Antonio Corres, egresado del Doctorado en Ciencias de la Ingeniería, creó un dispositivo portátil de rehabilitación física de fácil uso y de precio más accesible que los que actualmente se encuentran en el mercado

A muchos nos ha pasado: un dolor casi insoportable en la espalda baja que hace que los minutos del día pasen lento, una incómoda contractura o un esguince que merma nuestra movilidad cotidiana. La alternativa más idónea es ir a rehabilitación física para arreglar el problema, pero a veces las apretadas agendas y los elevados costos hacen que no siempre sea posible esta opción o que, incluso en el caso de optar por ella, los resultados de recuperación sean mucho más lentos de lo deseado.

Con ello en mente, Antonio Corres Matamoros, egresado del Doctorado en Ciencias de la Ingeniería del ITESO, ideó una solución para que la rehabilitación física para esas y otro tipo de lesiones fuera mucho más efectiva, rápida, cómoda y económica.

El egresado diseñó un dispositivo portátil de diatermia por radiofrecuencia para terapia médica en rehabilitación de lesiones, cuyo chip, desarrollado a partir de conocimientos de microelectrónica, genera una corriente eléctrica de alta frecuencia que eleva la temperatura en la zona lesionada y logra estimular el tejido blando del organismo. Esto permite el cicatrizado, desinflamación y la rehabilitación de lesiones musculares y nerviosas, menciona el también egresado de Ingeniería Electrónica y de la Maestría en Electrónica Industrial (hoy Maestría en Diseño Electrónico) del ITESO.

«La intensidad de la corriente que maneja el dispositivo es muy baja, imperceptible, si bien la dosis, que es la multiplicación de la intensidad por el tiempo, es igual a la de un equipo de rehabilitación convencional que se conecta nada más media hora durante dos o tres días», explica.

De acuerdo con diversos estudios la percepción de dolor del paciente disminuye más de 70 por ciento, en tanto que, en términos de efectividad, el dispositivo favorece hasta 80 por ciento del cicatrizado y la desinflamación durante las primeras 72 horas.

Una de las características novedosas del desarrollo está en su portabilidad, la cual permite que el paciente tenga el dispositivo colocado durante un periodo continuo de terapia de hasta 72 horas. En la rehabilitación convencional, «la terapia se hace de una forma interrumpida, porque una vez que termina la sesión de una hora, el paciente tiene que regresar a su domicilio y la lesión deja de recibir el estímulo externo para su rehabilitación», dice el emprendedor, director de la empresa Cormat, dedicada al diseño y fabricación de equipo electrónico médico.

«Pueden utilizarlo personas de cualquier edad, es de fácil uso y colocación en las lesiones de los pacientes», añade Corres.

El proyecto fue asesorado por Esteban Martínez Guerrero, académico del Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática (DESI) del ITESO, quien señala que el acompañamiento se dio desde las asignaturas de Investigación, Desarrollo e Innovación (IDI), en un escenario que priorizaba la formación académica sin descuidar el beneficio social.

Una de los objetivos del dispositivo fue lograr que la rehabilitación fuera accesible para muchas más personas, por lo que se priorizó que el costo de fabricación fuera el menor posible. Actualmente el único equipo comercial de este tipo, aunque de dimensiones mucho más grandes, cuesta alrededor de 30 mil pesos. Las primeras estimaciones arrojan que el equipo desarrollado por Corres tendría un precio al público de apenas cinco por ciento de esta cantidad.

Prototipo del dispositivo. Antonio Corres actualmente trabaja en el diseño de la experiencia externa del aparato.

«El paciente ni siquiera tendría que pagar el precio final del producto, ya que las instituciones que ofrezcan la rehabilitación podrían rentarlo o prestarlo al paciente. Con esta dinámica prácticamente cualquier persona que necesite rehabilitación podría tener acceso a este equipo», menciona el egresado.

Desde la secundaria y hasta el doctorado, Antonio Corres estudió en escuelas jesuitas – el Instituto de Ciencias y el ITESO.

«Muchas personas pierden la capacidad de seguir moviéndose como lo hacían antes de una discapacidad física. No cualquiera puede tener una rehabilitación física adecuada y no cualquiera recupera la movilidad y calidad de vida tras una lesión fuerte. No se vale que nada más los que tienen dinero puedan volver a caminar bien. Lo justo es que quienes hemos tenido el privilegio de recibir una educación, podamos regresar algo a la sociedad».

La patente para el dispositivo, de la que son cotitulares tanto el egresado como la universidad, ya fue otorgada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y están en espera del documento que la acredita. Corres recibió acompañamiento de la Unidad de Transferencia de Conocimiento (UTC) del Centro para la Gestión de la Innovación y la Tecnología (Cegint) del ITESO para el proceso relacionado con la patente.

El emprendedor actualmente trabaja en el diseño de la apariencia externa del dispositivo, tras lo cual buscará la certificación de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). El dispositivo podría ser comercializado en Costa Rica y el resto de América Latina.

FOTOS: Luis Ponciano y Antonio Corres