A un año de haber egresado de Ingeniería de Alimentos, Daniela Sánchez es responsable de una de las líneas de producción más importantes del gigante alimentario Kraft-Heinz en América Latina.
POR ENRIQUE GONZÁLEZ

Ahorrar. Este ha sido el verbo clave para el quinto mayor conglomerado de alimentos del planeta, Kraft-Heinz, un gigante que nació en marzo de 2015, después de que la empresa brasileña Heinz comprara a la estadounidense Kraft, una operación valorada en más de 46 mil millones de dólares.

Daniela Sánchez, egresada de Ingeniería de Alimentos del ITESO

Daniela Sánchez, egresada de Ingeniería de Alimentos del ITESO

Desde entonces, el emporio controlado por el hombre más rico de Brasil, Jorge Paulo Lemann, y Warren Buffett (EEUU), ha despedido personal por todo el mundo, cerrado algunas fábricas, recortado gastos suntuosos y reducido costos de operación por varios cientos de millones de dólares. La meta es que, para cuando termine 2017, Kraft-Heinz haya ahorrado unos dos mil millones de dólares.

A tan solo un par de kilómetros del ITESO, en el Parque Industrial Tecnológico II, se encuentra la planta jalisciense con la que la compañía abastece a todo México y parte del mercado brasileño.

Desde ahí, una egresada de esta universidad ha aportado varios miles de dólares a dichas cifras, después de que sus ideas refinaron la producción de los cientos de miles de sobrecitos rojos de cátsup marca Heinz que salen cada semana de la planta.

Daniela Sánchez, quien terminó Ingeniería de Alimentos en 2015, implementó a lo largo de 2016 un proceso integral destinado a reducir el alto desperdicio de plástico que había (casi 40 kilos diarios) y, después de varios meses, dejarlo en únicamente ocho kilos.

“Yo veo toda la parte de productividad de la planta y detecté un problema muy grave, porque a pesar de que abastecíamos a todo México, era de las líneas con peor eficiencia de la planta”, señala Sánchez, regiomontana con 25 años, egresada de la preparatoria de la Universidad de Monterrey e integrante del área de Mejora Continua de Kraft-Heinz México.

Ahorrar para crecer

“Puede que sus productos ensanchen las cinturas, pero Lemann, nacido en Río de Janeiro, está obsesionado con las empresas delgadas”, afirma un reportaje de la BBC al referirse a las obsesiones del empresario carioca.

¿Qué hizo Sánchez para adelgazar la planta tapatía? En resumen, apuntaló la capacitación del personal operativo, les dio un sentido de liderazgo y despertó en ellos un sentimiento de equipo a partir de mejoras en las metodologías de trabajo, acciones para darle un mantenimiento adecuado a las máquinas y la redacción de un Manual de Operación que no existía.

“Primero fue la gente, porque no se sentían como parte de un equipo, entonces mi trabajo más fuerte fue ahí: desarrollé junto con Recursos humanos, Mantenimiento y Producción un programa de capacitación en el que la gente que tenía mucho más tiempo operando esas líneas y contaba con experiencia capacitara a la gente nueva”, rememora Sánchez, quien tuvo que enfrentar ciertas resistencias debido a su juventud.

“En vez de irme con los gerentes –aunque sí hablé con ellos para convencerlos mostrándoles los números que demostraban lo que estaba pasando–, me fui con la gente operativa y ellos mismos se convencieron de que esa era la manera de trabajar”.

Codo a codo con el personal y con el apoyo total de la dirección, los números avalaron su trabajo. “Los gerentes, al ver que la gente operativa estaba más comprometida y cuidaba más sus indicadores, empezaron a creer en lo que estaba haciendo, y eso ayudó a que se dieran los resultados”.

Los retos de la multinacional

Sustentabilidad, otra palabra clave para una empresa de las dimensiones de Kraft-Heinz, cuyas ventas anuales rondan los 28 mil millones de dólares y que en su sede en Guadalajara da empleo a 500 personas y a alrededor de 40 mil en todo el mundo.

En este rubro tienen mucho qué decir tanto Sánchez como Mariana Novoa, la otra egresada de Ingeniería de Alimentos que se ganó su puesto en el área de Producción multinacional después de competir con más de 2 mil aspirantes en el Trainee (programa de atracción de talento) celebrado a principios de año.

Heinz

“No podemos reciclar el empaque, porque tiene un logo. Sin embargo, hay un programa que lleva toda la parte del medio ambiente y que hace Kaizens [término japonés que apela a un análisis constante destinado a mejorar prácticas laborales] cada tres meses por toda la planta para encontrar mejoras en el consumo de agua, electricidad, gas o separación de residuos”, explica Sánchez.

El siguiente paso para ella será viajar en enero a Brasil para presentar los resultados de su proyecto de mejora; si la evalúan mejor que a sus colegas de otros países latinoamericanos, en febrero aterrizaría en Chicago, sede de Kraft-Heinz, para mostrárselo a Bernardo Hees, CEO (Chief Executive Officer) global de este imperio de quesos, salsas, mayonesa, mostaza, cátsup, gelatinas y demás alimentos.

Precisamente hablando de alimentos, Sánchez sabe que su trabajo hasta ahora ha tenido más que ver con procesos industriales que alimentarios, un área en la que eventualmente pretende involucrarse, particularmente en el área de I+D, investigación y desarrollo.

“Uno de mis objetivos es encontrar oportunidades para mejorar el tema de los desperdicios y los rendimientos y no nada más en el proceso, sino también a partir los ingredientes y las formulaciones que tenemos; es un proyecto que estamos planteando para empezarlo el próximo año”. Fotos Roberto Ornelas/Archivo