Egresada de Ingeniería en Nanotecnología, Natalia González actualmente estudia una maestría en Ciencia de los Materiales en la Universidad de Sttutgart, Alemania
Las estadísticas dicen que, si estudias una ingeniería, hay altas probabilidades de que tu trabajo sea bien remunerado. Muchas personas se decantan por estas carreras justamente priorizando las oportunidades laborales y económicas, aun a pesar de que el objeto de estudio no sea de su total interés.
Natalia González Vázquez tuvo la suerte, al momento de elegir su carrera, de poder conjugar sus intereses con sus habilidades y, además, de que ello le diera el potencial de aspirar a buenos salarios, salarios de ingeniero.
Sin embargo, al entrar al ITESO sus planes se vieron por completo trastocados: “El ITESO me arruinó la vida”, afirma. “A lo mejor hubiera entrado a otra universidad, hubiera egresado de ingeniería, me hubiera metido a trabajar y hubiera ganado bien, con sueldo de ingeniera. Pero el ITESO me quitó este pasar por la vida ‘nada más porque sí’. Me dio el ser protagonista de mi vida y una profundidad en el conocimiento de la realidad que yo agradezco muchísimo”, continúa.
Con las matemáticas, la química y la física siempre se sintió cómoda, así que una ingeniería era la opción obvia. Eligió Nanotecnología, porque le pareció que podía ser una carrera emocionante y que parecía “sacada de la ciencia ficción”, según sus propias palabras.
Una experiencia formante
Desde primer semestre, Natalia se acercó al voluntariado del Centro Universitario Ignaciano (CUI), para participar en el escenario de la justicia ambiental durante los cinco años de su carrera. Esta experiencia la acercó a colaborar con la asociación civil Un Salto de Vida.
“En el ITESO todo mundo está súper dispuesto a ayudar. Si tienes una comezoncita chiquita, te acerca a un montón de realidades de una manera muy respetuosa. No es llegar dando soluciones creyendo que uno es el que sabe; es ver al otro y reconocerlo como individuo pensante y que sabe cosas que tú no. Eso es de lo más valioso que me dio el ITESO”, comparte.
La ahora maestrante se reconoce afortunada: “Yo estudié nanotecnología porque me gusta. Pero cuando lo pude desdoblar desde el voluntariado, entendí que mi profesión, además de gustarme, le es útil a alguien más. El ITESO me abrió ese horizonte”, dice.
Para Natalia, el hecho de que el campus sea multidisciplinario es clave para lograr la apuesta por la formación integral, a la vez que eso facilita que salgan proyectos con equipos completos, a partir de las relaciones que se logran en clases de tronco común y otros espacios heterogéneos, como los voluntariados.
“En el ITESO tendemos a reconocer a las otras carreras y a entenderlas como importantes. No es cualquier chamba hacer lo que hace por ejemplo un administrador o el de redes sociales o el ingeniero”, comenta.
Admite que probablemente pudo haber sido feliz estudiando otra carrera e incluso ingresando a otra universidad, pero el combo de estudiar Ingeniería en Nanotecnología en el ITESO fue un gran acierto.
Posgrado en Alemania
Estudiar un posgrado en Alemania fue, desde antes de cursar la ingeniería, parte del plan de Natalia. Desde sus días como estudiante de la Prepa 5 de la Universidad de Guadalajara, la joven ya estudiaba el idioma. Además, ganó un curso preuniversitario que la llevó a este país europeo, para una estancia de un mes. Quedó prendada de los escenarios y la cultura teutona, y se puso como meta regresar a estudiar ahí.
Al egresar de Ingeniería en Nanotecnología en Primavera de 2020, González Vázquez ya daba clases privadas de inglés y alemán. Se unió también a las filas del profesorado del ITESO, ofreciendo la asignatura Manejo de Información y Datos Numéricos en línea, que por cierto al día de hoy sigue impartiendo.
Con apoyo del Banco de México, a través del Fondo para el Desarrollo de Recursos Humanos (FIDERH), la joven se mudó a Alemania en 2021 para iniciar su posgrado. Actualmente es estudiante de la maestría en ciencia de materiales en la Universidad de Stuttgart, donde desarrolla delgadas películas magnéticas con aplicación en el campo médico, además de especializarse en el diseño, la síntesis y la caracterización de materiales nanoestructurados para aplicaciones de otro tipo.
Vinculación e internacionalización
González Vázquez tiene la intención de continuar su formación con un doctorado en Materiales Biológicos en el Instituto Max Planck de Sistemas Inteligentes, en Stuttgart.
Mientras se concreta este nuevo proyecto, planea aportar a la internacionalización de su actual universidad. Un primer proyecto fue procurar la vinculación de la Universidad de Sttutgart con el ITESO, fungiendo ella como enlace para traer a Gunther Richter, investigador en Ciencia de Materiales y su asesor de tesis, a participar como uno de los profesores del Verano Internacional 2024 en ITESO.
Comparte que el profesor Richter llegó al ITESO con la idea de adaptar su curso a nivel de pregrado, previendo que los estudiantes tuvieran un entendimiento básico de los conceptos. “Pero cuando llegó, tuvo que subir a nivel de maestría. Les dio la clase que me da a mí estando en la maestría. Y eso le encantó, vio que hay mucha calidad en los estudiantes del ITESO”, menciona la ingeniera.
A partir de esta experiencia, la joven considera viable seguir procurando la vinculación a través de otros esquemas de intercambio, estancias académicas y colaboraciones. “En términos de investigación, el ITESO está en una etapa de crecimiento; tenemos alumnos e investigadores buenísimos en México y me parece una gran oportunidad para vincular a chavos de acá con la maestría. Lo que aprecio mucho de aquí, especialmente el ITESO, es la calidad de las personas como individuos, como académicos, como alumnos y como investigadores”, afirma.
No descarta regresar a México e incluso buscar oportunidades en el ITESO, para seguir con sus labores de investigación y combinarlos con la formación de nuevos cuadros de ingenieros e ingenieras comprometidos con la sociedad y el medio ambiente.
FOTO: Zyan André