En el panel Ruido excesivo: Estrés colectivo, especialistas abordaron cómo el ruido afecta a la salud de las personas.
Para que Clara Cisneros pueda descansar debe tomar las pastillas que le receta su psiquiatra y usar unos protectores que le diseñaron de manera especial para frenar los 90 decibeles (equivalentes a una cortadora de pasto) que inundan su habitación por las noches cuando sus vecinos de Residencial Victoria ponen música. Cuando la Ley Anti ruido se aprobó en agosto del 2018, tuvo un respiro, sus vecinos le bajaron al volumen. Sin embargo, ahora que los medios publican que solo están multando a establecimientos en Chapultepec y Providencia, la música fuerte volvió a su cuadra.
“Por piedad, no descuiden a las colonias, ahí es donde dormimos” pidió Clara Cisneros a las autoridades al finalizar el panel Ruido excesivo: Estrés colectivo que se realizó el pasado miércoles 10 de abril en Casa ITESO Clavigero que organizó el Proyecto de Aplicación Profesional “Escucha México: Estrategias Gráficas y Cultura Auditiva”.
Lo expuesto por Clara ejemplifica la afirmación del sociólogo jurídico Volkmar Gessner: “En México los conflictos cotidianos entre vecinos no suscitan el interés de los gobernantes”. Esto lo recordó Alberto García, fundador de la iniciativa ciudadana Cruzada contra el Ruido.
“Esa indiferencia ha persistido justificada en el razonamiento de que los recursos del Estado deben destinarse a problemas jerárquicamente más graves. Esta política basada en la indiferencia, es equivocada y constituye una de las principales causantes de la erosión de nuestro estado de derecho”.
Alberto García agregó que el ruido abusivo de vecinos o de establecimientos es uno de los conflictos cotidianos que quedan impunes.
Un contaminante invisible
El ruido es uno de los principales contaminantes que afecta a las ciudades del mundo, es invisible y no nos damos cuenta de los efectos que tiene en la salud, afirmó Jimena de Gortari, profesora de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México quien se especializa en sonidos y creó el Decálogo contra el ruido (bit.ly/2UBwg1x).
“Al conjunto de trastornos producidos por el ruido se le conoce como violencia acústica y se define como una forma de agresión que se ejerce a través del sonido, más propiamente: los efectos negativos de la potencia sonora sobre la salud física y social de las personas”.
Agregó que los padecimientos que produce el ruido se han vuelto preocupantes y muchos especialistas ya los consideran como un riesgo epidemiológico, “la Organización Mundial de la Salud estima que el ruido es la segunda causa de enfermedad de origen ambiental, únicamente por debajo de la contaminación atmosférica, lo que eleva el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares e hipertensión”. La profesora insistió que existe una necesidad de la educación sonora que haga responsables a todos de un fenómeno que enferma cada vez a más personas.
“Empezamos a perder esta parte de la concientización de antes, porque si uno revisa los reglamentos, por ejemplo, en la Ciudad de México hay muchos reglamentos que pasan por cuestiones de educación y civismo, hemos perdido, el respeto al otro en términos de sonido, esto es básico”.
Jimena de Gortari señaló que es necesario que los planeadores de las metrópolis tengan en cuenta la salud como un asunto a atender, “tenemos que pensar en una ciudad preventiva que prevea los impactos que tiene la manera en que la estamos construyendo”.
En el panel también participaron Paola Carroll, profesora del PAP “Escucha México: Estrategias Gráficas y Cultura Auditiva” e Isaías Guevera, director del sistema de inspección de ruido Simón (http://simon.eruido.org).