El ITESO fue sede de la proyección del documental Six dollar cup of coffee, que presenta el trabajo de la cooperativa cafetalera chiapaneca Bats’il Maya y los retos que enfrenta al comercializar su producto en el mercado global.

Para muchos es un pretexto para convivir. Para otros, el combustible sin el cual es imposible comenzar la jornada. Para cientos de familias en el sureste de México, es su fuente de ingresos y, sobre todo, un rasgo fundamental de su cultura. Así lo es para los integrantes de la cooperativa chiapaneca Bats’il Maya, cuya historia ha quedado registrada en el documental Six dollar cup of coffee, de Andrés Ibáñez y Alejandro Díaz, que fue estrenado en el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara y que el jueves pasado tuvo una proyección en el Auditorio D2 del ITESO.

Bats’il Maya agrupa a 300 familias de 65 comunidades tzeltales de Chiapas. Desde hace varios años, cansados de los abusos de los coyotes, decidieron tomar en sus manos la comercialización de su producto abarcando todos los procesos: desde el campo hasta la taza del consumidor a través de sus cafeterías, Capeltic. Cuando Andrés conoció la historia, de inmediato la compartió con Alejandro y decidieron que era una historia que querían contar. “Siempre hemos tenido una relación entusiasta con el café, pero no sabíamos nada de todo lo que hay detrás de cada taza. Al principio no entendíamos muy bien, pero fuimos aprendiendo que detrás hay una historia muy compleja, de lucha”, relata Alejandro, quien explica que la producción del documental se llevó cerca de cinco años.

A lo largo de poco más de una hora, el documental relata los orígenes de la cooperativa y los problemas que han enfrentado al tratar de incursionar de manera independiente en el mercado internacional. Una de las principales dificultades, por ejemplo, radica en que muchas veces hay renuencia a comprar café que ya ha sido completamente procesado —es decir, mezclado y tostado—, porque muchos compradores prefieren comprar el café verde para realizar ellos mismos el resto del proceso. A esto se suman las variables del mercado: durante algunos años contaron con un comprador japonés que distribuía en Estados Unidos, hasta que éste vendió sus cafeterías a un inversionista estadounidense que ya no quiso comprar el café de la cooperativa. También están los imponderables de la naturaleza: una plaga de roya acabó con muchos cultivos. Y finalmente, también se cuenta la actitud del consumidor ante un café de buena calidad. Y es que, ¿cuánto cuesta una taza de café? ¿Cuánto vale realmente? “Si una taza de café cuesta un dólar, alguien está saliendo perjudicado. Nadie debería asombrarse por una taza que cuesta seis dólares”, se escucha en uno de los testimonios que presenta el documental. Alejandro Díaz explica que más que dar respuestas, el documental busca provocar preguntas.

Por su parte, José Aquino, maestro tostador e integrante de la cooperativa, explica que “todo lo que pueda sumar para difundir nuestro trabajo es bienvenido. Queremos dar a conocer qué se hace y cómo se hace, porque mientras más se conoce, más responsables somos a la hora de consumir”.

El documental concluye con un escenario desalentador: la cooperativa ha perdido a su principal comprador y la roya ha arrasado con la cosecha. Sin embargo, a manera de broma, José Aquino señala que ya se podría hacer la secuela: “Sobrevivimos a la roya, a la pérdida del comprador japonés y aquí estamos. A pesar de todo hemos tenido buenos números. Vamos por buen camino y seguiremos trabajando”.