El consumo en masa hipoteca el futuro. Con esta afirmación Mauricio López, secretario ejecutivo de la REPAM, llamó a la comunidad universitaria a reaccionar frente a lo que está de fondo de la emergencia ambiental que vivimos en el planeta: la inequidad global y el consumo desmedido.
Aunque para la devastación de la Amazonía, Australia o California fue determinante el factor climático – 2019 fue el segundo año más caliente de la historia, según datos de la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), las decisiones políticas, incentivadas por intereses económicos, son el otro componente para el desastre que ha acabado con más de tres millones de hectáreas y amenazado la vida de 34 millones de personas y 300 pueblos indígenas asentados en la selva más grande del mundo.
Así lo afirmó Mauricio López Oropeza, secretario ejecutivo de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), durante su visita al ITESO con la ponencia “Amazonía. Claves para sanar un mundo roto”, realizada en el auditorio M el pasado 22 de enero.
El ponente habló de una crisis civilizatoria que representa la sexta extinción masiva de las especies. “La diferencia es que las 5 anteriores tenían que ver con procesos relacionados con los ritmos propios del universo. Esta, sin lugar a dudas, está causada por factores antropocéntricos. Somos corresponsables de esto”, mencionó.
Más allá de la deforestación o la contaminación, López Oropeza apuntó a la inequidad global como el problema de fondo de esta emergencia ambiental. “No estamos contra el desarrollo, pero no hay planeta que aguante si lo que se genera es cada vez mayor inequidad. Hoy estamos consumiendo el equivalente a 1.6 planetas. Si todos consumiéramos como lo hace Alemania o Estados Unidos, necesitaríamos cinco planetas”, afirmó.
Justicia para las próximas generaciones
La selva amazónica no implica únicamente a los nueve países que la conforman. Uno de cada cinco vasos que toma una persona se lo debe a la Amazonía. El 25 por ciento del oxígeno del mundo se produce en esta región y al menos una tercera parte de toda la diversidad genética del planeta está aquí, añadió el secretario ejecutivo. “La Amazonía tiene conexión con todo el planeta, es quizás el más importante estabilizador climático”, dijo.
López Oropeza, quien acudió en octubre de 2019 al Sínodo organizado por el Papa Francisco en torno a la crisis amazónica, advirtió que, de seguir con el ritmo actual, se enfatizarán los éxodos de refugiados migratorios y la desaparición de más de 200 mil especies al año.

Mauricio López Oropeza, secretario ejecutivo de la REPAM.
“Estamos entrando a una lógica de ecocidio que primero afectará a los más vulnerables, convirtiéndose en genocidio, pero eventualmente es una actitud suicida. Estamos hipotecando el futuro y posibilidad de vida de las próximas generaciones”.
¿Qué hay que hacer?
Más allá de las alarmantes cifras, López Oropeza invitó a los presentes en la sesión a reflexionar sobre su propia realidad y a hacerse cargo de los cambios necesarios.
Recordó las palabras de Xabier Gorostiaga, SJ, quien decía que las universidades están produciendo profesionales exitosos para sociedades fracasadas. En este caso, “fracasada, en términos de crisis ambiental”, enfatizó.
Es ahí donde puede incidir el compromiso social de la formación jesuita. Si sólo una de cada nueve personas puede acceder a la educación superior, a esa persona le corresponde actuar con las herramientas que reciba en la universidad para hacer frente a un mundo roto.
Señaló que la misión de las universidades jesuitas es hacer la diferencia en la realidad cotidiana partiendo desde adentro y mirando hacia las estructuras globales. Resaltó que el ITESO es la universidad que más hace en la defensa de pueblos originarios y periferias. “Ahí está su Amazonía”, añadió.
Las universidades jesuitas no se quedan cruzadas de brazos, debido a que, en coordinación con otros organismos, participan en la creación de redes para la promoción y defensa de la ecología integral como la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana y la Red Eclesial de la Cuenca del Congo, entre otras.
Sergio Cobo, SJ, director de la Fundación Loyola de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, invitó a los presentes a sumarse a la campaña Déjate abrazar por la Amazonía, que apoya a los equipos de jesuitas y profesionales que trabajan en esta región de Latinoamérica.