inversión es uno de los argumentos para poner a la venta el edificio y habilitarlo como vivienda.
La Villa Panamericana fue inaugurada el 4 de octubre de 2011. A finales de ese mes, atrajo los reflectores cuando fue dado a conocer que se estaban vertiendo aguas residuales junto a un pozo de absorción del SIAPA.
Hace unas semanas el diario NTR dio a conocer que la Villa Panamericana había sido puesta en venta y sería adquirida por Green Life Capital por un monto de mil 500 millones de pesos. Después se dio a conocer que, en dicha empresa, creada apenas hace un par de meses, participan exfuncionarios de gobiernos estatal y municipal.
Al darse a conocer la información, Pablo Lemus, presidente municipal de Zapopan, señaló que no darían los permisos de habitabilidad para la Villa Panamericana y, en cambio, propuso destinar el complejo a proyectos de bajo impacto y de investigación ambiental.
A principios de septiembre, Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, emitió un decreto para proteger las 980 hectáreas de El Bajío. Además de prohibir la construcción de más viviendas, el documento contempla temas como manejo sustentable del agua, conservación y restauración del suelo, aspecto económico, conservación de la biodiversidad y sustentabilidad.