¿Cómo un enconado enfrentamiento por el agua entre Jalisco y Guanajuato derivó en acuerdos destinados a lograr una mejor conservación y uso del recurso hídrico? El complejo laboratorio social llamado cuenca Lerma-Chapala es el personaje principal del libro Los afluentes y los ríos, del investigador del ITESO Rodrigo Elizondo.
Iba a haber una “guerra por el agua”. A principios del Siglo XXI empresarios, campesinos y otros actores sociales de Jalisco y Guanajuato estaban seguros de que “el otro” era un enemigo que le quería arrebatar “su” agua, propiciando una escalada de tensión que requirió la intervención de policía y gobierno federales.
Los involucrados se sentaron a dialogar, se escucharon, matizaron las acusaciones generadas desde el desconocimiento de las necesidades del vecino, pactaron, firmaron acuerdos inéditos y la cuenca Lerma-Chapala se encontró con un escenario más esperanzador en materia de uso inteligente y justo del líquido, cuidado del medio ambiente y desarrollo sustentable.
Aquellos años (2002-2004) son narrados y analizados desde el campo sociocultural por Los afluentes y los ríos, el libro de Elizondo que fue presentado en su versión impresa –la digital existe desde el año pasado– por la Oficina de Publicaciones de esta universidad el jueves 3 de julio en la Casa ITESO Clavigero.
“Si no hay acuerdos no va a haber supervivencia, y creo que esa va a ser la gran enseñanza histórica de este proceso que Rodrigo reseña”, afirmó Agustín del Castillo, periodista especializado en cuestiones medioambientales quien, junto a Luis Vallejo y Esteban Garaiz, especialistas en la materia, acompañaron a Elizondo en la presentación.
“Tenemos que aprender a tratarla, a consumirla, a reconocerle a cada quien su derecho y que la economía no sea una fuente de agotamiento de los recursos o si no, no vamos a ser viables como país”, añadió el integrante del periódico Milenio- Jalisco y ganador de diversos premios por sus textos relacionados con conflictos medioambientales.
La cuenca Lerma-Chapala tiene una extensión de más de 50 mil kilómetros cuadrados y abastece a una de las regiones clave en la producción de alimentos en México. “No es la más caudalosa, ni la más sucia, ni la más industriosa, no es la más nada del país, pero es la segunda en todo”, explicó Elizondo, cuyo libro es producto de su tesis doctoral, en la que quiso profundizar en las motivaciones de la gente a la hora de construir socialmente acuerdos medioambientales que lleven a la sustentabilidad.
“Somos como ríos o afluentes: cada uno tiene un proyecto, y cuando uno llega a acuerdos el río se hace más ancho y es capaz de producir riqueza, vida”, dijo el vocal académico del Consejo Consultivo Núcleo para el Desarrollo Sustentable de la Semarnat y miembro de la Red de Investigadores sobre el Agua del Conacyt y el Consejo Académico del Agua en Jalisco.
¿Por qué no llega la sustentabilidad?
Esta es otra de las preguntas centrales que intenta responder el libro: ¿Por qué no se alcanza el desarrollo sustentable después de un cuarto de siglo de la aparición de este concepto a nivel mundial?, se cuestiona el autor en la Introducción.
Elizondo define desarrollo sustentable de la siguiente manera: “usar los recursos naturales de tal forma que no se comprometa su acceso ni sus beneficios a nadie de la generación presente ni de las generaciones futuras”, lo cual implica necesariamente saber cuáles son los mejores proyectos, los más viables y legítimos, los que signifiquen “más bien común y menos bien particular”, aseveró.
Como uno de los periodistas que más cerca estuvo de la cobertura de la sequía de finales de los 90 que precedió al conflicto, Del Castillo advirtió que no está nada lejos una situación similar.
“Ya se asoma la nueva sequía. Después de la sequía que más o menos se terminó en 2004-2005 cuando empezó a llover de manera importante, no hemos vivido otra sequía igual, pero los ciclos de Chapala, los ciclos de la cuenca nos indican que estamos a la puerta de un nuevo periodo de sequía y tendremos que profundizar lo que en su momento se intentó y pensar que el agua es algo más que economía”, declaró Del Castillo.
Un nombre que fue citado constantemente fue el del madrileño Pedro Arrojo, experto internacional en temas relacionados con los usos sociales, públicos y privados del agua, quien conoce de primera mano el caso mexicano, en particular la cuenca Lerma-Chapala, y quien confía que México será una de las naciones que mejores y más creativas respuesta dará a estas problemáticas.
Entre la confianza de Arrojo, las advertencias de Del Castillo, la disputa por el líquido entre el campo y las ciudades, su injusta distribución a nivel global –es previsible que ante la creciente presión por la asignación del agua… Los que acaben desplazados sean los agricultores y entre estos, los más pobres, sentencia el libro–, Elizondo señaló que “hay veces que necesitamos estar muy asustados para hacer acuerdos buenos”.
Y aprovechando los lluviosos días en Guadalajara, el académico subrayó lo difícil que resulta entender que México siga sin aprovechar el agua pluvial y esta solo sirva para inundar coladeras y generar atascos de automóviles.
“Tenemos que estarnos aprovechando de todas las posibilidades, porque la tecnología ya existe. ¿Qué pasa que no llega la sustentabilidad?”
Los afluentes y los ríos se puede comprar en la Librería Porrúa del campus ITESO o a través del portal de Publicaciones ITESO, www.publicaciones.iteso.mx. Texto Enrique González Foto Roberto Ornelas