Expresar de la manera más precisa tus emociones es muy útil a la hora de interactuar con tus estudios, tus padres, tu trabajo, tu pareja o tus amigos.
PRIMERA DE DOS PARTES
Los primeros días del semestre pudiste haber experimentado ansiedad por llegar a tiempo a clases, alegría al reencontrarte con amigos o con esa persona que te gusta e incluso preocupación por aquello de conservar un buen promedio para mantener la beca.
Estas (y muchas otras) emociones son indispensables para adaptarte y sobrevivir a cualquier situación. La manera en que reaccionas dependiendo de lo que generan en ti las experiencias del día con día tienen una explicación basada en cuestiones biológicas, psicológicas, sociales y culturales.
Habrá emociones que sencillamente no podrás ocultar y se reflejarán en tu rostro (alegría al recibir un mensaje en Whatsapp); habrá momentos en los que deberás encauzar tu emoción (tristeza por una ruptura) para salir adelante; otros en los que reaccionarás según el contexto en el que te encuentres (miedo a una nueva escuela), y situaciones donde vas a reprimir ciertas reacciones dependiendo del lugar o la persona que esté contigo (asco a una comida que no te gusta).
El aspecto biológico ayuda a los expertos a “entender qué es lo que está pasando, eso que está dentro de nosotros, sale y se expresa”, explica Claudia Vega, profesora de la Licenciatura en Psicología del ITESO. Vega recuerda cómo Charles Darwin, en su libro Expresión de las emociones en animales y en humanos (1872), estableció el importantísimo papel que juegan las emociones en la evolución, ya que de hecho las personas tenemos ciertas manifestaciones físicas que son similares a las de los animales, por ejemplo cuando se nos eriza la piel.
El psicólogo estadounidense Paul Ekman buscó refutar la teoría de Darwin… Y fracasó.
En sus investigaciones, Ekman solo encontró evidencias que respaldaban la labor del célebre naturalista británico. Hoy, Ekman es uno de los principales expertos mundiales en expresiones faciales y lenguaje corporal involuntario; de hecho, la serie Lie to me, en la que Cal Lightman es un experto en desenmascarar mentiras, está basada en su trabajo.
También ha logrado confirmar que todas las personas –sin importar que seamos de distintas partes del mundo o tengamos contextos culturales diferentes– compartimos los mismos gestos para expresar emociones como tristeza, enojo y alegría. Además de estas, Ekman incluye el disgusto y el miedo como las emociones universales. ¿Te suena familiar? Si estás pensando en Intensamente (Inside Out) es porque él asesoró al filme de Pixar.
Radiografía de una emoción
El miedo, emoción fundamental para la supervivencia del ser humano y otras especies animales, según su intensidad puede provocar nervosismo, ansiedad, pánico o terror. La ansiedad, por ejemplo, puede propiciar que vaciles, te paralices, caviles o te preocupes.
Las emociones son desencadenadas por factores que Ekman clasifica en dos: universales y aprendidos. En el caso del miedo, los primeros serían una grave pérdida repentina o un impacto corporal inminente (un choque); los detonadores que denomina como “aprendidos” son culturales y derivan de experiencias compartidas o personales: hablar en público, una tormenta o la amenaza de perder el trabajo.
httpv://www.youtube.com/watch?v=lISfh-Ip-qA
En el cerebro humano, la corteza prefrontal regula la parte social de las emociones, es decir, ahí está la información que te anima o no a participar en clase.
“Yo tengo que ver cómo es mi grupo o cómo es la regla social no escrita para entonces decidir si me expreso o no ante la duda de: ‘¿se van a reír de mí?’”, detalla Vega.
“Darwin estudió las caras porque son un sensor muy claro de las emociones; detectar lo que dicen tiene que ver con la supervivencia”
Claudia Vega, psicóloga del ITESO
Las cuestiones culturales definen cómo nos comportamos ante un estímulo.
Si te quemas con una taza de café no te vas a comportar igual si estás solo o rodeado por amigos a cuando te quemes al lado de alguien que tenga un rango de autoridad o sea importante para ti. En las primeras dos situaciones podrías gritar, pero guardarás cierta compostura en el tercer escenario.
“El estímulo es el mismo, la reacción biológica y física es igual, pero la parte sociocultural puede regular mucho mi comportamiento al expresarlo; ahí es donde se vuelve muy interesante esta interacción de las respuestas fisiológicas y biológicas con el medio ambiente”, apunta Vega.
Las expresiones faciales en un primer día de clases pueden delatar a los alumnos de primer ingreso.
“Darwin estudió las caras porque son un sensor muy claro de las emociones; detectar lo que dicen tiene que ver con la supervivencia y la comunicación”, comenta la psicóloga… Ilustración de Santiago Mora
La próxima semana, en la segunda entrega de este reportaje: ¿Por qué lo nuevo nos genera tanto estrés? ¿Por qué dormir y comer mejor influye en mis emociones?