Alumnos, vecinos y Ayuntamiento de San Pedro Tlaquepaque por una nueva calle. El PAP «Haciendo barrio», un grupo mutidisciplinario de universitarios, logró remozar por completo una de las calles del Cerro del Cuatro

La calle Santa Rosa de Lima era una terracería con cráteres en los que los niños entraban a jugar y salían hechos un polvorón. Ni coches ni transporte público se atrevían a cruzarla, por lo que era necesario caminar cuesta arriba por la empinada calle, carente de banquetas y aderezada con escombros y tierra.

Barrio2

Ramiro Estrada, el vecino que se convertiría en tesorero del comité que gestionó la construcción, cuenta que desde 2011 habían solicitado al Ayuntamiento de Tlaquepaque la pavimentación de su calle.

Se hizo un diagnóstico integral comunitario en el Cerro del Cuatro entre el Comité de Planeación de Desarrollo Municipal (Coplademun) de Tlaquepaque y el ITESO, en el que se diagnosticaron varias problemáticas y líneas de acción; una de ellas fue la adecuación de espacios públicos.

Originalmente, el PAP estaba interesado en recuperar el lote baldío conocido entre los vecinos de Nueva Santa María como “El ojito de agua”, donde se llevaban a cabo conductas antisociales como peleas y consumo de sustancias ilegales. Se acordó la construcción de un parque, que semestre con semestre se iba desarrollar con ayuda de la comunidad; pero pocos vecinos asistían a sus actividades.

Jorge Castellanos, estudiante de Psicología y miembro del PAP “Haciendo barrio”, cuenta que la solución fue cambiarse de zona; montaron una carpa en la calle Santa Rosa de Lima, intentando convencer a los vecinos para que apoyaran el proyecto. La respuesta fue que, antes de cualquier otra cosa, querían piso firme a la puerta de sus casas.

“Su calle estaba hecha garras”, dice Castellanos. En sus primeras pláticas con el Ayuntamiento intentaron conseguir fondos. “Nos enseñaron la lista de proyectos que se tenían en el Cerro del Cuatro y vimos que no había posibilidad de trabajar con los recursos del gobierno nada más, así que ellos [el Ayuntamiento] nos propusieron: ‘Si ustedes logran que la gente junte dinero, nosotros ponemos la otra parte’”.

Ubicaron a los habitantes que tuvieran más incidencia en la comunidad y convocaron al resto de los vecinos a que votaran por los integrantes del comité que gestionaría el proyecto. Después, los estudiantes del PAP cotizaron materiales junto con vecinos y el Municipio. Los vecinos hasta ayudaron a medir la calle para que los estudiantes realizaran los planos.

Delegaron responsabilidad monetaria a Estrada y lo acompañaron a abrir una cuenta bancaria comunitaria para depositar semanalmente el dinero que recaudaran. La labor de convencimiento fue complicada, pero al final, las 48 familias que habitan la calle pusieron tanto su dinero como su tiempo.

“Una señora de allá abajo nos donó 500 pesos para la calle simplemente porque ella pasa por aquí”, cuenta Fabiola Murillo, vecina y miembro del comité. “Nos dijo: ‘Yo dono dinero porque yo uso la calle para pasar’.

“Hasta que se nos escuchó”

“Ellos nos aventaron, y ahora sí nosotros hemos salido adelante”. Murillo, con orgullo, suelta estas palabras parada sobre uno de los montículos de piedras removidas para la construcción. Era la última semana de noviembre 2013, y se les había asegurado que para el 24 de diciembre estarían terminadas las obras. Un regalo de Navidad, bromeaban todos los presentes.

“No se reunía tanta gente, hasta que llegaron los muchachos del ITESO”, agrega Estrada, “con ayuda de ellos y entre todos los vecinos, ya se está haciendo lo que esperábamos todos”.

“Otros vecinos de allá abajo que vieron todo nuestro trabajo y el compromiso que nos hicieron, quieren hacer lo mismo, y quieren que les echemos la mano para hacer lo mismo que hemos hecho nosotros”, narra Murillo.

“El proyecto en sí no es la calle”, considera Castellanos, quien tiene la intención de continuar su labor en el Cerro del Cuatro como voluntario. “Es que la gente aprenda a gestionar, que se involucre con su comunidad y tenga la capacidad reflexiva de valorar si están a gusto con su situación actual”.

Fotos Luis Ponciano