Gracias a su trabajo relativo al conflicto social derivado del proyecto de la presa El Zapotillo, Jonatan Godínez Madrigal obtuvo una distinción otorgada por la Real Sociedad Holandesa de Ciencias y Humanidades

Jonatan Godínez Madrigal investigador posdoctoral del Instituto para la Educación del Agua de IHE Delft, en los Países Bajos, y egresado de la Licenciatura en Relaciones Internacionales del ITESO, recibió el Premio a la Mejor Tesis Interdisciplinar por la Real Sociedad Holandesa de Ciencias y Humanidades, gracias al trabajo “Paradigm Lost on the Value of Lost Causes in Transforming Cities and Water Systems’ Development Pathways”, en el que retoma el conflicto de la presa El Zapotillo. 

El trabajo de Godínez Madrigal fue elegido por unanimidad de entre más de 75 tesis provenientes de todo Países Bajos. El investigador entiende este premio como un reconocimiento a la importancia de considerar el conocimiento técnico y científico dentro de un conflicto social, como herramienta invaluable para desde ella aportar soluciones. 

Orgulloso de la educación jesuita que recibió en el ITESO, Jonatan Godínez procura siempre imprimir el sello del compromiso social en todos los proyectos en los que trabaja. “Encontré un nicho que pone el conocimiento científico al servicio de la gente. Esto lo aprendí de los jesuitas y durante todo el proyecto lo tuve muy presente”, dice. 

Una pasión por la resolución de conflictos sociales

A pesar de haberse consolidado como investigador en temas de agua, Jonatan Godínez afirma que estudiar Relaciones Internacionales en el ITESO fue un acierto. “Desde el principio, lo que me interesó de la carrera fue su naturaleza interdisciplinaria y lograr un entendimiento del mundo”, comenta. 

Recuerda con especial cariño la clase de Mario López Ramírez, académico del Centro Interdisciplinario para la Formación y Vinculación Social del ITESO (Cifovis), quien lo acercó a las líneas del derecho al agua y políticas públicas. Más tarde, Jonatan se convirtió en su becario y al día de hoy, ya colegas, colaboran constantemente en diversos proyectos interinstitucionales. 

“En el ITESO me empecé a empapar de toda la parte social del agua, pude entender los conflictos sociales que surgieron con el agua y a formarme en el tema”, dice. Impulsado por su profesor, Godínez Madrigal cursó la maestría en ciencias sociales enfocada en desarrollo sustentable, en la Universidad de Guadalajara (UdeG), tras lo cual se desempeñó como consultor de proyectos de planeación ecológica desde el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).  

Ya para entonces estaba cierto en su pasión de responder a los problemas sociales desde la ciencia, pero la frustración llegó pronto para el profesional, puesto que sus investigaciones y recomendaciones eran ignoradas por los actores políticos. 

Con apoyo de una beca del entonces Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), decidió ir a Delft, Holanda, a estudiar un doctorado en gobernanza y gestión del agua en el IHE Delft Institute for Water Education. Como tema para su tesis eligió el conflicto de El Zapotillo, pero durante los primeros dos años el itesiano se enfocó en fortalecer la parte científica que hasta entonces no había recibido como parte de su formación.  

El Zapotillo

El proyecto de El Zapotillo ha sido motivo de tensión desde hace más de 16 años, cuando se decidió construir la presa propuesta por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en 2005. La puesta en marcha del proyecto trajo consigo un sinfín de obstáculos económicos, legales, políticos, técnicos y sociales. Entre otras cosas, implicaba sacrificar los poblados de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, que por el bien mayor se inundarían para poder dotar de agua potable a la Zona Metropolitana de Guadalajara.  

Académicamente, El Zapotillo no ofrecía mucho campo de acción para el doctorante. Sin embargo, eso cambió en 2017, cuando la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés), desarrolló un modelo matemático de la cuenca del río Verde para justificar la realización de la obra, a petición del gobierno jalisciense. 

“Se dio una gran controversia alrededor de este modelo. Lo pedí por transparencia al gobierno de Jalisco, y una vez que lo tuve tardé seis meses en entenderlo. Y ahí me di cuenta de que la intuición de quienes se oponían a ese proyecto era correcta, ahora [contaba] con datos duros para probar que el estudio sí era parcial”, añade. 

El investigador fortaleció la relación con las comunidades implicadas a partir de este nuevo conocimiento. “Empecé a visualizar cómo podía no solamente entender el conflicto, sino también transformarlo. El estudio de la UNOPS estaba enfocado únicamente a la empresa; lo que yo hice fue entender socialmente que había un discurso de poder por parte de las autoridades, o sea, decía que hay alternativas, pero que eran inviables; no había datos”, dice Jonatan. 

Tras haber reunido a un equipo de ingenieros del Instituto para la Educación del Agua de IHE Delft con el fin de reorganizar el modelo, Godínez Madrigal llegó a México en 2019 para entablar diálogo con todos los actores del conflicto, incluidos representantes de las comunidades y autoridades federales y estatales. 

La pandemia aletargó todo el proceso. En 2021, la Conagua presentó una nueva propuesta que según los expertos del IHE Delft resultaba muy riesgosa para las comunidades, por lo que se instalaron mesas de trabajo.  

Jonatan Godínez reconoció su situación privilegiada para apoyar a las comunidades desde su expertise técnico. “Era una oportunidad única que cualquier doctorante quisiera tener en la vida: que lo que estés trabajando se vuelva importante y tangible desde lo social”, recuerda.  

El equipo liderado por el itesiano enteró a los pobladores de las implicaciones técnicas del proyecto y recomendó cambios a la propuesta de Conagua; uno de los más importantes fue reacondicionar la presa con un vertedor a una altura más baja que la de Palmarejo, lo cual garantizaría la seguridad de los tres poblados, aún en condiciones climatológicas adversas en combinación con sucesos perjudiciales operativos y de gestión de la presa.  

La Conagua adecuó su proyecto para adoptar las recomendaciones y, luego de 16 años de conflicto, todas las partes coincidieron en que ésta era la mejor opción para todos los involucrados. Mientras tanto, Jonatan defendió su tesis en 2022 y entró al IHE Delft como investigador.  

No es una solución permanente

Godínez Madrigal afirma que la presa está lejos de ser una solución permanente. “En mi investigación, encontré que El Zapotillo es un gran parche. El conflicto se habrá resuelto pero el problema de fondo, del suministro del agua, sigue ahí”, añade. 

Es por ello que el profesionista urge al diálogo interdisciplinario para empezar a pensar en soluciones integrales, que convoque a representantes de todos los niveles de gobierno e instancias de la sociedad civil, así como académicos, investigadores y científicos. 

El investigador recuerda que, durante el desarrollo de su trabajo, muchas voces lo obligaban a definirse como científico o como activista. “No tengo que escoger, soy ambos. Soy un científico con conciencia social y no por ello menos científico”, afirma. 

Para el itesiano, la ciencia se vuelve socialmente relevante cuando se detona a partir de un problema social y, a la vez que propone soluciones, contribuye al desarrollo de la propia ciencia.  

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