En este verano concluyó la cuarta generación del PLIUL y para el cierre estudiantes de varias universidades compartieron sus experiencias en la sesión “Conéctate” organizada por la Universidad Sagrado Corazón (UNISC) de Puerto Rico. Conoce su mirada
POR ARANTZA FLORES, EGRESADA DE RELACIONES INTERNACIONALES
LUIS ÁNGEL OSEGUERA, ESTUDIANTE DE GESTIÓN PÚBLICA Y POLÍTICAS GLOBALES
En plena pandemia compartimos de manera virtual un espacio de diálogo y reflexión sobre las realidades sociopolíticas de México y Puerto Rico antes y durante la pandemia del covid-19, así como algunas visiones de futuro. Además de un poco de la cultura y gastronomía de ambas latitudes latinoamericanas.
Nos tocó representar al ITESO para hablar de la situación de México y compartir nuestra visión sobre las situaciones medioambientales, de violencia de género, desigualdades, pobreza y desempleo, así como lo que PLIUL (Programa de Liderazgo Ignaciano Universitario Latinoamericano) ha significado para nosotros.
Las estadísticas del covid-19 en México nos resultan alarmantes en razón de los más de dos de mil contagios y las decenas de miles de personas que han fallecido, sin que se asome el pico máximo de contagios.
Es importante señalar que mientras la economía del país se reactiva para regresar a la “nueva normalidad”, el sistema de salud se ve cada vez más saturado y los estragos de la pandemia no ha impactado solo en lo económico, también impactan en lo social y en el medioambiente. La situación que atraviesa México, lo mismo que Puerto Rico y otros países latinoamericanos, denota que si bien no existe privilegio y/o estatus social que nos exente de contraer el virus, las desigualdades y crisis humanitarias previas a la pandemia, -derivadas de un sistema económico, político y social, injusto e insostenible – provocaron que el estado de cuarentena al que se sometió la humanidad, se viviera de distinta forma dependiendo de cada una de las realidades sociales que albergan los países de América Latina, que es ahora el epicentro de la pandemia.
México
La situación de violencia e inseguridad en México y en particular de nuestro estado es espantosa. Jalisco, más allá su riqueza cultural y gastronómica, es uno de los estados con mayores índices de inseguridad debido a la presencia de grupos del narcotráfico sumamente violentos, y a la poca resolución de este problema por parte de las autoridades estatales y federales, lo que coloca a Jalisco como el estado con más personas desaparecidas desde 2010. Asimismo, el conflicto entre el gobernador del estado y el presidente de México, por intereses más que nada electorales, poco contribuye a la atención y resolución de los problemas de fondo que vive la población en Jalisco, como la ya mencionado sobre inseguridad o el manejo inadecuado de la pandemia.
Por otro lado, durante este tiempo de confinamiento, si algo no paró y, en efecto, se quedó en casa, fue la violencia de género, evidenciando al machismo como el virus que no se puso en cuarentena. El confinamiento dispuso el escenario para que, en tan solo un mes de aislamiento, las llamadas al 911 se dispararan exponencialmente, al igual que el asesinato brutal de más de 200 mujeres, sin estar exentas las niñas de nuestro país. De esta forma, en base a los datos de la plataforma digital Cultura Colectiva, el “Quédate en Casa” para las mujeres mexicanas, fue sinónimo de maltrato físico y emocional ejercido por sus agresores, violencia manifestada en los 600 feminicidios registrados en lo que va del año. De igual forma, con o sin pandemia, la violencia directa y estructural con base en el sistema patriarcal, también se ha manifestado en actos violentos contra la comunidad LGTBQ+, como lo dejó ver la desaparición y asesinato de la doctora transgénero Elizabeth Montaño hace unas semanas. Encontrar cuerpos mutilados o simplemente no encontrarlos, continúa siendo una realidad en nuestro país, que por más opacada que esté por el foco en la pandemia, no deja de ser visibilizada y denunciada por la sociedad mexicana.
Este confinamiento no solo impactó en la violencia directa hacia la mujer, sino también en términos económicos, ya que en un país donde el 27% del PIB corresponde al empleo informal, son las mujeres de los puestos de comida, de la venta de productos, de las fonditas y en general del sector informal, las más afectadas de esta crisis.
El Programa de Liderazgo Ignaciano Universitario Latinoamericano (PLIUL) es un proceso formativo que se da en 18 universidades jesuitas agrupadas en la Asociación de Universidades confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL). Se trata de una año formativo y experiencial con énfasis en la Espiritualidad Ignaciana y el análisis sociopolítico para repensar el liderazgo en nuestras comunidades.
La situación de desigualdad, pobreza y precarización del empleo en México, aún cuando existían antes de la pandemia, durante el desarrollo de esta ha sido más visible y se ha agravado. Los datos que nos ofrece el INEGI, respaldan la preocupación que surge por la posible pérdida de 12 millones de empleos, 11 millones de ellos en el sector informal. Esto se traduce en términos concretos, en que 12 millones de personas en México hoy en día no están obteniendo el sustento para que ellos y sus familias vivan dignamente.
En el mismo tenor, la pobreza podría estar pasando del 44% previo a la pandemia al 76.2% de la población luego de todo este período, de acuerdo con cifras que ha presentado la Universidad Iberoamericana en su segunda encuesta de “Encovid-19”. Estos efectos son producto de una desigualdad rampante, puesto que hay un selecto grupo de la población mexicana que sale en la lista de los multimillonarios del mundo, que pudo elegir hasta en qué casa o yate pasar la cuarentena y que ha diseñado políticas fiscales y gobiernos a su modo, que les mantengan sus privilegios.
Una desigualdad económica en México que se entrecruza con otros factores como la etnia o el lugar geográfico. Esto porque, por el racismo histórico en México, en la distribución del trabajo, las personas indígenas y afromexicanas se dedican en mayor medida a trabajos manuales e informales que son los más precarizados. Mientras que por el lugar geográfico las niñas, niños y jóvenes de zonas rurales se quedaron sin acceso a su derecho a la educación por el confinamiento, cuestión que fue diferentes para sus pares en la ciudad. Así como la desvalorización del trabajo campesino, a pesar de estar siendo quienes sostienen la vida de las personas en la ciudad.
En cuanto a lo medioambiental, no debemos ignorar el desempleo intencionado, derivado de las prioridades del gobierno mexicano, ya que el despido de empleados y el recorte presupuestal por decreto presidencial a instituciones como la CONAP y la CONABIO, reflejan que, dentro de las prioridades del gobierno mexicano no está la de salvar la economía de miles de familias que quedaron sin sustento; ni tampoco la protección al medio ambiente, una situación que brilla por su ausencia en la agenda del gobierno mexicano. Algo que preocupa son las pocas acciones o acciones sin verdadero efecto de fondo para el cuidado del medio ambiente, esta crisis nos ha hecho ver la importancia de conservarlo, reconociendo que la salud de las personas está estrechamente vinculada a la salud de los ecosistemas. Sin embargo, los intereses económicos que existen detrás del proyecto de un Tren Maya para el turismo en el sur de México, pesan más que los daños irreparables a los ecosistemas y la vida que estos albergan, que serán destruidos para su construcción y operación. Un proyecto de carácter extractivista cuya inversión podría ser utilizada para salvar la economía de miles de familias mexicanas, que con o sin pandemia continuará, al igual que la inversión en la refinería de Dos Bocas, proyecto que, igual que el anterior, priorizan el enriquecimiento de sus autores a costa de la degradación del medio ambiente.
Finalmente, pese al panorama poco prometedor, hay acciones que llenan de esperanza, son de gran importancia los movimientos sociales, en los cuales hay una fuerte presencia de estudiantes, para hacer visibles todas estas problemáticas, organizando la rabia de manera colectiva. En estos, el movimiento feminista sin duda lleva el liderazgo incluso en otras agendas, por lo cual, los hombres tienen mucho que reflexionar antes de solo salir a denostar las luchas feministas. Así mismo se hace urgente la necesidad de ir construyendo alianzas entre las distintas luchas para fortalecer las resistencias y exigencias.
El PLIUL ha sido un espacio de especial importancia para desahogar la indignación compartida que nos provoca el contexto de nuestro país, así como para encontrar medios para compartir y denunciar las injusticias, que la pandemia ha silenciado. En ese sentido, en el PLIUL hemos edificado el acompañamiento, la reflexión y construcción desde lo colectivo, donde la configuración de un mundo mejor se hace realidad en el compromiso genuino de jóvenes universitarios que, separados por una pandemia, permanecen unidos y trascienden fronteras, motivados por hacer de México y el mundo un lugar donde la dignidad se haga costumbre y las injusticias se inviertan para ser justas.
Las y los estudiantes del PLIUL tienen una interacción formal semanal de manera presencial que se virtualizó y prolongó durante el periodo de la contingencia para propiciar el acompañamiento en estos tiempos de múltiples retos personales, familiares y comunitarios. El PLIUL es un espacio, sobre todo, de encuentro entre personas con intereses afines, con ganas de cambiar al mundo y de adentrarse en el propio mundo interior. Experiencias intensivas como el Encuentro Regional y los Ejercicios Espirituales son los espacios en donde las y los participantes pueden conocerse de manera más profunda y tender puentes que duran más allá del año de formación y más allá del periodo universitario.