Claudia Harari, en el marco de la presentación de la nueva Licenciatura en Diseño Urbano y Arquitectura del Paisaje del ITESO, instó a pensar en infraestructuras verdes para crear mejores ciudades.

“Hay que preguntarnos qué tipo de ciudades estamos creando, cómo queremos vivir en el futuro”, afirmó la Maestra en Arquitectura del Paisaje, Claudia Harari, quien fue invitada por la nueva Licenciatura en Diseño Urbano y Arquitectura del Paisaje del ITESO, para mostrar, por medio de algunos de sus trabajos más destacados en Monterrey, los alcances que puede llegar a tener quien se decida por esta opción profesional.

La conferencia de Harari mostró la relevancia social de la arquitectura del paisaje a través de la presentación de proyectos como el estadio de los Rayados, el Horno 3, el Parque Rufino Tamayo y el espacio Pueblo Serena, todos en Monterrey. Habló del entorno citadino porque, afirmó, la tendencia es que a futuro el 88 por ciento de los mexicanos vivirán en alguna ciudad.

“Hay que buscar, como diseñadores o arquitectos, un cambio de mentalidad. Tenemos que empezar a pensar en infraestructuras verdes. Decidir si queremos un ambiente de sustentabilidad y belleza para crear mejores ciudades, con mayor calidad de vida, es el quehacer del diseño urbano y la arquitectura del paisaje.”

Harari señaló que en cuanto a la escala ambiental del paisaje su despacho se ha enfocado en la optimización del agua de lluvia en Monterrey, y una de las oportunidades en las que desarrollaron esta visión fue en el estadio de Rayados, que es actualmente un espacio abierto al público e incluyente, accesible para todos y en el que el peatón tiene una importancia primordial.

La construcción del estadio se acompañó de un gran bosque urbano de cuatro hectáreas y media, la regeneración de una reserva natural que estuvo cerrada durante veinte años, estacionamientos verdes y un parque lineal, y cuenta con un sistema de captación de agua que hace las veces de un “riñón” que filtra el agua de lluvia.

Al referirse a la escala cultural, Harari mencionó la adaptación de uno de los hornos de la Gran Fundidora de Monterrey al hoy museo Horno 3, que preservó su estructura original y en cuyo proceso de construcción se emplearon materiales reciclados de cuando el horno estaba en uso. Destaca el techo del museo, para el que implementaron un diseño “verde” en el que las plantas conocidas como suculentas lo recubren.

Harari insertó la rehabilitación del Parque Rufino Tamayo en la escala de comunidad, cuyo punto de inspiración fue la obra del pintor, a partir de la cual se crearon paletas de color y diseño de mobiliario. Incluyeron las opiniones y necesidades de los vecinos en la elaboración del plan maestro del parque y aumentaron la cantidad de árboles nativos.

Harari habló de los nuevos centros urbanos (tercera escala del paisaje), surgidos en Monterrey desde el 2013, realizados por la iniciativa privada como un espacio seguro y completamente gratuito ante la violencia y delincuencia imperantes.

Su despacho participó en la creación, diseño y construcción de Pueblo Serena, uno de estos espacios. Destacó el trabajo con la orografía y el paisaje del lugar para integrar a estos componentes el concepto arquitectónico de Pueblo Serena, que recuerda a un pueblo mexicano.