Representantes del Mercadito Flor de Luna, Opuntia y Cooperativa de Consumo Consciente Milpa afirman que es imperativo acercar a los productores con los consumidores

Existe otra forma de consumir para crear dinámicas sociales más justas y sostenibles en torno a la alimentación: es la máxima que promueven representantes de proyectos alternativos de comercio del Área Metropolitana de Guadalajara. Reunidas en el panel “Otro consumo para otra economía”, en el marco de las Jornadas de Economía Social y Solidaria ITESO 2023, las cooperativistas discutieron en torno a los retos y objetivos de estos espacios comunitarios. 

Claudia Estrella, creadora de la iniciativa Opuntia, desde donde se promueve, prepara y comercializa alimento vivo, afirmó que la función primordial de los alimentos es sostener la vida, tanto en el aspecto meramente nutricional y biológico, como en el aspecto social, a partir de los cuales se basan dinámicas comunitarias fundantes. 

Sin embargo, afirmó, la lógica capitalista ha reducido a los alimentos a una visión meramente mercantil, que da paso a que se justifiquen acciones que respondan a ese fin, como el uso de sustancias químicas para el aumento de producción, en menoscabo de la salud de los consumidores. 

Desde Mercadito Flor de Luna, la apuesta es establecer vínculos éticos para lograr un comercio y consumo éticos, a través de ofrecer productos sanos, de buena calidad y con una procedencia ética y sostenible, señaló Patricia Pocovi Garzón, académica numeraria del Departamento de Economía, Administración y Mercadología del ITESO (DEAM) y miembro de este movimiento establecido desde hace ocho años. 

“Desde estas apuestas alternativas, tenemos un sueño de una mejor calidad de vida para todos. Se parte de la necesidad identificada, que es la problemática de los elementos y del medio ambiente”, apuntó Pocovi Garzón. 

En tanto, Silvia Aguilar Slane, estudiante de la Licenciatura en Hospitalidad y Turismo e integrante de la Cooperativa de Consumo Consciente Milpa, añadió que una parte importante de este tipo de iniciativas también está en la recuperación de la sabiduría gastronómica tradicional.  

“[Esperamos que estas alternativas] cambien la idea de que la riqueza radica en el dinero. Lo que valoramos es la riqueza en la diversidad, en lo más amplio de la palabra: de personas, en variedades biológicas, en productores, en formas de producción”, mencionó. 

La estudiante insistió en el empoderamiento que estas alternativas dan a los productores y que suman a una cadena de valor basada en los alimentos, así como en la concientización de consumo que desde estos espacios se pregona para evitar el desperdicio de alimentos. Por ello, Aguilar Slane consideró que estas alternativas son, entonces, una innovación ante el panorama regido por lo económico.  

Las Jornadas de Economía Social y Solidaria son un espacio para reflexionar en torno a la economía actual, para tomar consciencia de dicha participación y explorar algunas prácticas económicas diferentes. 

La congruencia cuesta

A pesar de los avances que las iniciativas de consumo justo y solidario han tenido en los últimos diez años en todo el país, la realidad es que aún no es considerado un negocio altamente rentable y no lo será en el corto plazo. Sin embargo, las panelistas confiaron en que esto pueda cambiar con el cambio de paradigma en el consumo. 

“Es una visión a largo plazo. Creo que todavía estamos en pañales en ese sentido en México, para donde se pueda vivir de esto. Pero ahí vamos, formalizando iniciativas y generando conexiones; estamos en ese proceso”, apuntó Silvia Aguilar. 

Claudia Estrella comentó que este contexto apela a pensar en otros modos de hacer economía. “Estoy convencida de que sí se puede vivir de esto, pero tenemos que ser creativos”, dijo. 

Por su parte, Patricia Pocovi señaló que desde las cooperativas se trabaja prácticamente como voluntariado, en tanto que agradeció el apoyo del ITESO a través de los Proyectos de Aplicación Profesional (PAP), desde donde estudiantes apoyan al Mercadito Flor de Luna con la gestión de redes sociales y la creación de nuevas estrategias para fortalecer al comercio justo. 

“La congruencia cuesta. Es más fácil ir al supermercado, pero si me voy a una tienda local o sé cuál es el productor, a lo mejor hago un mayor esfuerzo, pero también impacto en esta lógica de compra, consumo y desecho de productos”, apuntó la cooperativista. “Lo que queremos es fortalecer la comercializadora para generar ingresos y poder aportar al trabajo de desarrollo que se hace. No hay pérdida, pero no son ingresos muy grandes. En la medida en que haya consumidores más conscientes y solidarios, nosotros vamos a poder vivir de esto”, continuó. 

Las tres panelistas coincidieron en la necesidad de seguir trabajando esquemas para acercar a los productores con los consumidores, así como en romper el ciclo de consumo instaurado para minimizar el impacto ecológico.  

También consideraron necesario seguir trabajando en red para fortalecer estas prácticas y “no competir, sino compartir”, según expresó Claudia Estrella. 

En tanto, Silvia Aguilar confió en el poder de las redes sociales como herramienta para lograr un mayor impacto tanto en el consumo inmediato como en la educación de la sociedad en estos temas. 

FOTO: Luis Ponciano