Como es tradición, la licenciatura en Diseño Urbano y Arquitectura del Paisaje inauguró formalmente el ciclo Primavera 2024 con una conferencia, que estuvo a cargo del fundador y director del despacho Maat Handasa, quien compartió con el estudiantado los aprendizajes que han cimentado su experiencia profesional 

Cuando Pedro Pablo Velasco comenzó a trabajar en el proyecto del desarrollo turístico Mayakoba, en la Riviera Maya, siempre tuvo presente que estaba trabajando para tres clientes: las plantas, los animales y los humanos. Su despacho, Maat Handasa, diseñó un sistema de lagunas que priorizó el entorno natural y la conservación de un manglar, así como el hábitat de la fauna del lugar. Y con un reto no menor: hacer atractivo un destino turístico de playa que tenía el mar a un kilómetro de distancia. El resultado fue una propuesta que incorporó los elementos naturales, atrajo nuevas especies y, 10 años después, sigue cautivando a los turistas. El proyecto de Mayakoba fue uno de los ejemplos que usó Pedro Pablo Velasco durante la charla “Aquello en lo que uno cree”, con la que la licenciatura en Diseño Urbano y Arquitectura del Paisaje inauguró de manera formal su curso Primavera 2024. 

Pedro Pablo Velasco egresó de Arquitectura en el ITESO en 1999. En 2003 fundó Maat Handasa —maat, que significa “aquello que no cree” y handasa, “arquitectura”, se lee en el sitio web mhandasa.com—, despacho que desde su origen tuvo como prioridad el cuidado del medio ambiente para cada uno de sus proyectos. Durante la charla, Velasco quiso compartir con la audiencia, integrada por estudiantes y docentes, “las experiencias y los aprendizajes que me han guiado desde que salí de la carrera. Son seis aprendizajes que me han servido como brújula en estos 20 años”. 

El primero, compartió, es vivir con curiosidad y asombro. En este punto expuso los orígenes de su admiración por la naturaleza y explicó cómo la contemplación de la misma estuvo muy presente en el origen del despacho, que nació en 2003 y tuvo como primera oficina un búngalo en Playa del Carmen, donde trabajaba entonces.  

Esta conciencia de la importancia de cuidar el medio ambiente estuvo presente en el diseño de Mayakoba, que emprendió un año después y que dio pie para que expusiera el segundo aprendizaje: la importancia del trabajo multidisciplinario. Y es que para diseñar el sistema de lagunas se integró un equipo no sólo con arquitectos y paisajistas, sino también con buzos, biólogos y topógrafos que permitió incorporar como elementos del paisaje a las plantas y a las aves que se apropiaron del lugar antes que los humanos. “Esto fue posible gracias al trabajo multidisciplinario”, dijo el arquitecto. 

El tercer aprendizaje fue “vivir el momento presente”. Para desarrollarlo, comenzó diciendo que, si bien la tecnología actual “es una maravilla”, también es cierto que el uso excesivo del celular “nos mantiene alejados del momento presente, del entorno, de las personas, de la vida”. Para apuntalar este punto compartió el desarrollo del proyecto Six Senses Cayo Rosario, en Belice, donde los desarrolladores los llevaron a una isla en la que habría de construirse un hotel. Durante el recorrido él quedó maravillado con un manglar y un estero. Cuando tuvieron la reunión de trabajo, se enteró de que el proyecto contemplaba rellenar el segundo y que la maquinaria ya estaba lista. “Yo palidecí. Trabajé toda la noche en una propuesta que permitiera mantener el estero y hacer de la isla una reserva natural. Cuando lo expuse, la propuesta les fascinó. Estoy seguro que cuando hicimos el recorrido no se dieron cuenta de que era posible porque no estaban viviendo el momento presente”, dijo Pedro Pablo Velasco. 

Para el cuarto aprendizaje mencionó cómo el proyecto de la Hacienda Chablé, en Yucatán, le valió una nominación para los Ahead Americas Awards, galardón que reconoce el diseño de hotelería de lujo. En 2017 fue finalista en escala América, y en 2018 obtuvo el segundo lugar global. “Hay que seguir lo que les apasiona”, fue el aprendizaje, y se ligó con el quinto: “Superar obstáculos de forma inquebrantable”, ejemplificado con el desarrollo One&Only Mandarina, en Nayarit, donde a pesar de contratiempos, costos y dificultades, se logró desarrollar un hotel que en todo su diseño respeta a los primeros habitantes del lugar: los árboles. 

El último aprendizaje fue “creer en los sueños”, y se apuntaló con el trabajo más reciente de Maat Handasa: el Parque Nacional Zion en Utah, Estados Unidos, que Velasco describió como “un proyecto de alto nivel de conservación y para el que fuimos elegidos por nuestra visión ambiental y por nuestra sólida trayectoria con una visión de respeto a la naturaleza”. 

Ya en la charla con la audiencia, Pedro Pablo Velasco contó cómo los viajes que realizó después de salir de la carrera le permitieron desarrollar el sello que quería para su trabajo. Dijo que en estos tiempos “urge la arquitectura del paisaje, pero no cualquiera”, por lo que invitó al estudiantado a “acercarse a la naturaleza donde sea que estén, incluso en las ciudades”. También mencionó que “la naturaleza necesita héroes hoy más que nunca”, por lo que la arquitectura del paisaje debe, más que sólo embellecer, entender los ecosistemas y a las especies nativas y “combinar el arte con la ciencia y con la conservación ambiental”. 

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