El ITESO creó el Protocolo Institucional de Actuación en caso de Desaparición de Personas, con lo que, desde sus capacidades, busca coadyuvar para garantizar la seguridad de sus integrantes y familiares

Más de 111 mil personas están desaparecidas en todo el país, de acuerdo con fuentes oficiales y organizaciones de la sociedad civil. Jalisco permanece en el primer lugar de esta lista, con un promedio de 14 personas desaparecidas cada día, señala Alejandra Nuño Ruiz Velasco, directora del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ, del ITESO (CUDJ). 

“Ésta es, por mucho, la problemática de derechos humanos más importante y urgente que se tiene que atender”, afirma la académica. 

En este contexto es que el ITESO, a través del CUDJ, creó en 2021 el Protocolo Institucional de Actuación en caso de Desaparición de Personas, a activarse en caso de que se presuma que un integrante de la comunidad universitaria, sus familiares —en línea directa o colateral en segundo grado— o personas que acudan al campus son víctimas de este delito. 

Nuño Ruiz Velasco apunta que este documento responde a la necesidad de actuar con urgencia en estos casos. “Las primeras horas son fundamentales, y ante estas situaciones debemos saber cómo proceder. El protocolo se plantea desde un enfoque preventivo, para que como institución estemos preparados en caso de una desaparición”, explica. 

Las tres instancias base de este protocolo son la Oficina de Seguridad, la Oficina de Comunicación Institucional y el equipo del CUDJ. Dependiendo de las particularidades del caso, otras áreas se van sumando para complementar los cuadros de acompañamiento, y la red integral contempla la participación del Centro de Acompañamiento y Estudios Juveniles (Cjuven), del Departamento de Psicología, Educación y Salud (DPES), del Centro Universitario Ignaciano (CUI), de la Clínica Jurídica Ignacio Ellacuría, SJ, de la Coordinación de Participación Estudiantil (CPE), y de cualquier otra instancia interna que pueda aportar a los procesos. 

Sin embargo, la académica asegura que “al ITESO no corresponde atender la inseguridad que se vive en el estado. Las autoridades deben prevenir las desapariciones, buscar a las personas e investigar los hechos. La investigación y la justicia son inhibidoras de las desapariciones”. En ese sentido, comenta que el Protocolo es un recurso que la institución pone a disposición de la comunidad universitaria, con la que se reafirma el compromiso para con sus estudiantes, trabajadores, colaboradores y visitantes. 

¿Cómo se activa el protocolo?

El Protocolo establece tres niveles de atención a partir del reporte de posible desaparición, hecho a través de la Oficina de Seguridad del ITESO. La información es remitida al CUDJ y a la Oficina de Comunicación Institucional, para que se gestionen los recursos de difusión necesarios por los canales de comunicación pertinentes. 

La primera etapa se centra en la orientación legal temprana y puntual, tanto hacia afuera como hacia el interior de la Universidad, así como en una primera labor de contención emocional y las primeras acciones de difusión informativa. Durante la segunda etapa se constituye un equipo interdisciplinario extraordinario para dar seguimiento cercano y personalizado, brindando acompañamiento legal, psicoafectivo, psicosocial y espiritual.  

Si el caso requiere de recursos adicionales para su acompañamiento o la persona no ha sido localizada, se activará el tercer nivel de atención. De ser necesario, se canaliza a otras organizaciones que puedan mantener el apoyo y el acompañamiento a la familia. 

Durante todo el proceso el ITESO se mantiene en contacto con la familia de la persona desaparecida a través de un número telefónico exclusivo para ello, a fin garantizar confidencialidad y seguridad.  

“Frente a sus capacidades, el ITESO está atendiendo sin necesidad de exponer y priorizando el cuidado de la persona, tanto de la víctima como de sus familiares y personas más cercanas. Nos regimos bajo el principio del derecho humanitario de acción sin daño”, añade la directora. 

En paralelo, desde el CUDJ se establece comunicación con las autoridades para coadyuvar en las investigaciones necesarias, a la vez que se apoya de organizaciones de la sociedad civil, colectivos de familiares de personas desaparecidas y personas externas a la comunidad universitaria especializadas en el acompañamiento de casos de desaparición. 

Medidas preventivas

Diana Pérez González, asistente de investigación del CUDJ del ITESO, señala que el documento abarca las generalidades de cómo proceder en caso de una desaparición, pero se adapta según las particularidades de cada caso.  

El Protocolo también contempla medidas de prevención y cuidado colectivo, entre las que se menciona la creación de redes de cuidado y evitar compartir información personal por teléfono o internet. En caso de desaparición, se recomienda usar responsablemente las redes sociales y evitar difundir información errónea o sin consentimiento de los familiares.  

“Tenemos que ser conscientes del estado y del país en donde estamos viviendo. Y, aun en este contexto anormal, seguir teniendo una vida normal”, apunta Pérez González. 

En caso de que la persona desaparecida no pertenezca a la comunidad universitaria, se puede consultar la Guía Ciudadana ¿Qué hacer ante la desaparición de una persona?, documento desarrollado por el ITESO y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés).  

 

FOTO: Luis Ponciano