Un profesor y alumnas de Ciencias de la Educación investigan el uso de dispositivos móviles en secundaria, preparatoria y universidad.
El uso de teléfonos celulares “inteligentes” se ha masificado en los últimos años. De acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Internet (Amipci), el 51% de la población mexicana accede a internet y el 58% de los cibernautas se conecta a la red mediante un smartphone.
En este contexto, ¿hay alguna implicación educativa en el uso de los teléfonos inteligentes? Esta es una de las cuestiones que analiza una investigación que desarrolla el Departamento de Psicología, Educación y Salud del ITESO (DPES).
“Sabemos que todos (los alumnos) traen un celular y que esperan la mínima oportunidad para checar su correo o sus mensajes durante las clases”, señala Juan Carlos Silas, académico del DPES y profesor de la asignatura “Proyecto de investigación en el aprendizaje”.
¿Es posible que este dispositivo sea útil en el proceso de aprendizaje? ¿Cómo?
En el segundo semestre de 2015 aplicaron mil 400 encuestas, las cuales fueron contestadas en tres secundarias, el mismo número de preparatorias y en esta Casa de estudios, además de hacer observaciones y entrevistas más extensas.
El principal uso que le dan los alumnos a su smartphone es meterse a WhatsApp para conversar con amigos
“Nos dimos cuenta de que el uso de los celulares está más marcado de lo que esperábamos: es omnipresente. En la institución educativa que tuvo un perfil de uso menor este fue del 93%, y en las demás fue de entre 96 y 99%”, explica Silas.
A decir de Samanta González, una de las alumnas que participó en la primera etapa (19 itesianos lo harán este semestre), el objetivo de la investigación es “la meta era reconocer el tamaño del fenómeno”.
Información no es conocimiento
Buscar información relacionada con lo que están viendo durante la clase es uno de los principales usos que los alumnos de primaria, secundaria o del ITESO le dan a su smartphone, comenta la también estudiante Paulina Jiménez.
Sin embargo, el equipo considera que obtener información no es crear conocimiento. “La información es un trozo de realidad, pero necesitas ponerlo a trabajar, dialogarlo y hacerlo que te sirva para tus fines”, expone Silas.
Ya casi nadie los usa para hacer llamadas; las aplicaciones más populares son WhatsApp y Facebook (los usuarios interactúan con 10 personas en promedio y buscan estar en contacto casi permanente con ellas), es decir, los llamados teléfonos inteligentes son dispositivos de comunicación, pero ya no son teléfonos, refiere el investigador.
Este año el equipo hará experimentos sociales directamente relacionados con el proceso educativo y el uso de smartphones para analizar cómo estos pueden ser una valiosa herramienta para resolver problemas o acompañar actividades grupales. Texto Gustavo Abarca Foto Luis Ponciano