Es adecuado desde el punto de vista nutricional. Sin embargo, podría generar un nuevo conflicto con las cúpulas empresariales, advierten académicos del ITESO.

POR LAURA RODRÍGUEZ

Debido a que la mayoría son alimentos frescos o poco procesados, los 17 productos agregados a la canasta básica alimentaria son un acierto desde el punto de vista nutricional, pues promueven la diversidad de la dieta de los mexicanos con carencias alimentarias, consideró Paulo Orozco Hernández, académico de la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos del ITESO y coordinador del Observatorio del Derecho Humano a la Alimentación Adecuada ¿Qué Comemos?

“Antes era más restrictiva la dieta y, sobre todo, muchos de los alimentos que se distribuían en Diconsa eran muy procesados, los cuales se tiene altamente comprobado que no son buenos para la salud de las personas. Por lo que veo en esta lista, la mayoría son alimentos naturales con un mínimo grado de procesamiento, lo que me parece que es atinado en cuanto a diversidad”, explica el especialista en nutrición.

En días pasados Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, anunció el aumento de productos de la canasta básica que se distribuye en Diconsa y que será ofrecida a bajos costos en las tiendas de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex).

La canasta pasará de 23 a 40 productos. Los alimentos que se agregan a la canasta básica son: carne de res, puerco y pollo; tostadas, pan de caja y dulce, huevo fresco, pescado seco, agua purificada, puré de tomate envasado; deshidratados de jamaica, tamarindo y horchata; concentrados sin azúcar para elaboración de bebidas, gelatina; garbanzo, chícharo y soya, frutas y verduras frescas, ajonjolí, chía y amaranto.

En el caso del amaranto o la chía, Paulo Orozco considera que su inclusión también es adecuada desde el punto de vista cultural.

En cuanto al agua purificada, el profesor destaca que será necesario tener cuidado de que no se fomente el desplazamiento de la lactancia a cambio del uso de fórmulas para bebés.

Sobre la carne de res, el académico opinó que debe cuidarse el impacto ambiental puesto que es de las industrias más contaminantes.

“Si lo vemos desde la perspectiva de nutrientes y del nivel de procesamiento, sí (es adecuada la inclusión de la carne). Desde el punto de vista ambiental podríamos pensar que las carnes, sobre todo la de res, no es ecológicamente la más adecuada, aunque es muy buena fuente de proteína”.

El académico delDepartamento de Psicología, Educación y Salud (DPES) considera que incluir en la canasta los deshidratados y concentrados de fruta puede ayudar a disminuir consumo de bebidas azucaradas y refrescos.

Prevé conflictos

Ignacio Román Morales, profesor de la Escuela de Negocios ITESO, coincide en el beneficio que se genera a la población y a los productores locales con el aumento de los productos de la canasta básica.

Sin embargo, advierte que esta decisión puede generar problemas en los juegos de poder económico.

Puede generar problemas en términos de mercado y de relaciones con los empresarios. Para mí, económicamente también es bueno. El hecho de que promuevas a los productores de chía o de ajonjolí o de carne o de huevo, dices ‘qué bueno’. No es lo que te dicta el mercado, ni lo que apoyan sus defensores férreos, pero beneficia a la economía del país, no necesariamente a los grupos que cuentan con privilegios”.

“En otras palabras, mi balance es que la decisión fue correcta, pero una cosa es que sea correcta, igual con la gasolina, y otra cosa es pensar la decisión no tenga costos, como el surgimiento de nuevas fricciones significativas”.

El académico explicó que, si se aumenta la cantidad de los alimentos de la canasta, en teoría debería aumentar el salario mínimo para poder adquirir los nuevos productos básicos.

“Otra vez el salario será más bajo que el costo de la canasta urbana. ¿Qué va a ocurrir? Que, con toda razón, se diga que si esto es el mínimo que se requiere para un trabajador, y la constitución en su artículo 123 señala que el salario mínimo debe alcanzar para lo básico, forzosamente el salario mínimo tendría que aumentar con una referencia significativa por la incorporación de los nuevos productos”.

Ante esta situación, Román señala que algunos grupos empresariales y adeptos a los discursos de libre mercado desregulado dirán: “‘No les basta todo lo que hicieron ahorita, sino que todavía quieren aumentarle más al salario hasta niveles que inflacionarios o que van a desestabilizar a la economía’”.

El académico del ITESO afirma que el aumento al salario mínimo, derivado del crecimiento de productos la canasta básica, permitiría el desarrollo del mercado interno, la mejora en las condiciones de los trabajadores para aumentar su productividad y la capacidad de los hogares para vivir dignamente.