Durante la misa con la que se celebró el 450 aniversario de la llegada de la Compañía de Jesús a México, el Rector del ITESO, Alexander Zatyrka, SJ, recordó el mensaje de San Ignacio de Loyola, SJ, en el que habla de un Dios que contempla su creación con amor e invita y enseña a ver la realidad de la misma forma

Sólo quien vive enamorado puede transformar el mundo para bien. Desde hace cuatro siglos y medio, San Ignacio de Loyola invitó a los integrantes de la Compañía de Jesús a propagar el mensaje de un Dios que contempla su creación con amor e invita y enseña a ver el mundo de la misma forma.

Así lo expresó el Rector del ITESO, Alexander Zatyrka, SJ, el pasado viernes 9 de septiembre en la Catedral de Guadalajara, en la homilía que pronunció durante la misa celebrada para conmemorar el 450 aniversario de la llegada de los jesuitas a México, el 9 de septiembre de 1572.

Zatyrka hizo énfasis en que este aniversario es importante no sólo para la Compañía de Jesús, sino también para toda la familia ignaciana que, a lo largo de todos estos años, transmitió con empeño esta concepción de la relación con Dios, que es uno de los principios fundamentales para la congregación: contemplar la realidad con una mirada enamorada.

A partir de que llegaron a estas tierras, explicó el Rector, los jesuitas trataron de divulgar este mensaje en cada una de las misiones que les fueron encomendadas por la Iglesia universal: “La misión de educar, que seguimos manteniendo a través de los colegios y las universidades y los centros de investigación, así como de los espacios formativos que tenemos por todo nuestro país. También está la invitación a llevar la Buena Noticia a las culturas originales de nuestro país y de cualquier lugar del mundo”.

“Desde esta cultura, ya consciente en los primeros jesuitas, de que no se trataba solamente de llevar el mensaje —con toda la importancia que tiene la Buena Noticia del Señor—, sino también de permanecer atentos a contemplar la forma como esta Buena Noticia también evangelizaba cuando recogían la mirada de sus hermanos y hermanas de las culturas originarias”, agregó.

La Compañía de Jesús comenzó su trabajo de misión y pacificación en la Nueva España en Guanajuato, una de las zonas más peligrosas y difíciles de misionar en aquel entonces: “Esto fue una primicia de lo que sería el camino de este proceso de evangelización”.

“Me gusta subrayar que, cuando discernimos, lo único que hacemos es tratar de concretar una pregunta: ‘¿Cómo quieres señor que amemos hoy?’, recordando que nuestro quehacer no es solos, no es solas, sino con el Señor que nos ha prometido estar a nuestro lado todos los días hasta el final de los tiempos”.

Otra de las tareas de los jesuitas en México fue pacificar el proceso de catequesis, por lo que desde el principio se tuvo el compromiso de traducir y expresar en las lenguas originarias la Buena Noticia de Dios.

Además, relató Zatyrka, esta congregación “ha estado acompañada y bendecida por una de las devociones de nuestro pueblo mexicano, que es la devoción a la Virgen de Guadalupe, que se convirtió en el centro del querer y hacer de nuestros hermanos jesuitas a lo largo de todos estos 450 años de amor y servicio a la Iglesia mexicana, bajo el amparo de nuestra madre de Guadalupe”.

Siempre que recordamos un caminar no se trata sólo de recoger esa cosecha de bendiciones, puntualizó, sino también de pensar a futuro qué es lo que el espíritu nos pide. El discernimiento también está centrado en este amor: “Me gusta subrayar que, cuando discernimos, lo único que hacemos es tratar de concretar una pregunta: ‘¿Cómo quieres señor que amemos hoy?’, recordando que nuestro quehacer no es solos, no es solas, sino con el Señor que nos ha prometido estar a nuestro lado todos los días hasta el final de los tiempos”.

En todo el país se realizan actividades para festejar el aniversario de la llegada de la Compañía de Jesús a México, como esta eucaristía convocada por jesuitas de la región Centro Occidente.

La historia de los jesuitas en territorio mexicano comenzó en 1549, cuando San Ignacio pensó en enviar a los primeros integrantes de la Compañía de Jesús, aunque fue hasta 1572 cuando se concretó la llegada de los primeros 15 integrantes de esta congregación.

FOTOS: Luis Ponciano