Juan Cristóbal Peña, periodista chileno autor del libro La secreta vida literaria de Augusto Pinochet, habló en el ITESO sobre el inmenso tesoro bibliográfico que reunió el general que encabezó una dictadura militar (1973-1990) después de dirigir el golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende.
Augusto Pinochet Ugarte nació en 1915, murió en 2006 y llegó a pensar que Ortega y Gasset (José Ortega y Gasset, intelectual español) eran dos personas.
Pinochet fue un militar con estudios mediocres, un general que, con el franco apoyo de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (la CIA), orquestó el golpe militar que arrebataría la presidencia y la vida a Salvador Allende, para después instaurar durante 17 años un oscuro régimen militar al que se le atribuyen oficialmente 40 mil víctimas y, además, fue un hombre obsesionado con hacerle creer al mundo que era culto y leía mucho; su biblioteca personal tiene, por lo menos, 55 mil volúmenes, valuados en varios millones de dólares.
Esta última faceta de la opaca personalidad del dictador andino, a quien le gustaba utilizar en todo momento sus inconfundibles lentes negros para que nadie pudiera “leerlo”, ha sido desgranada por Juan Cristóbal Peña, periodista chileno y director de la Escuela de Periodismo de la jesuita Universidad Alberto Hurtado de Santiago, la capital, en su libro La secreta vida literaria de Augusto Pinochet, en cuya portada se puede ver al dictador leyendo un libro de Antonio Gramsci, célebre marxista italiano.
“Pinochet hablaba poco y cuando hablaba solía equivocarse o decir burradas [como lo de Ortega y Gasset]. Es muy intrigante que una persona tan básica, tan ramplona, lograra triunfar políticamente, lograra imponerse y lograra abrir un camino que luego siguieron otros países en Latinoamérica y el mundo”, afirmó Peña en la Biblioteca del ITESO, donde la mañana del martes 9 de diciembre ofreció una charla a estudiantes de la Licenciatura en Periodismo y Comunicación Pública.
El general acusado de genocidio, terrorismo y torturas –fue detenido en Londres en 1998, pero nunca le rindió cuentas a la justicia– tenía un tesoro bibliográfico repartido en varias casas, relató Peña, cuyo libro surgió después de ganar en 2008 el premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), con un reportaje hecho para el Centro de Investigación Periodística en Chile.
El también profesor siguió investigando para profundizar en el tema, un ejercicio de periodismo de largo aliento que ejercen otros medios latinoamericanos citados por Peña, como Plaza Pública (plazapublica.com.gt) o La Silla Vacía (lasillavacia.com).
“Se propuso convencer al mundo de que era un intelectual. Se movió por intereses, más que por convicciones”, consideró el periodista, quien calificó a Pinochet como un triunfador y un ser extremadamente desconfiado y sagaz.
“Pinochet como político era un triunfador, era innegable. Salió por la puerta ancha, entregó el poder, se enriqueció, logró imponer un modelo económico-político que aún en aspectos importantes sigue inalterable en Chile y no pasó un día en la cárcel, salvo cuando estuvo detenido en Londres. En fin, es un triunfador en ese sentido, guste o no, a mí no me gusta, pero es un hecho”.
Las sospechas de un periodista
Tal vez Pinochet no convenció de su sapiencia a “los más inteligentes” ni en Chile, ni en el resto de América Latina, reconoció Peña, pero su biblioteca –nutrida con libros muy valiosos en términos culturales y económicos–, los libros que llegó a escribir –plagiando a varios autores, eso sí– y otras maniobras destinadas a hacerlo parecer lo que no era, es decir, un perspicaz estadista e intelectual, le permitieron sostenerse en el poder durante casi dos décadas.
“Parte de su éxito está confiado a su astucia y a sus lecturas. La CIA influye en toda Latinoamérica y Pinochet es el único [dictador] que logra permanecer, claro, con métodos brutales, de desaparición de personas, de imposiciones violentas, crueles, pero que también fueron métodos comunes a toda Latinoamérica, y el único personaje que logra trascender en ese sentido es Pinochet. Sí, con la ayuda de la CIA, con la ayuda de los grupos económicos cómplices de la dictadura, etcétera… Pinochet no es un superhombre, es un instrumento en ese sentido”.
A los alumnos de Periodismo presentes, Peña los instó a consumir todos los medios que puedan, a olfatear las “grandes historias” que en ellos se esconden sin que nadie les ponga atención y a dudar permanentemente de todo lo que encuentren y se les diga, porque la duda y las preguntas son el origen del buen periodismo que es capaz de comprometerse con “los intereses ciudadanos y la democracia”.
“[Una enseñanza para todo periodista] es que muchas veces las pistas de los grandes temas aparecen en la prensa y están a la vista de todos”, compartió Peña, quien subrayó cómo el descubrimiento en 2005 de la valiosa biblioteca de Pinochet –gracias a una investigación del Congreso estadounidense relacionada con flujo de capitales después de los atentados del 11 de Septiembre– apenas le mereció unos breves párrafos a los periódicos chilenos.
“¿De dónde sale este personaje? Los dictadores no se caracterizan por coleccionar libros”, se preguntó Peña después de leer aquellas breves notas, un caso similar, consideró, a lo que pasó en este país con la Casa Blanca de Angélica Rivera, esposa de Enrique Peña Nieto, presidente de México, quien presumió en la revista Hola su mansión en la Ciudad de México.
“Un arrojo de vanidad de la Primera Dama que termina costándole caro. En este caso fue un precioso parecido; los grandes temas están a la vista de todos y a veces falta profundizar en ellos”.
Los libros “más valiosos” de la biblioteca de Pinochet se pueden consultar en el siguiente enlace del Centro de Investigación Periodística: http://ciperchile.cl/wp-content/uploads/libros-pinochet.pdf.
Texto Enrique González Foto Roberto Ornelas