¿A qué nivel de estrés o depresión puede llevarte salir de tu país, ser robado, sufrir un ataque sexual o que te abandonen en el desierto? Bernadette Eguía, egresada de Psicología, se dedica a trabajar con migrantes en el norte del país.

Deportados y migrantes sufren crisis emocionales que, al no atenderse, pueden orillarlos a tomar decisiones mortales, afirma Bernadette Eguía, quien realizó una investigación sobre el fenómeno migratorio mientras trabajó en Nogales, como estudiante del PAP “Migración en la frontera México-Estados Unidos”.

Bernadette Eguía, psicóloga egresada del ITESO, ha trabajado muy de cerca con los migrantes y deportados en la frontera norte de México

Bernadette Eguía, psicóloga egresada del ITESO, ha trabajado muy de cerca con los migrantes y deportados en la frontera norte de México

Patricia (nombre ficticio) tenía su vida en Estados Unidos junto a su esposo y sus tres hijos: una adolescente a punto de cumplir 15 años, un niño de tres y uno más en camino.

Él fue detenido y ella deportada. En uno de sus intentos por regresar con su familia fue llevada –con la promesa de darle papeles para cruzar la frontera– a una casa de trata de personas vinculada con el narcotráfico. A Patricia no le permitían salir de su habitación, hasta que un día la vivienda y quienes estaban ahí fueron atacados con armas de fuego; ella sobrevive, pero el operador de la casa de trata se la llevó a un hotel.

En cuanto ve la oportunidad, escapa por la ventana y sube a un taxi que justo llegaba a dejar a otra persona al hotel; es entonces cuando se dirige a la central camionera y regresa a la Casa Nazaret, en Nogales, un albergue que recibe a mujeres migrantes y donde la mujer sabe que encontrará a Bernadette.

Bernadette, egresada de Psicología del ITESO, atendió la crisis de Patricia, a quien le seguían llegando mensajes a su celular en los que le aseguraban que ya estaban sus papeles y le preguntaban dónde se encontraba para entregárselos; del otro lado de la frontera su familia recibía llamadas en las que les decían que estaba detenida y debían hacer un depósito en efectivo para liberarla. Esto se aclaró cuando Patricia habló con su suegra, quien estaba cuidando a sus hijos.

Pasada la crisis se fue del albergue para intentar, de nuevo, cruzar la frontera. De las más de 200 mujeres con las que Bernadette tuvo contacto, sabe que 10 lograron cruzar, entre las cuales está Patricia.

httpv://www.youtube.com/watch?v=LOmcDprI4IQ

¿Cómo llegó a Nogales?

El Proyecto de Aplicación Profesional “Migración en la frontera México – Estados Unidos”, del Centro de Investigación y Formación Social del ITESO, la llevó a Nogales a colaborar con Iniciativa Kino para la Frontera, una organización de la Compañía de Jesús.

Impartió talleres de bienestar personal, de autoestima y de generación de un proyecto de vida en el albergue Casa Nazaret; luego fue voluntaria en El Comedor, espacio que atiende a personas recién deportadas o en tránsito, donde Bernadette sirvió comida y, cuando tocaba, ofreció primeros auxilios.

“Sabía que iba a tener un contacto cercano con los migrantes, pero todavía no sabía lo que era ser psicóloga”, cuenta Bernadette. ”Ya no tienes chance de ser estudiante; ahí hay vidas que están corriendo riesgo”.

Cuando llegó a Nogales su idea era implementar un proyecto con las mujeres migrantes, y una vez que estuvo allá se dio cuenta que se necesitaba atender situaciones de crisis que sufrían por distintas razones.  En muchos casos, la crisis emocional era por la incertidumbre que tenían hombres deportados quienes llegaron a Estados Unidos cuando eran bebés y que 50 años después eran desterrados. Otros, de separación familiar porque sus hijos se quedaban ‘del otro lado’ por ser ciudadanos estadounidenses mientras al padre de familia lo deportaban por Nogales y a la mamá por Mexicali, por ejemplo.

“Hay muchísima violación y secuestro; muchas víctimas del crimen organizado, de las policías, de autoridades oficiales; el trauma de ver muertos en el desierto, el trauma de que iban con un compañero y regresaban solos porque a su pareja la mataron y el trauma de estar secuestrados más de dos semanas”, explica la egresada quien a la par del PAP realizó una investigación que está por terminar: La autopercepción de la mujer migrante en su proceso migratorio.

«Con ellos volví a creer en el ser humano» 

Iniciativa Kino para la Frontera se dedica a hacer investigación de manera coordinada con universidades jesuitas de Estados Unidos con la finalidad de denunciar abusos de derechos humanos y el foco está en los hombres, señala Iliana Martínez, coordinadora del PAP de Migración en la frontera México. “Lo que Bernadette intenta hacer es darle resultados sobre lo que pasa con las mujeres” comenta Iliana.

La investigación apunta a que muchas de ellas dejan su lugar porque son víctimas de la violencia.

“Se habla mucho de que al migrar a las mujeres las violan y no que la mayoría de ellas viene huyendo porque el esposo, el papá, el tío las violó o la familia las maltrata. En la investigación que yo hago estas mujeres reconocen su autodeterminación para decir yo me salgo de mi casa porque quiero algo diferente”, afirma Bernadette.

Migrantes en El Comedor de la Iniciativa Kino para la Frontera

Migrantes en El Comedor de la Iniciativa Kino para la Frontera

La atención psicológica a migrantes es una área que no recibe atención, dice Bernadette, ya que los albergues u organizaciones que apoyan a este sector se avocan a satisfacer necesidades como de alimentación y vestido.

Atender la crisis emocional de los migrantes podría ayudarlos a no tomar decisiones precipitadas que los lleven a su muerte, comenta la egresada de la Universidad Jesuita de Guadalajara quien hizo un manual de intervención en crisis y espera poderlo llevar a más albergues para capacitar a quienes están en contacto con migrantes para que puedan, también, brindar atención psicológica.

Iliana Martínez señala que los alumnos, a la par del trabajo que realizan de manera directa con los migrantes, desarrollan productos que les son útiles a las organizaciones con las que el Proyecto de Aplicación Profesional colabora. Fotos Luis Ponciano/Paloma Patlán