Sofía Michel Salazar Valdovinos, estudiante de Ingeniería Electrónica, desarrolla su pasión por crear tecnología, tan sofisticada como funcional, orientada a resolver los problemas de las personas. Han sido los muy diversos laboratorios de ingeniería del ITESO en donde experimenta, juega y convierte sus ideas en objetos que funcionan.
Sofía Michel Salazar Valdovinos dice que por casualidad terminó como técnica en programación. Su preparatoria era una de las que ya incluyen esta disciplina en sus programas de estudio. Gracias a esto, y al ejemplo de su hermano, aprendió sobre la carrera de Ingeniería Electrónica, que le parecía fascinante.
“La electrónica es muy entretenida, muy divertida, y hay muchas opciones de trabajo”, dice Sofía, que ahora cursa su octavo semestre. “Realmente es un mundo muy amplio, hay muchísimas oportunidades para las mujeres, para crecer profesionalmente”.
Los primeros semestres, aunque un reto, cuenta que fueron muy divertidos. Cimentar los fundamentos de la electrónica, armar sus primeros modelos, construir y sentirse fuera de su elemento fue vital en su aprendizaje personal.
“En el laboratorio te enfrentas a que quemaste componentes, que nada funciona, que de repente te desesperas y llega alguien y te dice, ‘ah, puede ser este error’, y tu llevabas horas arrancándote el cabello… pasar por esta parte de aprender y luego ver tu producto final te llena hasta de más orgullo, ‘no puedo creer que yo hice esto’”.
En su primer semestre, para aprender las bases, creó un tablero de coche, en el que debía implementar los tipos de sensores más convenientes. De esa experiencia al octavo semestre que actualmente cursa, sus capacidades de programación y construcción se han sofisticado, así como la satisfacción de crear cosas tangibles.
“Después ya tienes materias como Instrumentación electrónica, donde realmente aprendes a caracterizar sensores, a entender que un problema llega y tú puedes solucionarlo y abordarlo de diferentes maneras, y ahí ya te animas a construir un producto más complejo”.
La materia de Instrumentación tecnológica fue una de sus favoritas. “No diré que es una de las más pesadas, porque no lo es; pero sí te hace darte cuenta de que estás encarrilada en tu ruta profesional y ya eres capaz de resolver problemas y de elegir correctamente las herramientas. Esta materia sí cambió mi perspectiva de la carrera”.
La experiencia de contar con ciertas partes del laboratorio abiertas desde el inicio también le permitió a Sofía experimentar, jugar y explorar sus conocimientos de electrónica, con osciloscopios, fuentes de voltaje o de corriente; o en el almacén y las áreas restringidas para semestres más avanzados, en donde ya pueden experimentar con equipo más sofisticado.
Los laboratorios sí son para Sofía una parte instrumental de su formación como ingeniera, además de que los disfruta mucho. “No es ley en la carrera, pero a muchos nos ha tocado quedarnos a dormir más de una vez ahí, por trabajos para entregar”, cuenta divertida. “Se siente como estar en casa”.
La integración de tecnología con una visión ética y humana es algo que ha visto a lo largo de la carrera, no como una materia en específico, sino como una visión que se entremezcla en las clases, los ejercicios o las prácticas profesionales. La solución de un problema puede afectar positivamente a una comunidad, al mismo tiempo que le genere ingresos o satisfacción personal.
“Se trata de que tú busques la manera de resolver estos problemas pensando en el beneficio de los demás, no solo el tuyo. Hay materias como Internet de las cosas, donde buscan englobar todos los conocimientos para tomar un problema social que tú puedas resolver a través de tu conocimiento”.
Un mundo de oportunidades laborales
Los Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) de Ingeniería Electrónica se cursan en octavo y noveno semestre debido a que están más orientados a la profesionalización en una empresa tecnológica, aunque también están los proyectos autogestivos que los alumnos proponen.
“Estamos tan cerca de la tecnología, que este contexto te da la libertad de no ver nuestras opciones profesionales como el ambiente godín. Puedes trabajar de manera remota –pandemia o no–, con equipos de otros lugares más remotos; puedes estudiar aquí y trabajar en cualquier parte del mundo, y no tienes que limitarte a asistir a un cubículo y estar pegado 24/7.
Es muy factible hacer esto en este ámbito laboral, salvo algunos casos como hardware, que requieren trabajos más físicos. Pero en general tienes libertad de hacer bastante dentro y fuera de tu horario de trabajo”.
Todos los rankings de empleos mejor pagados incluyen la Ingeniería Electrónica, existen un sinfín de apoyos gubernamentales, y Jalisco es llamado el Silicon Valley de México desde hace muchos años, debido a la inmensa cantidad de empresas de tecnología extranjeras asentadas en el estado.
Sofía trabajó el año pasado en NXP en el departamento de bluetooth para bajo consumo de potencia, ideal para aplicaciones industriales, y fue su primer trabajo en la carrera. Se tomó unos meses, y ahora lleva pocos días de comenzar a laborar en Intel.
“De verdad que hay un montón de oportunidades. Es increíble; ya sea en proyectos pequeños, para personas que apenas están empezando, o también están los monstruos corporativos que jalan a un montón de gente. Eso está muy padre”.
Aunque lleva casi 3 semestres estudiando de manera remota debido a la pandemia, siente que su carrera no se ha visto tan afectada.
“Quienes estudiamos ingenierías, en la parte tecnológica, no hemos sufrido tanto para adaptarnos. No estamos en contacto físico, pero buscamos mil soluciones. Tengo muchos trabajos en equipo ahora y no le vemos la dificultad. Siento que no tuvimos tanto impacto porque no nos cuesta adaptarnos al trabajo remoto.
“Claro que no es lo mismo levantar una simulación de circuitos a estar en el laboratorio quemando cosas y sufriendo y llorando ahí. Sí es diferente esa parte”.
Considera que buena parte de los profesores han hecho un gran trabajo adaptando sus clases a la distancia, incluso aquellos que implican prácticas en laboratorio. “Buscan buenos simuladores, la mejor manera de que no se pierdan los temas. Y como hay muchos recursos en línea, no hay tanto problema”.
“Estamos tan cerca de la tecnología, que este contexto te da la libertad de no ver nuestras opciones profesionales como el ambiente godín. Puedes trabajar de manera remota –pandemia o no–, con equipos de otros lugares más remotos; puedes estudiar aquí y trabajar en cualquier parte del mundo, y no tienes que limitarte a asistir a un cubículo y estar pegado 24/7″.
Dos ingenieras por cada 10 ingenieros
Discutir la brecha de género en ingenierías sigue siendo relevante. Según datos del Inegi, dos de cada 10 estudiantes de ingeniería son mujeres. Las áreas menos comunes son mecánica, electrónica y mecatrónica.
Sofía afirma que aún se nota la diferencia y el rezago histórico de mujeres en ingenierías. Ella es una de cinco mujeres, en una generación de 45 personas.
“Hay varias carreras que van hacia esta parte tecnológica, y te encuentras que de repente hay más mujeres en unas que en otras; que, en algunas, incluso, no hay ni una mujer en la generación de estudiantes. Pero al entrar al campo laboral tecnológico, sí ves que se está integrando cada vez a más mujeres.

“Hay empresas donde parte de su atractivo es que buscan emplear a más mujeres y empoderarlas en el área tecnológica, que de verdad muestran que hay oportunidad para todos para terminar con ese rezago.
“En el equipo de Intel al que acabo de entrar me sorprendió bastante. Sí tratan de empalmar números: que los ingenieros sean la misma cantidad de ingenieras. Y está padrísimo”.
Señala que hay trabajo pendiente de exponer a más mujeres a las oportunidades laborales que existen, mostrarles que hay muchos más espacios donde no sufrirán discriminación, y que esta exposición debería suceder desde la preparatoria.
“Ya no existe esta barrera que existía antes de, ‘no, esto no es para las mujeres’”, afirma con seguridad. “No se trata de tener miedo, de creer que esa carrera es difícil, no. Ya no es así. Ya está toda la información para compartirla, para estudiarla y vivirla bien”.

Quienes estudian Ingeniería Electrónica en el ITESO aprenden a diseñar e integrar soluciones y sistemas electrónicos vanguardistas para resolver problemas en distintas áreas, como sistemas embebidos, electrónica vehicular, ingeniería biomédica, telecomunicaciones, aeronáutica, control y automatización; aplican y desarrollan modernos sistemas electrónicos basados en tecnologías electrónicas y el uso de energías renovables, para mejorar la toma de decisiones, la reducción de costos y la productividad de las empresas, y adquieren un nivel de conciencia y compromiso con la realidad para promover un mundo más humano, justo y sustentable.
¿Quieres saber más del programa de estudios? visita la página de la carrera en https://carreras.iteso.mx/ingenieria-electronica o escribe a admision@iteso.mx para más información.