En las charlas de verano #HablarArquitectura que organizan la Sociedad de Alumnos, el arquitecto y académico del ITESO Alejandro Guerrero habló sobre la trayectoria del renombrado Louis Kahn y su particular estilo. La intertectonicidad explica la semejanza entre arquitecturas de diferentes estilos y años, encuentra la relación entre ellas, los puntos de encuentro y de diálogo franco; es una palabra heredera del término intertextualidad y una postura que alude a la universalidad más que a la originalidad.

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Alejandro Guerrero, profesor de Arquitectura del ITESO, desgranó la obra y la filosofía del arquitecto Louis Kahn

La intertectonicidad es una palabra que no existe… Aún. El arquitecto Alejandro Guerrero, profesor del ITESO y fundador del estudio ARS Atelier de Arquitecturas, la utiliza como fundamento para sus proyectos, ha propagado su significado en diversos talleres y hasta tiene un blog dedicado a explorar su presencia en la arquitectura, el arte y la cultura (intertectonics.wordpress.com).

Tiene, según declaró en el Auditorio Q el pasado jueves 2 de julio, raíces etimológicas y todos los requerimientos para algún día pertenecer a la Real Academia Española. Pero en su participación en las Charlas de verano #HablarArquitectura —organizadas por la Sociedad de Alumnos de Arquitectura— decidió no abundar en ello; prefirió presentar a los estudiantes el decálogo que ha instituido en su trayectoria profesional para definir la intertectonicidad.

Y para explicarlo paso a paso, eligió la figura de Louis Kahn, renombrado arquitecto de origen estonio (1901-1974) nacionalizado estadounidense, quien desde el punto de vista de Guerrero, aplicó la arquitectura en términos de eternidad, en lugar de modernidad.

Intertectonics: decálogo

1.- Los clásicos no son el final de una investigación, sino el inicio de muchas otras.

“Kahn seguro tenía en su escritorio en Partenón como referencia”, dijo Guerrero al explicar el estilo de Leiser-itze Schmuilowsky, el nombre de nacimiento de Louis Kahn, el cual cambió al emigrar de Estonia a Estados Unidos.

Guerrero mencionó que Paul Philippe Cret, maestro de Kahn, dijo una vez a su discípulo, ‘la historia de la arquitectura es siempre una herramienta del proyecto’. Al graduarse como arquitecto, viajó durante un año por Europa dibujando castillos, edificios modernos y clásicos, todos con un estilo artístico que todavía no tenía intención profesional, pero sentaría las bases de su estilo.

2.- La originalidad, más allá de “bueno por diferente”, se entiende como la capacidad de un objeto para modificar uno o varios precedentes.

De 1924 a 1950, Kahn dedicó buena parte a construir kilómetros de viviendas de interés social y obras que no se consideraban significativas para su tiempo. Los edificios por los que se le conoce —el Instituto Salk, el Museo de Arte Kimbell, la galería de arte de la Universidad de Yale— fueron construidos después de cumplir 50 años.

Sin embargo, Guerrero opina que la palabra “original” no podría utilizarse para describir su obra, si por “original” se entiende “diferente”. El toque característico de Kahn responde a su aprendizaje de la arquitectura clásica y a la integración de elementos necesarios, con una distribución tan acertada y correspondiente a los materiales, que modifican el precedente de un edificio funcional.

3.- Teoría de los vasos comunicantes de la historia: el pasado determina nuestra apreciación del presente y el presente también es capaz de modificar nuestra percepción del pasado.

“Cuando ves una obra de Kahn, no piensas en tecnología o innovación o avance… piensas en ruinas”, declaró Guerrero al mostrar elementos de su estilo que, de tanto contener elementos clásicos y contemporáneos ensamblados, se sienten de otro tiempo.

El Parlamento Sher-e-Bangla Nagar, en Dhaka, Bangladesh, tiene esa yuxtaposición de presente, pasado y eternidad que se manifiesta al recorrer sus pasillos anchos, su ausencia de ventanas —Kahn evitaba usar cristales para no ubicar el edificio en el tiempo—, o su distribución de espacio que invita a diálogo incluyente —aunque, irónicamente, la Guerra de Liberación de Bangladesh inició a la mitad de su construcción.

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4.- Un buen homenaje es siempre una crítica al edificio homenajeado. No se trata solamente de recordar nostálgicamente, sino de proponer un recuerdo que sea capaz de poner en crisis al pasado para poder vislumbrar el futuro.

En su presentación, Guerrero presentó algunos remates en los techos de algunos edificios de Kahn, tales como el del Parlamento Sher-e-Bangla Nagar. Junto a estos, colocó una foto de un remate muy parecido, pero del arquitecto suizo Mario Botta.

“Botta trabajó con Kahn, y usa valores arquitectónicos espaciales y estructurales para construir que se repiten (que se parecen a los de Kahn); hay una reconstrucción crítica”, dijo.

5.- Existen 2 tipos de preexistencias: espaciales y temporales.

En el proyecto del Instituto Salk de Estudios Biológicos, la preexistencia era el vacío; el terreno, un acantilado que desemboca en el mar, fue el elemento que determinó su orientación y que inspiró la eliminación de elementos adicionales. Esta preexistencia le dio un carácter especial a la renombrada construcción.

Guerrero contó que esta no era la planeación original, y que fue el cliente de Kahn, el doctor Jonas Edward Salk, quien sugirió que se preservara este elemento en la plaza principal del instituto. “Nunca desechen las enseñanzas que sus clientes les pueden dar”, dijo a los estudiantes.

6.- No hay belleza en lo falso. La claridad estructural y su manifestación son ya indicios de belleza. La falsa tectónica – estructural o material – son engaños que intentan reemplazar la belleza total de lo real con la belleza parcial de lo visual.

“Diseñar no es hacer belleza”, Guerrero leyó uno de los escritos del arquitecto, quien durante muchos años fue profesor de la Universidad de Yale y la Universidad de Pensilvania, con reconocido trabajo académico.

“De lo que el espacio puede ser, lo extraño puede ser revelado al arquitecto. Del orden, el arquitecto va a derivar la fuerza creativa y la capacidad de autocrítica para dar forma a lo extraño. Y así la belleza va a desplegarse”.

7.- La arquitectura se hace a partir de elementos, formas y sistemas estrictamente arquitectónicos. La arquitectura solo puede ser metáfora de la arquitectura misma.

Uno de los proyectos de Kahn que Guerrero utilizó para presentar este punto del decálogo fue el memorial a Frank D. Roosevelt (Four Freedoms Park). El monumento consiste en un jardín triangular hacia la punta de la isla, que concluye con una especie de cuarto al aire libre. La metáfora de este monumento no estaba en la figura política de Roosevelt ni en su trayectoria, sino en la misma construcción arquitectónica.

Al respecto, Guerrero leyó el famoso extracto de una clase que dio Kahn en el Instituto Pratt en 1973, en el que explica la metáfora de su proyecto: “El jardín es de alguna manera la naturaleza personal, un control personal de la naturaleza, una reunión de la naturaleza. Y el cuarto es el inicio de la arquitectura […], y el cuarto no solo es arquitectura, sino una extensión de sí misma”.

8.- Las ideas arquitectónicas no se crean ni se destruyen, solo se transforman; son universales y por ende no hay propiedad intelectual de las formas ni de sus elementos.

Kahn aparentemente retomó sus dibujos de castillos ingleses cuando diseñó la primera Iglesia Unitaria de Rochester. Guerrero mostró, lado a lado, los planos de la sinagoga con el de uno de los castillos que vistió Kahn durante su año de viaje por Europa, y señaló la similitud espacial y formal de ambos edificios.

Otro tema repetido en sus propios edificios es el de la distribución bilateral. El Instituto Salk, la misma sinagoga de Rochester, los Laboratorios de Biotecnología Richards; muchos de ellos se componen de la interconexión entre dos estructuras —algo que, sin ánimos de plagio, repitió Botta en su Sinagoga Cymbalista.

9.- La forma es la voz de la materia. Obligar a un material a adquirir formas arbitrarias es una forma de mentir.

Una de las preguntas clave que Kahn hacía era, “¿Qué quiere ser este edificio?”. En una clase maestra en Universidad de Pensilvania en 1971, invitó a estudiantes a preguntarle a un ladrillo qué desea, incitándolos a no demandar características que un material no posee.

La Biblioteca de la Phillips Exeter Academy es, para Guerrero, uno de los ejemplos de este apartado del decálogo; cada material tiene una función que obedece directamente a su espíritu de construcción. “Kahn deja de lado el guiño histórico para la posibilidad estructural de cada material”, explicó Guerrero.

Biblioteca de la Philips Exeter Academy

Biblioteca de la Philips Exeter Academy

10.- Hablar de estilos es vulgar. La verdadera Arquitectura no distingue entre lo arcaico y la vanguardia. La verdadera Arquitectura no atiende a la exclusividad de los estilos.

En el Centro de Arte Británico de Yale, una gruesa columna sobresale frente a una de las salas de exhibición de doble altura. No hubo, dijo Guerrero, una intención estética que respondiera a ninguna vanguardia para colocarla ahí —en su interior hay una escalera de servicio que forma parte de la estructura del edificio— pero resulta más imponente que las propias piezas de arte.

“Ese cilindro celebra una escalera de servicio, celebra las cosas utilitarias, necesarias”, dijo Guerrero. “La belleza se va a desplegar, sin ti. El estilo (arquitectónico) es para los historiadores, para los decoradores”. Fotos Roberto Ornelas/Archivo