El proyecto, que atiende a personas en situación de pobreza alimentaria, quiere escalar su crecimiento y ha lanzado una campaña de recaudación de fondos para equipar el Banco de Alimentos de Tepatitlán y desarrollar otros proyectos.
En Jalisco hay un millón 200 mil personas que viven en situación de inseguridad alimentaria. ¿Qué significa eso? Que difícilmente pueden hacer tres comidas al día y, en muchos casos, uno o dos integrantes de la familia deben quedarse sin comer para que otro coma. Si la cifra se escala a nivel nacional, uno de cada cinco mexicanos —28 millones de personas— se encuentra en esta situación. De ahí la importancia de aprovechar la mayor cantidad posible de las 20.4 millones de toneladas de alimento que se desperdician cada año. Por esta razón, Jalisco sin Hambre, proyecto que comenzó el año pasado y que trabaja para atender este problema de manera integral, ha comenzado sus planes de escalamiento: ahora quieren convertirse en México sin Hambre, con la idea de replicar el trabajo que se ha venido haciendo en el estado.
Jalisco sin Hambre conjunta los trabajos del ITESO, el Tec de Monterrey campus Guadalajara, el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej), la Secretaría de Desarrollo Social (SEDIS), la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (Sicyt) y los bancos de alimentos de Guadalajara, Zapotlanejo y Tepatitlán. Actualmente atienden a un total de 120 mil beneficiarios, lo que representa un 10 por ciento de las personas que viven en situación de inseguridad alimentaria.
Durante la presentación del informe de resultados, José Morales Orozco, SJ, Rector del ITESO, señaló que “la solución a esta grave situación implica apoyar a las y los beneficiarios de los bancos de alimentos para superar la pobreza mediante sus propias acciones de trabajo y emprendimiento. Por eso contribuimos con los bancos de alimentos en su tránsito hacia un modelo de atención que ofrezca a sus beneficiarios oportunidades de capacitación laboral, acompañamiento para emprender, acceso a microcréditos, formación personal y apoyos para fortalecer la economía familiar con despensas, de modo que puedan ir saliendo de la pobreza y permitiendo a los bancos colaborar con nuevos grupos de beneficiarios”.
Por su parte, David Foust Rodríguez presentó un informe académico de lo realizado en Jalisco sin Hambre durante su primer año de trabajo y, sobre todo, de los proyectos que tienen por delante. Recordó que el objetivo principal de la iniciativa es “generar un modelo integral y replicable para hacer más eficientes los procesos de acopio, almacenamiento, conservación y distribución de alimentos, para reducir el número de personas en inseguridad alimentaria en Jalisco”. Para lograrlo, añadió, se ha venido trabajando en tres grandes rubros: Mejora de la operación; Gestión con el entorno y el Desarrollo de los beneficiarios.
En el primer rubro, señaló que se han implementado nuevos modelos logísticos, así como sistemas de información georreferenciada. También se ha trabajado en la capacitación a partir de talleres con los bancos de alimentos de Guadalajara, Zapotlanejo y Tepatitlán, así como el monitoreo para ver que se implementen los conocimientos adquiridos.
En lo referente a la Gestión con el entorno, se presentó una iniciativa de ley en el Congreso de Jalisco que busca brindar estímulos para incentivar la donación de alimentos y la creación de un fondo de 60 millones de pesos para rescate de alimentos. También se anunció la puesta en operación de un Observatorio del Derecho Humano a la Alimentación.
En el tema del Desarrollo de los beneficiarios, se ha trabajado en un modelo que busca desarrollar las capacidades de las personas para potenciarlas y que de este modo tengan oportunidades de salir de la situación de pobreza. Además se ha trabajado en planes nutricionales para mejorar la calidad de las despensas que se entregan desde los bancos de alimentos.
Uno de los proyectos que se quiere echar a andar es la instalación de una planta procesadora en el banco de alimentos de Tepatitlán. Dicha planta estará dedicada a fabricar puré para aprovechar de mejor manera las frutas y hortalizas. Aunque ya se tiene casi toda la maquinaria, es necesario hacer adecuaciones, para lo que fue lanzada una campaña de crowdfunding que busca reunir 650 mil pesos. Con esta cantidad se pretende echar a andar la planta y el desarrollo de una app que permita mejorar la gestión en recolección de alimentos, así como reforzar las diferentes áreas del proyecto. La campaña de recaudación de fondos estará activa hasta el 14 de julio. Las donaciones se pueden realizar directamente en este enlace: http://giveorg.org/projects/dona-la-adecuacion-bodega-banco-alimentos