Género y Políticas Públicas, parte de la oferta académica del Conjunto estructurado en estudios de género, es una asignatura abierta a cualquier estudiante con interés en encontrar soluciones específicas a problemáticas en la materia dentro de su campo de estudio

Al enterarte de que hay una materia llamada Género y Políticas Públicas en el ITESO podrías pensar que sólo le sería útil a alguien que pretenda trabajar en el gobierno o que estudie alguna determinada carrera. Por ello, Giovana Ríos, Cristina Rojas y Mariana Ortiz Tirado, las tres profesoras que imparten esta asignatura, nos dan una perspectiva amplificada de lo que una materia como ésta puede significar en tu andar profesional, cualquiera que sea la carrera que estés estudiando.

«Me encanta porque es una materia que interesa a cualquier persona, sea ingeniero, abogado, o alguien que estudia economía”, señala Giovana Ríos. “Cualquier persona que te puedas imaginar, interesada en contribuir con soluciones específicas en torno a problemáticas que vean dentro de su disciplina, pero que tengan esa perspectiva de género. Ellas y ellos, desde su campo de acción, pueden reconocer esos problemas públicos más a fondo, porque son los problemas a los que se enfrentan en su trabajo cotidiano. Por ejemplo, las y los ingenieros que trabajan en el desarrollo urbanístico de la ciudad entienden que enfrentarse a una calle a oscuras y con un mal servicio de transporte no es lo mismo para hombres que para mujeres, así que tener esta perspectiva de género les va a permitir tomar mejores decisiones”.

Esta materia puede brindarles a las y los estudiantes que la cursen herramientas conceptuales y metodológicas para entender la necesidad de reflexionar, discutir e incidir en la solución de problemas públicos con los lentes de género. La época electoral que acabamos de atravesar puso de manifiesto múltiples problemas que es necesario observar en su totalidad, es decir, pensando cómo afectan a la toda colectividad.

Desde que en 2021 comenzó a impartirse esta materia, además de estudiantes de Gestión Pública y Políticas Globales o Relaciones Internacionales, también la han cursado alumnas y alumnos de Nutrición, Economía, Comercio y Negocios Globales, Psicología y Comunicación, ya que la asignatura no sólo les aporta una visión con perspectiva de género como un importante factor de diferenciación, sino también herramientas para la elaboración de políticas públicas, como el análisis de problemas, la construcción de propuestas y la implementación de soluciones.

Un aspecto importante es que profundizar en el conocimiento del género implica verse a sí misma o a sí mismo evaluando matices —además del género— como la edad, la nacionalidad, la clase social y la etnicidad, entre otros, que forman parte de nuestra identidad y determinan las necesidades, las preferencias y algunos derechos particulares asociados a estas identidades.

Cristina Rojas comenta que “tomar conciencia de cómo está configurado nuestro propio género y de sus intersecciones te permite posicionarte y comprender más a las otras personas con las que te relacionas, no sólo en el ámbito académico, sino también en el profesional y en el personal. Te permite identificar, analizar y poner en situación estas diversas identidades en los diferentes espacios.”

La lucha de las mujeres por sus derechos permite la emergencia de nuevos sujetos políticos, es decir, personas que han existido desde siempre, pero cuya existencia se ha negado y que son parte de esa diversidad intermedia que está en los dos extremos que el sistema sexo-género nos ha mostrado como las dos únicas posibilidades de ser (hombre y mujer).

Cristina enfatiza que, a la par de las luchas y agendas de esta diversidad intermedia, actualmente hay una emergencia de hombres concibiéndose también como sujetos de género. ¿Qué significa esto? Que “comienzan a hacer una revaloración y un análisis de quiénes son como sujetos de género, o sea, se preguntan ‘¿Cuál es mi forma de ser hombre’”, señala.

Para la académica, reconocernos como sujetos políticos no sólo nos interpela y nos lleva a preguntarnos por nuestra posición y también por nuestras necesidades específicas, sino que también nos posibilita demandar políticas públicas a los entes de gobierno y a la construcción de una nueva comunidad en la interrelación con las otras personas.

El marco teórico del género y de las políticas públicas que se revisa durante los dos primeros módulos de la materia está siempre relacionado con una aplicación práctica y personal, es decir, la manera en la que las y los alumnos son interpelados por alguna de estas problemáticas. Mariana Ortiz Tirado precisa que “hacemos énfasis en distinguir que un problema que atraviese al alumno no siempre es público, es decir, lo será si es una demanda que requiere una solución de los actores gubernamentales y que incluso se pueda relacionar con la sociedad civil, la iniciativa privada, las comunidades, etcétera.”

Una vez delimitado este aspecto, las y los alumnos revisan las soluciones que hay; si es una solución que no existe, toca entonces la elaboración de un análisis de factibilidad para que se implemente., preguntándose que tan factibles son desde el punto de vista político, administrativo, social, cultural y financiero. De lo que se trata es de buscar ventanas de oportunidad, tomando en cuenta los factores y los actores por los que tendrían que pasar esas soluciones a fin de que se posicionen en la agenda pública.

Género y Políticas Públicas es una materia viva, una materia activa en la que las y los alumnos tienen la oportunidad real de generar mejoras, “con una mirada desde el género para que se mantengan los derechos de todas las personas”, menciona Giovana.

Mariana señala que al menos un estudiante de cada generación está en el sector gubernamental. “Algo que se sembró ahí y que identificaron es que en la incidencia pública desde el sector gubernamental es una oportunidad de cambio y justicia social. Para mí es bonito saber que, en donde están incidiendo, lo hacen desde la perspectiva de género, que considero es una pieza clave para lograr cambiar un mundo tan desigual.”

Tener una formación en género “es un plus que te da puntajes para la competencia al momento de postularte en una vacante, independientemente de la carrera o el área, ya que actualmente este conocimiento es un importante valor agregado dentro de la búsqueda de espacios laborales”, finaliza Cristina.

¡Te vemos en el aula!

FOTO: Zyan André