La Licenciatura en Ciencias de la Educación celebró, como cada año, la presentación de proyectos finales. Toda la carrera participó en la actividad, como ponentes u organizadores del evento

La apuesta del ITESO desde la Licenciatura en Ciencias de la Educación está fuertemente basada en el servicio a la sociedad, el acompañamiento y la investigación respecto a procesos de aprendizaje. Esto se vio reflejado en la más reciente edición anual de proyectos de la carrera, celebrada la mañana del 2 de mayo en el auditorio D1. 

Maelvi Lizette Muñoz Álvarez, coordinadora de la carrera, compartió que el plan de estudios está dispuesto para que cada año los estudiantes puedan trabajar un proyecto de largo aliento, a través del cual van ligando procesos de investigación con los conocimientos y habilidades que van adquiriendo en sus asignaturas.  

“En Ciencias de la Educación trabajamos en proyectos desde primer semestre. Están en la calle, haciendo una crítica argumentada, reflexionada, documentada y desde las bases de la investigación a los procesos educativos no sólo de la educación formal, sino también desde la informalidad o desde el ámbito social o sociocultural, por ejemplo”, comentó Maelvi Muñoz. 

El primer núcleo se compone de estudiantes de primer y segundo semestre, quienes trabajaron en la exploración de escenarios educativos y en el consiguiente diagnóstico de necesidades educativas, con algunas recomendaciones emitidas al final del proyecto. Las estudiantes presentaron proyectos trabajados en la empresa familiar Abeja Reyna, dedicada a la elaboración de productos con miel de abeja orgánica, hierbas mexicanas y otros ingredientes naturales, así como con la asociación civil Organismo de Nutrición Infantil (ONI), cuyo objetivo es brindar seguridad alimenticia a niñas y niños de escasos recursos a través de la dotación de productos específicos formulados para ello. 

En el caso de la primera, las alumnas propusieron el fortalecimiento de la estructura organizacional, claridad en las responsabilidades de cada posición, seguimiento y evaluación de capacitaciones y la promoción de una cultura de aprendizaje, entre otras acciones. En tanto, desde el trabajo con ONI se buscó incidir en el programa educativo, reforzando los conceptos de sustentabilidad, tecnologías domésticas y género. Algunas de las recomendaciones fueron diseñar e implementar indicadores de impacto, mejorar la comunicación entre las diferentes coordinaciones y promover el empoderamiento de las mujeres a través de la implementación de la perspectiva de género en diferentes procesos. 

“Durante tercer y cuarto semestre, las alumnas trabajaron con temas de aprendizaje individual, desde el mateclub del Centro Polanco, con niñas y niños que tienen dificultades para el aprendizaje de matemáticas. Es un proyecto más cercano a la educación escolarizada y dura todo el año”, compartió Maelvi Muñoz. 

Además de abonar al aprendizaje y atender al rezago presentado a partir de un diagnóstico elaborado en Otoño 2023, el grupo de estudiantes también aportó desde el área convivencial mediante la escucha activa, interacción entre pares y comunicación efectiva.  

Las estudiantes de quinto y sexto semestre trabajaron en proyectos de acción socioeducativa. “Trabajan problemáticas más amplias, con comunidades”, acotó la académica. Al respecto, señaló que el acompañamiento es uno de los pilares de la formación de quienes estudian esta licenciatura. “Saben acompañar muy bien tanto a personas para que aprendan cosas muy concretas, como las matemáticas, pero también cómo acompañar una comunidad, una empresa o una ONG desde la lógica de la organización y buscando esa transformación y sistematización de experiencias para evaluar resultados.»

Es así que este año se presentaron proyectos trabajados en el Valle de Mazatepec, en el poblado de Huejotitán y en una colonia al sureste de la zona metropolitana, conformada por población migrante. En el caso del primer proyecto, el objetivo fue facilitar el desarrollo de capacidades para actuar activamente frente a la problemática del ecosistema y medios de vida del río San Antonio, en tanto que para la comunidad de Huejotitán se propusieron alternativas para abonar a la construcción de un entorno que valore y favorezca el desarrollo integral de adolescentes de la localidad. 

El proyecto trabajado en la zona sureste se titula “¿Y después de la secu, qué?” y propone un programa de formación para el diseño de plan de vida, así como círculos de diálogo para dotar a los jóvenes de herramientas para actuar ante el conflicto. 

De todos estos proyectos, la coordinadora aplaudió que en varios escenarios se logra que la gente logre apropiarse de los procesos, más allá de los objetivos específicos de cada estrategia. “Tenemos muy claro que el acompañamiento a estos procesos y a las personas que los encabezan es fundamental para que se hagan los cambios que México requiere”, dijo. 

Por su parte, los estudiantes de últimos semestres participaron en la organización y conducción de la actividad y con la presentación de algunos productos trabajados desde sus respectivos Proyectos de Aplicación Profesional (PAP). Fueron ellos mismos quienes lideraron una reflexión en torno a lo que significa ser un profesional en Ciencias de la Educación; “de cómo los educólogos del ITESO son todo terreno y pueden aportar ante diferentes problemáticas sociales”, rememoró Muñoz Álvarez. 

“Los estudiantes de la licenciatura van tomando una postura muy crítica ante estas realidades y desde los procesos educativos plantean nuevas alternativas a lo largo de su carrera […] para lograr la transformación social”, apuntó. 

Para la coordinadora, esta dinámica es una oportunidad para que quienes cursan los primeros semestres se vayan empapando de los procesos en los que se involucrarán más adelante, en tanto que los estudiantes de semestres superiores se pueden reconocer en las experiencias de sus compañeros.  

FOTOS: Zyan André