El 17 de mayo se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia. Desde la investigación, la normatividad y la convivencia diaria, la Universidad apuesta por la construcción de condiciones cada vez más justas para quienes sufren estas formas de discriminación

Hace 33 años, la homosexualidad dejó de ser considerada un trastorno mental. Desde entonces, poco a poco se han ido dando pasos para fomentar una cultura de igualdad y justicia. Desde 2004, cada 17 de mayo se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, como un reconocimiento a la existencia de personas de la comunidad LGBT+ y un compromiso de la sociedad por avanzar en mecanismos de justicia y protección para esta población. 

El ITESO, al tanto de su papel como un agente formativo, de convivencia y de diálogo, emprende estrategias, actividades, investigaciones, talleres y otras acciones para promover un espacio libre de violencias para las, los y les integrantes de la comunidad universitaria que forman parte de la población LGBT+.  

Conoce algunas de estas estrategias surgidas desde la academia, la colectividad y las acciones institucionales. 

Estudiar desde los márgenes 

María Martha Collignon Goribar, académica del Departamento de Estudios Socioculturales (DESO), trabaja líneas de investigación relacionadas con la construcción sociocultural de la sexualidad en México, con énfasis en la diversidad, es decir, en entender esa construcción “desde las fronteras, desde los márgenes, desde la diferencia”. 

A decir de la investigadora, ello implica reconocer las diversidades como un objeto de estudio importante para las ciencias sociales, a lo que se suma el reto de estudiar estas temáticas sin sostener la diferencia entendida como tal a partir de lo heteronormativo.  

Collignon Goribar insiste en la importancia de su trabajo como medio para visibilizar las problemáticas que aquejan a las personas trans y a la comunidad LGBT+ y, a la vez, para dialogar con el conocimiento desde los estudios de género, cuerpo y sexualidad en los términos de las ciencias sociales. 

“Aun dentro de los márgenes, empecé a darme cuenta de que hay una población menos estudiada y apoyada, y con mayores problemáticas: la población trans. Entonces empecé a explorar cómo desde la academia se puede aportar para enriquecer los procesos de toma de decisiones, políticas públicas e iniciativas de ley”, dice. 

Además, advierte que elementos homofóbicos, transfóbicos y bifóbicos están presentes en la cotidianidad, por lo que encuentra en la investigación académica una herramienta importante para cambiar estas realidades.  

“Creo que, en el fondo, hablar de homofobia, de transfobia y de bifobia es hablar de la dificultad de reconocer a ese otro diferente. Es ir en contra de la dignidad de la persona porque desde mis valores no quiero reconocer que esa persona es persona. Y no puedes exigirle a alguien que respete a una persona si no reconoce que es una persona”, apunta. 

Desde entonces, la académica ha emprendido investigaciones respecto al proceso de transición de género desde las ciencias sociales, así como acerca de las maternidades y paternidades trans y los derechos laborales de las personas trans, así como las dificultades a las que se enfrenta este sector en términos culturales, económicos, profesionales, religiosos, morales, sociales y médicos, entre otros. 

A decir de María Martha Collignon, el ITESO es suelo fértil para trabajar líneas de investigación relacionadas con las poblaciones sexodivergentes. Sin embargo, advierte la necesidad de “arar bien la tierra” a través de la vinculación a grandes proyectos. “Si seguimos pensando que el género no tiene nada que ver con otras problemáticas, estaremos dejando de atender cosas que son clave”, señala. 

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Acciones formativas

A fin de propiciar la sana convivencia al interior de la comunidad universitaria, desde la institución se plantean marcos normativos como el Protocolo de atención a la violencia de género en el ITESO, reglamentos y procedimientos internos. Asimismo, hay espacios especialmente diseñados para proponer estrategias que abonen a una cultura más equitativa que genere condiciones de mejora en la calidad de vida de las personas y con ello, invite a la construcción de una sociedad más justa, empezando desde adentro. 

El Comité Interdireccional para la Igualdad de Género es una de estas áreas y Mariana Espeleta Olivera, académica del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ, (CUDJ), es una de sus integrantes. Desde este equipo se proponen programas y líneas de trabajo relacionadas con la inclusión, el respeto y la no discriminación de personas trans, no binarias y de orientaciones sexuales diversas de la comunidad universitaria. 

Espeleta Olivera comenta que el Comité se ha acompañado de colectivos y consultores externos en diferentes momentos, a fin de hacer diagnósticos y diseñar propuestas pertinentes y necesarias para los, las y les integrantes de la comunidad universitaria.  

Retoma como uno de los logros de estos trabajos la creación de baños sin especificidad de género en el campus, que, si bien no terminan por cubrir todas las necesidades de quienes se identifican como transgénero, sí son pasos en firme para lograr esa meta.  

De igual modo, se han impartido asesorías y talleres de sensibilización que ofrecen al profesorado y al personal administrativo y de apoyo, para dotar de herramientas que ayuden a interactuar con personas trans de manera respetuosa, además de brindar nociones de lenguaje inclusivo y conceptos básicos de las otredades sexualizadas. 

La académica compartió que al momento se trabaja en un proyecto de inclusión y acompañamiento a personas trans y no binarias, en tanto que se lanzará una campaña para la visibilización y concientización de las diversidades que sea tanto formativa como informativa. “Para las personas trans, el reconocimiento de su identidad es fundamental. Y cuando no lo hay, no podemos hablar de un escenario pedagógico adecuado”, comenta Mariana Espeleta. 

El escenario universitario se completa con recursos emanados desde el Centro de Acompañamiento y Estudios Juveniles (C-juven), la Coordinación de Acompañamiento para la Excelencia Académica (CAXA) y la Comisión para atender violencias de género, entre otras dependencias.  

Participación estudiantil

Pable Abaroa Águila, estudiante de la Licenciatura en Comunicación y Artes Audiovisuales, encontró que desde su carrera hacía falta dar protagonismo a los temas de género y disidencias LGBT+, desde un trasfondo bien informado. Junto con compañeres fundó Secuencias, compañía productora desde donde se pueden articular redes, estrategias y proponer eventos para la comunidad universitaria. Éste es el colectivo detrás del taller de vogue y del Crystal Kiki Ball, en colaboración con el Centro de Promoción Cultural del ITESO (CPC). 

Pable, quien se reconoce como persona trans, ha encontrado cierta resistencia entre miembros de la comunidad universitaria para convivir con personas que escapan de las etiquetas binarias, aunque no de manera abierta. Lamenta que algunas actitudes que pudieran catalogarse como transfóbicas, homofóbicas o bifóbicas, limiten a las personas de cuestionarse y conocerse a sí mismas o de entablar relaciones valiosas. 

Sin embargo, aclara que la comunidad de la cual forma parte no está buscando aceptación, sino reconocimiento. “¿Cómo aceptas a alguien? No tiene sentido: la persona existe. Que tú no entiendas su identidad o su expresión, es problema tuyo”, dice. 

A su parecer, es necesario replantear cómo se están tocando estos temas en el espacio universitario para poder erradicar conceptos y prácticas patologizantes, y el ITESO ya está haciendo lo suyo con ofertas como el Conjunto Estructurado en Estudios de Género (CEGen), proyecto integrado por diez materias que ofrecen conocimientos básicos y socio-profesionales en este campo de conocimiento, con el propósito de transformar las concepciones y prácticas de las generaciones de estudiantes actuales y venideras. 

“Aquí es donde me puedo maquillar y vestirme de la manera que quiero, no tengo muchos espacios afuera donde lo pueda hacer. Gran parte del desarrollo de mi identidad ha sido gracias a estar aquí en el ITESO. Creo que hay muchas cosas que me dan seguridad, aunque claro que algunas personas me van a ver feo, pero de ahí no pasa. Eso para mí es muy valioso”, comparte. 

Para próximos meses, Pablo considera prioritario armar una agenda común con otras áreas y colectivos de la universidad para empezar a vincular lo que ya existe en el ITESO en la materia, a fin de armar proyectos artísticos, de narrativas transmedia, de difusión y de diálogo en torno a la comunidad sexodivergente. 

Otro espacio para la participación estudiantil es el que se da en el Colectivo de Diversidad Igualitaria ITESO (CODII), encabezado por Gaby Rivero Ramos, estudiante de la Licenciatura en Psicología. Para ella es importante que existan más canales para la comunicación entre la institución y la comunidad estudiantil, a fin de garantizar que el ITESO sea un espacio seguro para la población LGBT+. 

Considera importante impulsar aún más los talleres de sensibilización a docentes para procurar la inclusión de la comunidad LGBT+ y reconocerla como parte integral de la vida estudiantil. Al momento, el colectivo registra entre sus filas a más de 160 alumnes de diferentes carreras.