En el marco del Día del Maestro 2015, este es un reportaje sobre el perfil del profesor y la profesora ideales en una universidad jesuita.

Pasión, experiencia, espíritu autocrítico, capacidad de diálogo con alumnos y colegas, inquieto, investigador… Alumnos, autoridades, expertos en educación y documentos oficiales permiten trazar un detallado retrato del profesor ideal para una universidad jesuita.

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En uno de los salones del ITESO, una profesora explica cómo funciona la economía en América Latina; allá, en el laboratorio de química, hay un profesor que supervisa los experimentos de sus alumnos; unos días antes, en una colonia de la ciudad ubicada a muchos kilómetros del campus, dos profesores le piden a su grupo que observe detenidamente cuáles son las necesidades de los vecinos y que los escuchen atentamente antes de tomar decisiones unilaterales.

A las puertas del Día del Maestro, el cual la universidad celebrará como cada año con una ceremonia especial (14 de mayo, 18:00 horas, Auditorio Pedro Arrupe, SJ), aquí hemos hecho un compendio de reflexiones, testimonios y pasajes de libros dedicados específicamente al tema que permiten identificar cuál es el perfil idóneo, incluso utópico, de un docente en una universidad jesuita como el ITESO.

¿Cómo se mide la pasión? ¿Cómo se calcula el amor por educar? ¿Cuánto valen los años de experiencia? ¿Cómo se decide ‘este es el tipo de profesor que queremos para nuestros alumnos’ y cómo se evalúa su desempeño a lo largo de un semestre o de 10 años?

La tarea no para nada sencilla, al contrario, pero consciente de su absoluta relevancia, la institución ha desplegado durante décadas toda clase de reflexiones filosóficas, pedagógicas y científicas para acercarse a ese ideal.

Está, por ejemplo, el libro El rol actual del profesor en la universidad jesuita (lo encuentras en publicaciones.iteso.mx) escrito por el jesuita Rafael Velasco, exRector de la Universidad Católica de Córdoba, en Argentina, quien afirma que los profesores en un lugar como el ITESO deben “favorecer experiencias presenciales y acercar la reflexión sobre la realidad”, además de estar plenamente “comprometido con la realidad, que crea en lo que cree, que transmita su compromiso además de su expertise académica”.

¿Cuál es el anhelo? Ese profesor y esa profesora que inciten a los alumnos a buscar algo más, a cuestionarse todo el tiempo, a creer que lo que aprenden vale la pena

Hace un año, precisamente en la ceremonia del Día del Maestro, el entonces Rector de la universidad, Juan Luis Orozco, afirmó que cada profesor y cada profesora tiene cinco tareas principales por cumplir con sus alumnos: buscar juntos la verdad, alentar el magis (la capacidad de darlo todo), abrirse al mundo, integrar su humanidad y crecer en el amor y la esperanza.

Dar clases en una institución jesuita, añade Velasco, implica estar convencido de que “lo que enseña vale la pena, de que cree en lo que hace, de que en los hechos respalda los valores que proclama [respeto por el estudiante y su opinión, responsabilidad y compromiso]”.

Cambiar las estructuras y buscar la justicia social
Tener maestrías y doctorados claro que ayuda; trabajar en el área que se enseña (finanzas, comercio, periodismo, arquitectura) es algo indispensable; actualizarse permanentemente ni se cuestiona; encauzar la enseñanza en el aula hacia el entendimiento y la mejora de las causas de los menos afortunados es un deber; transmitir su pasión a los alumnos, dialogar constantemente con ellos, hacerse preguntas todo el tiempo y ser autocríticos son valores fundamentales, pero, en última instancia, a decir de Velasco la meta final es clara:

“El objetivo último de la actividad universitaria es el cambio de las estructuras… Buscamos transformar conciencias desde una mirada más humana, más lúcida y más cristiana”.

Un profesor de una universidad jesuita está llamado a ser “un pedagogo, alguien que educa, es decir, que saca lo mejor de sí [exdúcere] y que conduce hacia el conocimiento [educare], y un mistagogo, alguien que hace gustar lo que lo alienta y anima, alguien que incita y suscita el deseo por algo más”. Texto Enrique González Fotos Roberto Ornelas

Los alumnos hablan

“Trabajar con estudiantes siempre nos pone en una situación de desafío porque, dada su edad y los requerimientos de su campo profesional, nos invitan a actualizarnos, a pensar en maneras distintas de facilitar el aprendizaje de los estudiantes”, declara Francisco Ayala, coordinador de Desarrollo Educativo del ITESO, el área de la Dirección General Académica que acompaña la formación de los docentes.

Desde ahí se desprenden dos instrumentos de evaluación educativa que revelan a la institución el perfil que ellos desearían ver en sus profesores: el Instrumento de Apreciación Estudiantil (IAE), respondido cada semestre por toda la comunidad estudiantil de licenciatura, y ZOOMate, un proyecto nacido en 2008 que cada dos años lleva a cabo una consulta entre todos los estudiantes que están a punto de egresar, con el objetivo de escucharlos y saber cómo vivieron su paso por la universidad.

Gracias a estas herramientas, Ayala identifica cuatro rasgos primordiales que los alumnos de licenciatura del ITESO buscan en sus profesores:

1) Un equilibrio entre el rigor académico y una relación cercana y de confianza.
“Un buen profesor, para ellos, es aquel que manifiesta un genuino interés por su aprendizaje, que tiene disposición para atender dudas más allá del tiempo de la clase”.
2) Dominio de la asignatura y experiencia profesional. No quieren solo datos y teoría, “quieren ver que el profesor domina su asignatura, que el saber se deriva de su propia experiencia en el mundo profesional, no solo de lo que aprendió en los libros”.
3) Recursos metodológicos en clase. Es muy valorado que los profesores vinculen a los alumnos con el contexto real de lo que se aprende en el aula, para que tengan la oportunidad de poner a prueba lo que ven en clase.
4) Planeación y evaluación de los cursos. “Un buen profesor es aquel que deja saber que el curso está planeado, que no hay improvisación, sin que eso impida la creatividad del estudiante”. Texto Adriana López-Acosta

¿Qué espera de sus profesores la universidad?

Sin olvidar la infaltable autocrítica, el ITESO tiene diversos mecanismos para evaluar el desempeño de sus docentes. Los evalúan los alumnos (para eso existe el Instrumento de Apreciación Estudiantil), los evalúan sus colegas, sus coordinadores y los evalúa la propia institución.

En la ceremonia del Día del Maestro 2015 serán 31 los profesores que recibirán la distinción como Profesores Titulares (también existen los nombramientos como Profesores Numerarios y Eméritos), los cuales habrán cumplido los requisitos expuestos en el documento Políticas y procedimientos para las promociones académicas, un buen referente para quien desee entender, más allá de sensaciones abstractas, lo que significa ser un buen profesor en esta universidad.

Por ejemplo, el o la profesora del ITESO que sea promovido debe ser “un ejemplo de comportamiento ético ante sus estudiantes y compañeros de trabajo”, tender a mejorar día con día, predicar con el ejemplo y demostrar que tiene una estrategia educativa y domina distintos recursos didácticos (un Prezi, una visita a la biblioteca, un ejercicio interactivo en el salón o una película que aborde el tema en cuestión).

Además, se espera que retroalimente debidamente a los estudiantes, respete sus opiniones, evalúe clara y oportunamente cada tarea emprendida, le dé seguimiento a sus procesos de aprendizaje y aliente el desarrollo de sus competencias (saber escribir un ensayo, dibujar un mapa, resolver una ecuación, medir el agua contaminada de un río o trazar un plan de negocios) siempre en sintonía con el Modelo Educativo de la universidad, el cual puedes consultar en el siguiente enlace: http://bit.ly/1coafZN.

Festejos del Día del Maestro
El próximo jueves 14 de mayo, a partir de las 18:00 horas, el Auditorio Pedro Arrupe, SJ albergará de nueva cuenta la ceremonia oficial con la que la universidad celebrará a sus profesores.
Encabezado por José Morales, SJ, Rector del ITESO, durante el acto se reconocerá a los nuevos profesores titulares de la universidad. La jornada arrancará con una eucaristía, seguirá con los citados reconocimientos y culminará con un brindis y la entrega de presentes por el Día del Maestro.