Tres alumnas de la licenciatura en Ciencias de la Educación nos comparten, en la sexta entrega de la serie #AprendizajesDePandemia, sobre los aprendizajes obtenidos a raíz de la elaboración de estrategias educativas para atender el cansancio emocional generado por su realidad de estudiantes en pandemia

Por Kiara Ruelas, Valentina Cruz y Evelyn Moreno 

El semestre Otoño 2021 fue muy complicado para nosotras como estudiantes universitarias pues, como todos, fuimos perjudicadas de diferentes maneras por la pandemia. A partir de nuestra experiencia como alumnas en la virtualidad nos decidimos, como parte de la materia de “Diseño de entornos de aprendizaje”, a idear un proyecto durante el periodo de primavera 2021 que correspondió al cuarto semestre en nuestro trayecto formativo en la licenciatura en Ciencias de la Educación.  

La tarea consistía en identificar un problema situado en una realidad concreta para proponer estrategias educativas que lo atendieran. Nuestro equipo planteó un proyecto con el propósito de atender una de las necesidades provocadas por lo que nos resultaba una nueva modalidad de aprendizaje.  

Arrancamos el proceso de manera singular, ya que nuestra propia realidad emocional como universitarias en pandemia se nos imponía y, desde ahí, se fue configurando nuestro diseño. No fue tan claro en un principio qué era lo que queríamos trabajar ni cómo, se trató de un proceso de expresarnos, de hacer una lluvia de ideas y de ir poco a poco aproximándonos; a la par íbamos informándonos, lo que también nos ayudó a reconocer y nombrar lo qué nos estaba pasando y a lograr determinar que queríamos abordar: el cansancio emocional en nuestras compañeras de la carrera y en nosotras, causado por el aislamiento social y debilitamiento de la convivencia a raíz del cambio de modalidad académica presencial a la virtual por la pandemia COVID-19, lo que a su vez generó desmotivación y aumento en la falta de compromiso por el aprendizaje. 

El cansancio emocional se identifica como una de las dimensiones del síndrome de burnout (Maslach, Schaufeli y Leiter, 2001) que provoca que la persona reaccione ante la situación estresante distanciándose emocional y cognitivamente, y que pierda energía física y psicológica como una manera de afrontar la sobrecarga. En lo que respecta específicamente a los jóvenes estudiantes, se ha estudiado que dicho cansancio genera baja en las expectativas e interés hacia el estudio (Lavaggi, 2017), sin embargo, también se ha reconocido al afecto positivo y a la inteligencia emocional como moderadores clave de los efectos del estrés (Fernández-Martínez & Morán, 2017). 

Entonces, lo que nos impulsó desde un principio a armar este proyecto, fue darnos cuenta de cómo nos estábamos sintiendo: percibimos desmotivación de parte de nuestras compañeras de carrera y de nosotras mismas durante las clases del semestre, en las que escuchábamos constantemente comentarios negativos, por ejemplo, cada vez que los maestros nos preguntaban cómo nos estaba yendo con la modalidad virtual, alguna de las respuestas eran las siguientes: “ya quiero que sean clases presenciales”, “siento que no estoy aprendiendo”, “se me hace muy pesado”, “no me gusta lo virtual”, “no es lo mismo tener al profe en persona que en la pantalla” entre otros.  Frecuentemente comentábamos sobre la urgencia que teníamos de que las clases regresaran a ser presenciales. Fue a partir de ahí que nos dimos cuenta también, que la convivencia entre las compañeras de nuestro grupo tenía un papel muy importante para mantener la motivación y que la restricción de la misma nos afectaba de forma negativa, ya que nos estábamos concentrando sólo en los temas académicos pautados por las asignaturas que cursábamos y dejando de lado otro tipo de comunicación que nos era relevante. 

En relación con esto, nos concentramos en dos aspectos específicos del problema sentido: el declive de los lazos afectivos entre nosotras y el cansancio emocional de cada una. Este reconocimiento nos sirvió para pensar en estrategias que nos ayudaran a rescatar aspectos esenciales de nuestra forma de convivir antes de la pandemia y hacer las correspondientes adaptaciones en nuestra interrelación virtual para llenar ese vacío experimentado y seguir aprendiendo. 

Fue así que nuestro equipo creó una serie de actividades de convivencia grupal con la finalidad de que todas avanzáramos en nuestro aprendizaje para manejar mejor el cansancio emocional y la desmotivación que intervienen en el compromiso de nuestro proceso de aprendizaje, causado por el aislamiento a raíz de la pandemia que debilitó los lazos afectivos. Estas actividades se basaron en los siguientes objetivos: 

  • Fortalecer los lazos afectivos entre las y los estudiantes que han sido afectados emocional y socialmente por la pandemia, para que de esta manera podamos lograr expresarnos sobre asuntos personales, teniendo en cuenta la discreción, escucha activa y empatía, respetándonos mutuamente.  
  • Aprender a regular de una mejor manera las emociones que se presentan a través del cansancio emocional, para ser conscientes de ellas y así disminuir la desmotivación y aumentar el compromiso por el aprendizaje. 

La convivencia entre las compañeras de nuestro grupo tenía un papel muy importante para mantener la motivación y que la restricción de la misma nos afectaba de forma negativa, ya que nos estábamos concentrando sólo en los temas académicos pautados por las asignaturas que cursábamos y dejando de lado otro tipo de comunicación que nos era relevante. 

Nuestro proyecto se organizó en tres fases; durante el inicio se definieron dinámicas que consistieron en generar un espacio para compartir experiencias sobre cómo estuvimos viviendo el confinamiento, dialogar sobre nuestros temas de interés con la finalidad de generar una mejor comunicación y mayor apertura de interacción entre nosotras, y por último, acordar con nuestras compañeras un espacio previo al inicio de la clase, en el que pudiéramos jugar entre todas y así empezar la sesión de clase con una mejor actitud. 

Después, en la fase de desarrollo, planeamos reuniones por la plataforma Zoom que ayudaran a vincularnos desde aspectos personales, a través de jugar una lotería basada en gustos de las compañeras del grupo. Luego, en nuestro grupo de WhatsApp previmos compartir contenido de cualquier índole, expresar y desahogar emociones, hacer uso de los stickers, emojis, etcétera, para que la comunicación por medio del grupo fuera fluida y que nos permitiera interactuar entre todas para promover la convivencia y sentirnos cercanas de algún modo. Por último, planeamos espacios de identificación y regulación de emociones con ayuda de recursos audiovisuales que lo fomentaran (rueda de emociones, videos representativos), seguido de esto, compartiríamos anécdotas junto con la emoción que estas detonaran, así como la manera en que nos expresaríamos y su por qué. 

En la última fase pensamos hacer un registro gráfico de emociones (a modo de bitácora) por día, acompañado de preguntas reflexivas para reconocer por qué éstas se detonan, con la intención de plasmarlas en una secuencia de fotos de las propias expresiones faciales que las representen y así identificar con más claridad lo que estamos sintiendo y cómo lo estamos expresando, para ser conscientes de si lo estamos manejando acorde a la situación o podemos mejorar. Para finalizar, previmos sesiones de Teleparty para ver en tiempo real películas que representaran temas motivacionales y emocionales e interactuar al hablar de ellas en el chat de la aplicación. 

Al elaborar este proyecto, nos llamó particularmente la atención la aprobación y el gusto que este les generó a nuestras compañeras de grupo, ya que la intención de este trabajo fue atender una necesidad-problema que les afectaba directamente, por lo tanto, se sintieron interesadas en escucharnos e incluso retroalimentarnos, porque de esa manera también se ayudaban a sí mismas. Además, haber elegido un escenario donde, como diseñadoras, pudimos interactuar constante y directamente con las participantes, hizo que el proceso de ideación fuera mucho más orgánico y potente ya que el atender esta necesidad supuso un efecto más allá de este curso o semestre, favoreciendo una mayor armonía entre nuestras compañeras de carrera a lo largo de la licenciatura. 

Lo experimentado en estos tiempos de pandemia nos ha hecho más sensibles a la importancia de que nosotros aprendamos a manejar nuestras emociones siendo conscientes de ellas y de adaptar nuestros recursos al alcance -aunque puedan resultar sencillos como los propuestos en nuestro proyecto- con la finalidad de disminuir el cansancio virtual y la desmotivación. 

La experiencia de este diseño inició desde un punto que no es común que partamos, lo que nos hizo pensar que generalmente realizamos proyectos algo lejanos a nuestra realidad, sin embargo, ahora vemos más claro lo válido de identificar necesidades más cercanas para idear uno en el que estamos implicadas cotidianamente y lo interesante que resulta analizar con mayor profundidad y sustento lo que estamos viviendo.

Hemos reflexionado que solemos considerar que el profesor “nos obliga a tomar responsabilidades” e incluso nos reconocíamos obligadas a asistir a clases presenciales, sin embargo, la reflexión sobre lo experimentado emocionalmente por la pandemia nos ha hecho mirar de otra manera la asistencia al campus y reconocer que la relación con nuestras compañeras y compañeros es clave para la motivación de ir a la universidad. ¿Cuántos de ustedes, a pesar de estar conscientes de la imposibilidad de hacerlo, no han dicho “ya quiero ir a la escuela para ver a mis amigos y amigas”? Lo experimentado en estos tiempos de pandemia nos ha hecho más sensibles a la importancia de que nosotros aprendamos a manejar nuestras emociones siendo conscientes de ellas y de adaptar nuestros recursos al alcance -aunque puedan resultar sencillos como los propuestos en nuestro proyecto- con la finalidad de disminuir el cansancio virtual y la desmotivación. 

Creemos que ser más autogestoras en la parte que corresponde a asumir la responsabilidad de nuestras actitudes y comportamientos, es un objetivo ambicioso pero relevante. Consideramos que el perfil universitario lo requiere, pues no sólo implica lograr un conocimiento más profundo de uno mismo como ser humano, sino que, a partir de ello, podamos mantener una mejor comunicación con los demás ante cualquier situación, incluso para pedir ayuda.  

Consideramos que ITESO nos brinda una ruta de formación profesional excelente, sin embargo, la vulnerabilidad experimentada a raíz de los cambios como estudiantes universitarios virtuales nos ha revelado la necesidad de fortalecer más el desarrollo de esa parte emocional, de mejorar nuestra capacidad de afrontar cambios repentinos como aprendices. Así mismo, agradecemos los espacios que nos da para poder expresar y narrar nuestras vivencias y para, a través de este compartir, invitar a otros a pensar en qué más se puede hacer para continuar avanzando en dicha capacidad. 

Referencias

Fernández-Martínez, E., & Morán, C. (2017). Relación entre el sentido de coherencia y el cansancio emocional en estudiantes universitarios. Psychology, Society, & Education, Vol. 9(3), pp. 393-403  

Lavaggi Jacobs, F. (2017). Cansancio Emocional y Engagement en estudiantes de una universidad privada de Lima (Tesis de grado). Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), Lima, Perú. http://hdl.handle.net/10757/621838 

Maslach, C., Schaufeli, W., & Leiter, M. (2001). Job burnout. Annual review of psychology, 52(1), 397-422. 

Kiara Ruelas Robles es estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Educación. Le interesan los temas relacionados a la acción contra la pobreza a través del fomento de la educación, la capacitación y psicología laboral en las organizaciones, así como el desarrollo del growth mindset (mentalidad de crecimiento). 

Valentina Cruz Villarruel es estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Educación, y el tema que más le apasiona es la educación especial, por lo que se prepara para lograr que sus futuros alumnos y alumnas se sientan capaces de hacer las cosas y disfruten al compartir con otros niños y niñas con necesidades afines.

Evelyn Moreno Lemus es estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Educación.  Considera que aportar información sobre las circunstancias que ha modificado la pandemia brinda la posibilidad de tomar consciencia de la realidad para compartirla con los demás con la finalidad de investigar, conocer y actuar de manera individual y grupal en pro de un mayor bienestar y aprendizaje

FOTOS: Andrea Piacquadio en Pexels y cortesía de las autoras