Con un enfático llamado a desarrollar la ciencia desde y para el compromiso, la inclusión, la justicia y la igualdad, comienza su camino de formación una nueva generación de estudiantes de posgrado. 

«La academia y la universidad pueden cambiar el guion predominante de la construcción y la divulgación del conocimiento, y redactar uno nuevo orientado a la igualdad, la justicia y la responsabilidad social” afirmó Paola Lazo Corvera, profesora del ITESO en la bienvenida a estudiantes que este periodo de Primavera iniciaron sus estudios de posgrado.

La académica destacó que cursar un posgrado es un privilegio y un compromiso para edificar una sociedad más justa a través de la prevenir violencias, la no discriminación, erradicar la desigualdad, buscar estrategias de construcción de paz y de cuidado común.

Instó a reflexionar sobre los procesos sociales que están en constante cambio y agregó que el gran desafío para las universidades y la academia es entender el mundo para transformarlo.

“Cuestionar, interrogar y meter el dedo en la llaga para decir lo que falta y lo que sobra, especialmente en esta época en la que el neoliberalismo y la globalización parecen camuflar las inequidades y correrlas al margen como si fueran menores; tenemos el compromiso moral e intelectual de mirar la realidad críticamente y cuestionar lo que el sistema económico-político trata de naturalizar mediante el uso tramposo de los derechos humanos”.

Para Paola Lazo la visión de género como perspectiva ética y política posibilita otras miradas, cuestiona políticas normalizadas, además de “construir una política del reconocimiento para impulsar la reivindicación de los derechos de las mujeres y de los grupos minoritarios, a partir de una búsqueda para transformar la cultura y, de este modo, la sociedad”.

La profesora se detuvo a examinar el compromiso que tienen aquellos que son parte del mundo académico y de la investigación, quienes, consideró, están obligados a difundir y discutir éticamente sus aprendizajes y hallazgos de manera accesible para que el público general pueda acercarse y ampliar el debate.

“En lo personal, comparto el pensamiento de algunas investigadoras feministas que luchan por definir nuevas formas de llevar a cabo la investigación, buscando que éstas sean compartidas, recíprocas y comprometidas… desde las cuales se pueda desmantelar la exclusión, la injusticia y la desigualdad”.

Tras señalar que la construcción del conocimiento requiere un posicionamiento personal, político y ético, manifestó su deseo de que el cursar un posgrado sea una apuesta por debatir, aprender y desaprender creencias, convicciones, intereses y pasiones para abrirse a la multiplicidad de realidades del entorno.

“Que el trayecto académico y personal les permita interpelar certezas y cuestionar más de lo que puedan confirmar, salirse de su zona de confort, desdibujar y redibujar claridades científicas y epistemológicas”.

Entre las problemáticas que la académica mencionó que se pueden atender desde la universidad es la segregación horizontal del trabajo que apoya la idea de profesiones para mujeres y para hombres; así como impulsar políticas institucionales que desmonten estereotipos de género (licencias de paternidad y maternidad compartidas, por mencionar una).

“Aun cuando algunas brechas de desigualdad social puedan estarse cerrando, el camino hacia la igualdad está todavía incompleto, según datos del Foro Económico Mundial se tendrá que esperar hasta el 2220 para lograr la plena igualdad de género en el mundo. En efecto, dentro de dos siglos”.

Y remarcó que una muestra clara de ello es el porcentaje de hombres y mujeres en los puestos de toma de decisiones en el ámbito político, económica y cultural.

Será pertinente, enfatizó, meditar sobre la comprensión de lo que es el éxito, la innovación, la eficiencia profesional y académica “ya que más allá de la mucha o poca presencia y visibilización real de las mujeres y de las personas que son parte de grupos minoritarios en posiciones directivas o de representatividad académica, habrá que reconocer ¿cuál es el perfil que valoramos para quien ocupa esos cargos? ¿Qué tanto han tenido que ‘masculinizarse’ u ‘occidentalizarse’ esas personas para llegar a esas posiciones?

“Y en ese sentido, ¿en qué medida nos hemos priva-do de la posibilidad de que la diversidad sea parte de la toma de decisiones, del ejercicio del poder, desde una visión humana, conciliadora, solidaria y pacífica?”. Para la académica del ITESO, reconocer y valorar la diversidad tiene un efecto positivo que se sostiene en valores democráticos como la transparencia, la solidaridad, la inclusión y la responsabilidad social.

Explicó que no se debe tener miedo a la confrontación de ideas, pues genera innovación y crea escenarios de entrenamiento inclusivos donde las personas se sienten respetadas, pierden el miedo a opinar y participar.

“Hagamos de la comunidad universitaria un espacio para la libertad, para el desarrollo de capacidades de todas y todos, para la no-violencia, la autonomía, la seguridad, los retos, la creatividad y el aprendizaje compartido, en el que cada cual pueda ser quien es y pueda aportar lo mejor de sí, sin ataduras, estigmas ni prejuicios. Consigamos que esta comunidad universitaria irradie intensamente todo esto al resto de la sociedad, este es nuestro privilegio y nuestra responsabilidad”.

Un posgrado para servir

En la bienvenida a estudiantes de posgrado, el Rector del ITESO, Luis Arriaga, SJ, señaló que “el sentido primordial del posgrado no consiste sólo en saber más o en ser más experto en un determinado campo del conocimiento, sino en lograr una reflexión más profunda que nos lleve a actuar más eficazmente en la vocación de servicio”.

Recordó que las universidades jesuitas encuentran su inspiración en las ideas de San Ignacio de Loyola, como la que él llamó magis, cuyo significado en latín es más.

“El magis implica la disposición para superarse personalmente y actuar en consecuencia. El magis, en los textos místicos de San Ignacio implica preguntarse permanentemente: ¿qué más puedo hacer por Cristo? En nuestra filosofía universitaria esto se traduce a la pregunta ¿qué más puedo hacer por los demás?”

Si el ITESO logra, agregó el Rector, inspirar a sus egre-sados a tener una continua orientación hacia el magis entonces esta institución aportará al país agentes de cambio que hagan a esta sociedad más humana, libre, justa y pacífica.

Resaltó que un tercio de esta generación de estudiantes de posgrado está conformada por egresados itesianos que “decidieron regresar a casa”, una universidad que no sólo expide títulos de posgrado que satisfagan a los mercados laborales, “esta es una universidad que busca formar personas, hombres y mujeres libres y críticos que quieran comprometerse con la mejora de su entorno”.